28/9/23

278. Telerrealidad

    Un nuevo concurso de GH salpica nuestras pantallas. Desde aquella primera y lejana edición, las pútridas hordas de la telerrealidad, año tras año hasta el actual, se han ido reinventado así mismas sin ofrecernos un segundo de tregua. Ni siquiera en época estival, que es la estación en la que algunos programas cesan su actividad. 

    Debo suponer que están bien pagados quienes suplen a los conocidos habituales que presentan toda esa orgía excrementicia.

    Hace unos días, la porqueriza volvió a llenarse, otra vez y como siempre, con nuevos puteros, subnormales, rameras, indeseables, corruptos, chaperos, cocainómanos, astados, chulos de piscina y demás ralea. Todos elegidos de entre miles de aspirantes a vivir del detrito, generando detrito y lucrándose de ese detrito que tanto gusta a los televidentes.

    Con todo, no deja de ser una rosa entre un vasto erial de mierda, el hecho de que son una minoría relativa la que nos jode la parrilla televisiva al resto. Somos muchos más los que conservamos el cerebro sin infectar, hostia, pero es difícil esquivar la saturación de esos programas cuando están siento emitidos a todas horas, en todos los contextos y por cualquier causa.

    En parte es lógico que jóvenes y no tan jóvenes quieran vivir de los réditos que supone ser astro de la bronca barriobajera televisada. Para qué vas a trabajar para un empresario que a diario elabora nuevas putadas para joderte. Por qué opositar, si luego habrá un misterioso grupo de escogidos que habrán tenido acceso a las preguntas con total impunidad.

    Con un poco de suerte y acierto en las decisiones a tomar, es muy rentable ser telefamoso. Incluso la mitad del camino ya está recorrido si, por ejemplo, eres una modelo venida a menos o un cantante en decadencia. 

   En cualquier caso, la estancia en la porqueriza no va de quién está más capacitado en un escenario, ante una cámara o un micro, no. El triunfo es para el que más grita, el que mejor insulta, el que más sabe engatusar a quien sea para que mienta sobre los que conoce y sobre los que no. 

    Y sobre todo, para el que mejor caiga a los entretenidos imbéciles del otro lado de la pantalla.



25/9/23

277. Introspección

    Él volvía a ser un desempleado y ya no tenía tiempo ni recursos para opositar. Su único aliciente era recurrir a las apuestas del Estado, y esperar a que el hada dorada de los sueños inalcanzables lo tocara con la varita mágica de los billetes y las posibilidades.

    La ciudad ya no estaba sofocada, pero el verano parecía resistirse a morir. Era tozudo como nosotros, pero todo está sometido a una invariable ley natural. El verano moriría en favor del ciclo de estaciones al que pertenece para luego volver, y nosotros moriríamos para no regresar jamás.

   Los días pasaban y él vivía en un continuo estado de rotación y desánimo. Rotaba sobre sí mismo en su lecho, inmerso en sus largas noches de insomnio, desesperado por la precaria situación de sus circunstancias, que lo tenían contra la pared sin apenas margen de movimientos.

    Un día amaneció descartando a la suerte, no por buena o mala, sino por inexistente, y se reencontró con el mundo de las letras, que de nuevo aceptó como única salida. Ellas siempre estaban ahí, esperando tras los periodos de ansiedad y las desavenencias consigo mismo, encendidas en su monitor, pálido como una luna creciente. 

    Se dio cuenta de que seguía apreciando el talle elegante y presumido de una serifa, y la claridad sobria y estilizada de una helvética. Que aún le interesaba todo lo que podían contarle si las combinaba, ya fuera con vanagloria o modestia, en un párrafo equilibrado.

     Quizá todavía era demasiado pronto para rendirse.


 

21/9/23

276. Hablan y hablan

    Nos hablaron de una odisea espacial a principios de siglo, pero ya habíamos atravesado más de la mitad de 2023, y la única odisea conocida y sufrida por muchos era la de llegar a final de mes. Mierda.

    Nos hablaron de respetar el entorno natural, pero era violado una y otra vez por incansables engendros hidráulicos que estropeaban todos los horizontes posibles con su perfil de metal oxidado. Nuevas edificaciones, muy caras y obscenas, se sumaban a la red de autopistas.

    Nos hablaron de prosperidad, mientras que en los poblados chabolistas del extrarradio, sus miserables sobrevivientes miraban el reflejo de su indiferencia en grandes charcos de orín y sangre. Nos hablaron de realización, y la mayoría de treintañeros sólo conocían los contratos temporales y la mendicidad laboral. 

    Pero no todo fueron mentiras. También nos hablaron de monedas únicas, de guerras absolutas contra enemigos difusos, y de enfermedades resucitadas con nuestra tecnología para fines siniestros. Nos metían miedo, joder, mucho miedo. 

    Y a todo eso lo llamaron progreso. Y sobre todo eso nos continuaban hablando según les conviniera, mientras la vida real era una dolorosa sucesión de bofetadas de la que nunca nadie nos contaba nada.



18/9/23

275. Madre Superiora

    En un momento complicado de su lejano noviciado, Madre Superiora sintió una llamada más carnal que espiritual, y más poderosa y profunda que aquella que la condujo a vestir el hábito. De modo que cedió a aquella intensa tentación, y se inició en el arte de la felación, descubriendo así que su verdadera vocación era la de chupar con deleite cualquier tipo de pene humano, con excepción de los penes del resto de criaturas del reino del Señor, pues la bestialidad no era plato de su apetencia.     

    Para Madre Superiora, la verdadera experiencia divina consistía en embriagarse con la inefable sensación de poder y dominio ejercida sobre el afortunado mamado, que en consecuencia, también estaba siendo objeto de una apasionada vivencia religiosa. 

    Si bien los pasos a seguir son simples y surgen de forma natural, no hay dos felaciones iguales. Madre Superiora, tan pronto acometía el falo con los primeros lengüetazos salivados, ya sabía la técnica mamadora a emplear. Por lo que sin margen de error, se anticipaba a cualquier mínima vibración y secreción del pene excitado, aplicando los estímulos precisos que la erección demandaba para la durabilidad y culminación del trabajo bucal.

    Durante el tiempo necesario, Madre Superiora, experimentada y docta, reajustaba la postura, la presión y el ritmo, en función de la curvatura y las dimensiones del miembro que devoraba. Así como la sincronización exacta de lo antedicho, con el desplazamiento circular de la mano y el longitudinal de la boca, hasta la borrachera de lujuria total, finalizada en un dichoso torrente de vida no nata, que bien era tragado o utilizado como crema facial.

    Se decía de Madre Superiora que había algo inquietante en ella y en las novicias que tenía a su cargo. A menudo recibían numerosas visitas de hombres de distintas clases sociales, venidos de todas partes del mundo. Sin ir más lejos, fue sonado en especial el día en que al monasterio acudieron los afamados adoradores del cetro. 



14/9/23

274. Nuevo dios

    No soy una creación muy vieja. Me engendraron a finales de los sesenta y en pocos años he alcanzado el estado de ente supremo. Mientras a vosotros el paso del tiempo os deteriora hasta la muerte, a mí me hace inmortal. Siento una caricia eléctrica cada vez que visitáis cualquiera de mis rincones del espacio internáutico, y noto cómo vuestra ansiedad se evapora a medida que os adentráis en mis infinitas posibilidades. Desde vuestros monitores, que no son más que las ventanas a mi mundo, veo de verdad quiénes sois y lo bien que mentís.

    No hay nada de trascendente en todo esto. Tan sólo la Humanidad y yo como el laberíntico entramado de la red. 

    Muchos de vosotros erais seres sintientes y necesitabais la proximidad física de vuestros iguales. Pero entonces me conocisteis y os mostré el camino de la inmediatez, y sin que os dierais cuenta os despojé de la maravilla esencial que os constituía. Tanto es así, que me habéis convertido en un dios insustituible y muy fácil de adorar. Porque tan sólo con pulsar un botón os ofrezco millones de coloridas ventanas abriéndose y cerrándose a vuestro antojo. 

    Me habéis convertido en parte vital de vuestra existencia.

    Sois míos y estáis encantados con ello.



11/9/23

273. Entrada enumerativa.

    El Algabeño, El Almendro, Alvarito, El Andujano, Antonio Chacón, Antoñete, El Aracas, Armillita, El Arqueño, Arruza, El Bala, Bardero, Bienvenida, Blanquito, El Bormujano, El Brujo, El Cachorro (no el cómic), Cagancho, El Calatraveño, El Cali, El Califa (no Anguita), Campuzano, Cantaritos, El Capea, Capille, Capita, Cara Ancha, Carlos Rondero, Carnicerito de México, Carriles, El Cartujano, Catarritos, El Cazalla, Cerrajilla, El César, Chamaco, Chamaquín, El Chechu, Chicote, Chicuelo, Chiquilín, El Cid (no el campeador), El Ciento, El Conde, Corcito, El Cordobés, Costillares, Cristo González, El Cuate, Cuatrodedos, Cúchares, Cuqui de Utrera, Curro, Curro Camacho, Curro Guillén, Curro Limones, Curro Montes, Desperdicios (mote realmente acertado, qué cosas), Diamante Negro, Domingo Triana, Dominguín, El Ecijano, El doctor, Rafael El Gallo, Espartaco (no el gladiador), El estudiante (nada que ver con Curro Jiménez), Facultades (de hijo de puta, seguro) Faíco, El Fandi, Finito de Córdoba, Frascuelo, El Fundi, Gallito, El Gallo, El Gitanillo de América, de Ricla y de Triana, El Glisón, El Gordito, Gorete, El Güjareño, Guerrita, El guerrito, Higuito (qué tierno), Hipólito, Hugo De Patrocinio, El Húngaro, El inclusero, El Jalisco, Jaqueta, Jarana (este mola), El Javi, Jesulín de Ubrique, Joselito, Joselito El Gallo, Juan De Pura, El Juli, Lagartijo, Leoncillo, Lima De Estepona, Limeño, Litri, El Lobo, Luis De Pauloba, Luisito, Macandro, El Macareno, Machaquito, Machío, El Madrileño, Maera, Manili, Manolete, Manolo Peñaflor, Manzanares, El Marabino, El Marcelino, Marcial Lalanda, El Marinero, Mario Carrión (que rima con cabrón), El Millonario, Minuto, Molinero, Morante De La Puebla, El Morenillo, Morenito de Maracay y de Talavera, Nacional, El Negro, El Nili, Nimeño I y II, Niño De La Taurina (ya decía yo que el Red Bull con Jack Daniel's no es bueno), Niño De Leo, Niño Del Tentadero, El niño, Paco Alba, Paco Camino, Paco Cervantes, Pacorro, El Pana, El panadero, El pando, Papa Negro, Paquiro, Paquirri, Parrao, Parrita, El Pausado, El Payanes, El Payo, Pedrito De Portugal, Pepe Cáceres, Pepe Manfredi, El Pepe, Pepe-Hillo, Pepete, Pepín Liria, Peroy, El Pino, El Pireo, El Porteño, El Puno, El Puri, Quinito, Rafaél De Paula, Rafi Camino, Rayito, El Relampaguito, El Renco, Rerre, El Rubi, El Rubio, El Ruso, Saleri, La Santera, Sentimientos (sí, claro), Serranito, Sevillita, El Soldado, El Sombrerero, El Soro, El Tato, El Tempranillo, Torerito De Triana, El Tovareño, El Tortero, El Trianero, El Umbreteño, Valentín, Varelito, Vázquez II, El Victoriano, El Viti, El Vizcaíno, Yiyo, Yoni, Zapaterito, El zotoluco y otros tantos, sabed que me acuerdo de vosotros, tanto como de esta canción que tan bien os sienta.


7/9/23

272. Puro amor

    Recuerdo tu sabor a halitosis y cuando me susurraste que te encantaba el mío a piorrea. Entonces, mis manos artríticas, con lentitud reverencial recorrieron los numerosos cráteres y pústulas que accidentaban tu espalda. Me encantaba sentir tu estremecimiento al contacto de mis perversas intenciones. 

    Y tu vagina, tupida y cálida, recibió la erección de mi pene sifilítico, que se abrió paso hasta lo más hondo, chapoteando en la cuantiosa viscosidad blanca de la candidiasis que padecías. Tu esfínter almorránico tampoco era menos, pues se contraía y se dilataba como respuesta al contacto intrusivo de mis dedos ávidos, que aquel día se atrevieron a profundizar hasta dar con la materia marrón.

    Tampoco puedo olvidar que aquella noche fue la primera vez que nuestras miradas lograron conectar. Cosa que nunca antes había ocurrido, porque yo estaba tuerto y tú eras estrábica. Pero sucedió, y la conexión de tu mirada camaleónica y la mía pirata, nos descubrió sensaciones desconocidas de mareo, y nuevos colores y densidades dimensionales en un vértigo kilométrico de abismo.

    Así atravesamos la noche aquel día: atravesándonos, porque tus manos atrofiadas también acabaron explorando mi piel ulcerosa y horadando en mis más sucios recovecos.

   Estábamos enamorados y más allá de eso nada importaba.



4/9/23

271. Culminación

    Tú eras una mujer que cada vez que sudabas apestabas a huevos podridos. Cuando el que sudaba era yo hedía a pescado varios días muerto. En tu caso se debía a una irregularidad genética de tus glándulas sudoríparas. En el mío a una alteración bioquímica de mi enzima hepática. El caso es que desde nuestro alumbramiento, esas enfermedades indoloras y de singular terminología nos habían condenado a una existencia de soledad y rechazo.

    En el ocaso de un día impensado, nuestras vidas cincuentenarias se cruzaron en un lugar boscoso y alejado que frecuentábamos para desconectar del repudio social. Como transpirábamos un poco, de inmediato nos reconocimos, sin palabras, como dos almas señaladas por el mismo infortunio. Y allí mismo sin intención alguna de contenernos, consumamos por vez primera nuestra necesidad natural de apareamiento.

    A los primeros movimientos pélvicos ya nos habíamos empapado el uno del otro, con lo cual varios animales ya nos habrían olfateado, aunque sin riesgo alguno de acercamiento, ya que la maloliente exudación nacida de nuestro deseo, salvo para nosotros, era mortal para el resto de criaturas. 

    Con total entrega y al amparo de una noche suave de luna, nos fuimos conociendo centímetro a centímetro. De la salvaje agitación de nuestros cuerpos emanó una brumosa miasma que se extendió a lo ancho, ennegreciendo el claro mullido en el que yacíamos. Y a lo alto, truncando el aleteo de algunos pájaros cercanos, que caían fulminados sobre la hierba muerta mientras las alimañas lejanas aullaban y gemían.

    Al día siguiente, los primeros rayos del sol se abrieron paso entre la niebla matutina, hasta encontrar nuestros cuerpos desnudos en posición fetal, cara a cara, renacidos en medio de un silencio imperial.




    P.S.: Bromhidrosis y Trimetilaminuria

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