5/6/23

245. Ciclo perpetuo

    Me traen cierta calma de espíritu los días primerizos de junio. Tibios, de atardeceres cromáticos de intensidad decreciente. Debe ser porque anteceden al verano y a mí me gusta el verano. 

    Desde el balcón en el que estoy veo el gran hospital, contrastado en un horizonte de minio en la zona sudoeste de la ciudad. El sol, débil a estas horas, se multiplica por cientos en las cristaleras de las habitaciones blancas. Silenciosas receptoras de sufrimiento, llanto y negligencias veladas, que siembran de mentiras un camino prematuro al filo de la guadaña. Quizá por medios técnicos insuficientes; puede que por una titulación que acredita una valía inexistente.

    El monumento a la enfermedad, ese en el que la mayoría nacemos, seguirá donde siempre a nuestro regreso, y nos recibirá sin emoción alguna como los futuros huéspedes de paso que somos; como la antesala al cementerio que es. El sol perece entre la irritación de nubes tormentosas cada vez más próximas, y las primeras gotas, frescas de vida, llegan con el aullido del viento y el crepúsculo se colorea de gris y azul marino. 

     Al día siguiente, temprano, ese mismo rango cromático, ley fija inalterable, aparecerá invertido por el extremo opuesto del cielo, ahora ya oscuro, en ese ciclo perpetuo de mañanas que serán tardes para ser noches.

    Así por siempre mientras envejecemos y la muerte nos ronda.



29 comentarios:

  1. A mí no me gusta el calor. Lo odio. Y mi junio es el preludio del invierno. Claro, yo voy al revés del mundo o el mundo va en mi contra.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, depende del hemisferio en el que se viva, en uno es invierno y en otro verano, con ciertas variaciones en el rango cromático. Y luego, los países del círculo polar ártico y antártico, que tienen semestres diurnos y nocturnos...

      Eliminar
  2. Mañana, tarde y noche, las tres etapas del día y de la vida. Y en esa noche nuestra, me entristece más el hospital que el cementerio.

    Muy bellas tus descripciones del cielo.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, en el hospital se sufre y se llora. En el cementerio sólo se yace. Gracias, Ángeles.

      Eliminar
  3. Las negligencias a la orden del día, al igual que los médicos que ejercen una especialidad que no han cursado; y mientras todo eso ocurre, se disfruta de los amaneceres y atardeceres más hermosos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La Naturaleza nos brinda espectáculos gratis e insuperables, ¿verdad?

      Eliminar
  4. Bueno, yo si tengo que morirme que sea ahora para no vivir otro verano, lo siento. El calor me destroza y hasta me impide dormir. Por lo demás sí veo que nuestro final es ese que dices. Espero que si es largo nunca falten los buenos cuidados paliativos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jaja, no digas eso. Dentro de nada volveremos a la serenidad del otoño y al frío, o no tan frío, invierno. En cualquier caso, cuando acabemos en la antesala del cementerio, que nos asistan buenos profesionales.

      Eliminar
  5. Me ha gustado la descripción y lo que se lee entre las líneas... La muerte nos ronda pero sin prisa, nos da toda una vida para intentar escapar de ella. Demasiado esfuerzo en intentar huir, sería mejor intenta aceptarla, pero...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro por ello, Beasuéant. Mejor aceptarla por su incontestable certeza y no pensar demasiado en ella. O mejor nada. :)

      Eliminar
  6. Que esa calma de espíritu permanezca en ti ; ) En los hospitales hay llanto y dolor, negligencias y tb aciertos milagrosos, lágrimas de alegría y a pesar de todo y contra todo pornóstico, mucha, muchísima vida, entre otras cosas porque ahí, más que en ninguna otra parte, se lucha con uñas y dientes por ella.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. También, también, aunque llega un día que si entramos, cuando salimos es para ir a la colina de los cipreses.:)

      Eliminar
  7. Una muy buena reflexión, sobre los ciclos. Tiene su parte poética muy hermosa y la parte inquietante, donde nos recuerdas lo efímeros que somos y lo que nos espera. Me encantó.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Ana. Podemos recordar lo inevitable sin tener que pensar en ello, y centrarnos en vivir los ciclos.;)

      Eliminar
  8. Una noria la naturaleza y sus leyes sus ciclos. Un caminar irremediable al camposanto, el ser humano, pero por eso no se soslaye el carpe diem. Un abrazo. Carlos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola. El Carpe Diem siempre es una buena opción y no hay que soslayarlo.

      Eliminar
  9. Lástima que no llueva por allí. Las lloreras interiores sin difíciles de explicar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ha llovido, pero poco. Qué queda pues, reír o llorar. Usted elije.

      Eliminar
  10. Pensaré en este hospital poético que nos describes... la verdad es que no hay edificio donde se mezcle de manera caótica el dolor, la alegría, la esperanza, la tristeza... todo
    Yo sería incapaz de ir a trabajar todos los días a un lugar así. Admiro profundamente a quien lo hace.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esos edificios contienen una gran carga emocional. Los que trabajan en ellos son curtidos gestores de la misma, sí.:)

      Eliminar
  11. Lo dejaremos pasar, no podemos hacer otra cosa. Bueno, sí, podemos intentar hacerlo lo más entretenido posible.

    Besos.

    ResponderEliminar
  12. Sólo diré que me encantó este texto de principio a fin.
    ¿Empatía le llaman? :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es posible. En todo caso me encanta que te encante. Gracias.:)

      Eliminar
  13. Sí, sí que tienes poesía y hasta creo que es involuntaria. Esta música en particular me hace sentir lo patético del hospital, aunque en verdad deseo que lo que te haya hecho visitarlo pase pronto. Es verdad que la muerte siempre acecha, y saberlo hace paladear más cada instante.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las entradas tienen que salir tal y como llegan, lleven el registro que lleven. En lo que se refiere al hospital, no tenía que visitarlo, pero ese día estaba cerca de él desde un balcón, y la inspiración llegó. Así que nada de qué preocuparse. Gracias, Maty.:)

      Eliminar
  14. Los hospitales pueden ser lugares de inquietud y dolor, y no queremos verlos ni de lejos por todo lo pueda haber asociado a ellos. Aunque lo suavizas con los detalles que rodean el edificio, palpita el padecer que conlleva solo el hecho de contemplarlo.
    Y es que para mi hablar de un hospital es hablar de aceptación en muchos casos. Hablar de que a veces no podemos hacer nada para cambiar la vida de otros y que intentarlo no ha servido de mucho. A muchos nos ha pasado que hicimos lo que pudimos y no dábamos para más. Tratar de aceptar que la vida no tiene un manual y que nos enteramos sobre la marcha, pienso que es la única forma de superar todo lo que cargamos a nuestras espaldas.

    Besos y un abrazo muy grande!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias e igualmente. Y que tardemos mucho en pasar por allí.:)

      Eliminar

RAJA LO QUE QUIERAS

Esparce el mensaje, comparte las entradas, contamina la red.