14/3/24

323. Vertebrados e invertebrados

    Llegasteis un día cualquiera con sonrisas y promesas. Ni os llamamos ni os esperábamos, pero de todas formas disteis con nosotros. Con vuestro discurso conseguisteis que creyéramos que erais tigres de Bengala, cisnes, delfines, peces mandarines, mariposas, pavos reales, caballos frisones e incluso unicornios. 

    Pero como que la cabra siempre tira al monte, no me acabasteis de convencer y os seguí hasta vuestra guarida para espiaros por el ojo de la cerradura. Y vi que en realidad erais sabandijas, babosas, garrapatas, escarabajos, escolopendras, sanguijuelas y cucarachas. Y no sonreíais sino que os carcajeabais, quién sabe si de nosotros. 

    Así que desandé mis pasos dispuesto a alertar a los crédulos y engañados de mi entorno. Cuando les expliqué lo que había visto, no solo no me creyeron, sino que me tacharon de mentiroso. La verdad es que hicisteis un buen trabajo con ellos, y eso hizo que me diera cuenta de que estaba rodeado de asnos, burros y acémilas.

    De modo que regresé al monte para preservar mi salud mental.



    P.S.: Por razones obvias, pido perdón sincero y profundo a todo el reino animal en toda su variedad y extensión.

11/3/24

322. Hasta que el cuerpo aguante

    Dada mi amistad con el abuelo Ursucino, he conseguido un pase para entrar en una discoteca en la que hombres y mujeres de la tercera edad bailan semidesnudos dentro de una jaula. Me alarma un poco el hecho de que no lleven pañales, pero las momias vivientes que regentan la discoteca me dicen que el suelo tiene una gran capacidad de drenaje. 

    Los hipnotizantes movimientos de los boys y gogós son lentos y erráticos, y unidos a los de la clientela originan un simposio atemporal de decrepitud sin complejos. Pero se mueven, al fin y al cabo. De hecho, en las tarjetas de invitación de la disco reza el lema: "Discoteca El Desguace. La edad es solo una cifra". 

    Para ratificarlo, basta con asomarse a la gran pista de baile, la cual es una aglomeración exánime de sillas de ruedas y andadores —manuales y eléctricos— que circulan al ralentí, y de anatomías ajadas que deambulan como almas a la deriva merced a las muletas y al porta suero. 

    Pero cuando el pinchadiscos conocido como Tata Matusalén, pues ya era viejo cuando armaban los cimientos de la discoteca, obra su magia mediante los ritmos de Nino Bravo y Demis Roussos, todo el conjunto resucita y se desata el caos. Sillas y andadores chocan y giran entre sí enloquecidos, y los de a pie exclaman balbuceos incomprensibles mientras agitan en alto sus muletas y porta sueros cual lanzas en un rito iniciático. 

    Cuando cesa el subidón hay que mirar muy bien por dónde se pisa, pues el suelo queda sembrado de cuerpos dolientes, sillas y andadores volcados, dentaduras postizas desprendidas, pastilleros abiertos con su contenido multicolor desparramado, prótesis desatornilladas y catéteres desclavados.

    Como es natural, varios de ellos regresan a la residencia peor de como salieron, o no regresan. Cualquiera diría que se lo pasan de muerte. Y eso que la eficacia de los desfibriladores de la disco está más que probada.

    En cualquier caso, entre los supervivientes, por aquello de aprovechar el poco tiempo que les queda, se crean amistades y vínculos sexuales, por lo que no faltan los dispensadores de condones, Viagra y lubricantes para la sequedad vaginal. 

   Qué callado se lo tenía el abuelo Ursucino, el muy ladino. 



7/3/24

321. Y te vas

    Amigos y amigas, para alegría de muchos, indiferencia de unos y tristeza de pocos, la desquiciada musa del exceso me ha dicho que se va. ¿Sera verdad? ¿Será mentira? Con toda probabilidad lo segundo. Miami tiembla ante el hecho, el periódico en el que trabaja se tambalea y la blogosfera se queda coja. 

    En cualquier caso, despidámosla como merece, pues nuevas y excitantes aventuras la aguardan a bordo de su Lexus.




4/3/24

320. Teletienda

    Asómese a nuestro nuevo canal de teletienda. Si busca algo, cualquier cosa, nosotros lo tenemos. Precios asequibles para cualquier bolsillo. Incluso para el agujereado ¿Qué necesita?  En nuestro nuevo canal de teletienda no solo lo encontrará, sino que probamos en nuestra propia carne la eficacia del producto que le interesa. Estamos siempre a su disposición todos los días del año a las horas más intempestivas. Así que ya lo sabe: asómese a nuestro nuevo canal de teletienda, sobreviva al visionado y de paso recupere la fe en la Humanidad.



29/2/24

319. Señales

    Señales, joder, señales. Basta con verlas y saber interpretarlas; casi nada. A veces la ceguera no es vivir a oscuras o entre sombras, sino mirar sin ver por mucho que alcance la vista. Posamos la mirada en direcciones incorrectas dispuestos a transitar por caminos que no conducen a ninguna parte. Quién sabe si en pos de un anhelo, capricho o impulso irrefrenables que se adueñan de nuestra razón y que creemos necesitar.

    Quién sabe nada de nadie a fin de cuentas. Nos movemos por emociones y con ellas movemos el mundo, aun a riesgo de quedarnos sin ellas por puro desgaste y sin percatarnos. ¿Acaso hay otro modo? 

    Una de esas señales ha bastado para colocarme en la perspectiva que tanta falta me hacía. Ha llegado a mí en el momento de mayor incertidumbre e inmovilismo. Justo cuando más necesitaba salir de una asfixiante encrucijada de sentimientos ambivalentes en la que llevaba demasiado tiempo. Me sorprende que haya sido tan fácil. Sin provocarlo, por si solo. 

    Puta vida de ensayo y error.



26/2/24

318. Sobredimensionar

    Cantaban Reincidentes «Mil muertos en Asia en incidente racial. ¡Dos picolos menos: masacre!».

    Pues eso: raseros y varas de medir.


19/2/24

317. Noche agitada

    Estos tiempos son duros y convulsos. Mala hierba nunca muere y las buenas personas engrosan la cifra de los hospedados en el cementerio. Aquellas que enriquecen la vida y hacen que el mundo sea mejor. Pero otro tipo ha tomado el relevo y ha ocupado el vacío dejado por una de ellas, por lo que podemos estar contentos y agradecidos.

   Dicho de otro modo, las pastillas de Matrix dejaron de molar hace tiempo, pero ahora tenemos las que ofrece un misterioso encapuchado que transita por los peores lugares de la ciudad. Michael Myers murió y Cara de Cuero ha envejecido, pero tenemos a nuestro amigable vecino Chuck. Un buen ciudadano invisible a ojos de los demás, siempre en busca de nuevas sensaciones y dispuesto a probar sustancias desconocidas. 

    No podía ser de otra manera y Chuck no defrauda.

    Así que ¡a por ellos, Chuck, a por ellos! ¡Diviértete y mátalos a todos!



8/2/24

316. Pareidolia

    El ogro jodió bien al almirante. Bueno, al almirante y a otros dos: al chófer y al escolta. En fin, daños colaterales, que dicen. Fue un gran día aquel en el que el almirante iba en coche y de improviso se hizo la destrucción, y el coche despegó en vertical dirección al espacio abierto. 

    Aquello fue el final de su carrera y muchos se quedaron blancos de la impresión. Para redondear la envergadura de aquel hecho, los que dieron de comer al ogro no llegaron a ser juzgados y encima se beneficiaron de la amnistía de 1977. 

    Ay, esa palabra que eriza la piel y provoca sarpullidos.

    Hoy me ha dado por mirar la línea del horizonte, lejana e hipnotizante, y me he recreado en la contemplación del perezoso desplazamiento horizontal de un frente nuboso, blanco y bello, rojizo en sus contornos. Me abstraje del mundo, de sus tumores y estúpidos habitantes, y al cabo de pocos minutos llegaron las pareidolias como hacen siempre, sin pedir permiso y en silencio.

    Y entonces la vi, sí. 

    Una mágica creación de la Madre Naturaleza. Una nube magnífica que era exacta a un Dodge 3.700 GT. Contuve la respiración ante aquella maravilla algodonosa, y no pude más que constatar que las nubes no huelen a nada pero hay en ellas un misterio connatural.

    Vuela alto, Luisito, vuela.



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