La Pepi y la Jeny son como el Gordo y el Flaco, pero no por la fama ni porque hagan reír. Bueno, a veces sí que hacen reír, pero no con la genialidad de Stan y Oliver. Aunque creo que lo de ellas, en la vertiente cómica, también es innato.
Hasta donde yo sé y he visto, la Pepi y la Jeny viven separadas, pero todo lo hacen juntas. Es decir: casi todo lo que pueden llegar a hacer juntas dos personas que son amigas, a excepción del sexo y la defecación. Porque si tienen sexo entre ellas y defecan juntas, ya no son amigas, sino otra cosa o algo más. Y que nadie me pregunte qué, porque no tengo ni puta idea.
Por supuesto, tales necesidades biológicas e irrenunciables, ni me incumben ni me interesan cuando van más allá de mí mismo. Que cada cual se acueste con quien quiera y cague en soledad o en compañía. Pero a las cosas por su nombre, aunque yo desconozca, por ejemplo, cómo se llaman ellas dos.
La Pepi y la Jeny visten con su propio estilo. Ahora que estamos a mediados de junio, se colocan la visera de la gorra en la nuca, y así lucen las enormes gafas de sol con las que se cubren más de la mitad de la cara. No son menos las camisetas de Dragon Ball que llevan, más holgadas que las de cualquier rapero. Aunque realzan sus figuras cincuentenarias cuando son estrechadas por la cintura gracias a las abultadas mariconeras que usan.
Todo lo anterior, conjuntado con unas coloridas mallas pirata, rematadas, a su vez, por unas sandalias de marca indeterminada y que ya no se fabrican, creo que desde 1989. Pero dejan entrever, con nitidez, unas uñas pintadas cual teclas de piano. Encima, cuando irrumpen en el súper con los bastones de senderismo sobre el hombro, como si fueran fusiles de asalto, es lo más.
La Pepi y la Jeny, en sus años mozos, ¿quizá fueron dos reputadas chonis poligoneras? Y qué si lo fueron. La Pepi y la Jeny son auténticas, porque a la autenticidad de verdad se la suda nuestra opinión. Por eso me caen bien, a pesar de que anteayer me dijeran que las camisetas que suelo llevar (como la de Exhumed que llevaba ese día) son muy feas y no hay quien las entienda.
Creo que ante ellas deberías llevar camisetas de Arlequín y Joker, siniestras pero elegantes, y riñonera fosforito. Las cautivarías
ResponderEliminarTengo un traje de polichinela que una vez... Bueno, eso sería otra entrada. :D
EliminarCuidadito con las poligoneras coloridas que como te descuides te cambian el look metal, jajajaja....
ResponderEliminarLas veo capaces de intentarlo. Creo que de atrevimiento van tan sobradas. :)
EliminarHola, Cabrónidas, dos personajes de nuestra España profunda o sin profundizar, da igual, personajes que bien merecen una entrada en un blog como una peli de Almodóvar. Dales recuerdos cuando te las cruces otra vez, jeje.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Hola, Merche. Y son más de lo que nos pensamos... :)
EliminarPuedes sacar a una choni del polígono, pero jamás lograrás sacar el polígono de la choni ;)
ResponderEliminarY tanto. Cuando el polígono está en ti, es para toda la vida, pase lo que te pase. :))
EliminarCabronas no sé cuánto me he perdido por no saber de ellas, pero por lo que nos refieres tienen autencidad y humor y eso me gusta. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarHola, Carlos. Cuan variada es la viña del Gran Arquitecto, ¿verdad? :)
EliminarTuve que buscar qué era eso de choni jejeje. Bueno, los y las hay en todos lados y como dices, si son auténticas, pues qué bien. Eso sí, que no critiquen tus camisetas... Saludos.
ResponderEliminarHola, Ana. Supongo que en esa crítica a mis camisetas también reside su autenticidad. :)
EliminarA mí si son auténticas, de las de verdad, ya me han ganado. Un abrazo!
ResponderEliminarYo creo que lo son, y mucho más que otras personas que entran muy fácil por el ojo. Otro para ti.:)
EliminarAl principio pensé que hablabas de unas chonis jovencicas jejeje
ResponderEliminarNo, no. Estas deben ser de las primeras, cuando el término era nuevo. :)
EliminarHace no tanto hubo una Jeny en mi vida. Le faltaba la gorra del revés, lo demás era clavado a como lo describes. Inolvidable. “¿No te preocupa que te vean conmigo?, le preguntaba yo. “En absoluto”, contestaba, “nadie puede creer que me haya enrollado con un tipo tan vulgar” :). De lo mejorcito que ha pasado por mi vida.
ResponderEliminarJa, ja, ja, es una contestación imposible de contrarrestar. Dejan huella, eso sin duda.
EliminarBuenas Cabrónidas!!
ResponderEliminarHay tantas cosas ya que no sabemos (ni podemos) nombrar porque no entendemos ni que demonios son ni ganas que tenemos de investigar. Aunque me juego el cuello a que tiene nombre.
Me encantan las chonis poligoneras, (un poco de lejos eso si), pero esa buena filosofía de ir a lo fuenteovejuna no está nada mal. Ya lo de los looks y esas uñas que rayan el cristal lo dejamos como inconveniente de la natualeza y sobre todo ese amor desmesurado que le tienen al reguetón, al perreo y a todas sus variantes.
Pues mira, no se puede ser perfectos en esta vida (ni en todas) no?
Saludos chonis!! Y eesssooo!!
Hola, finil. El mundo de la moda nunca podrá doblegar la autenticidad de las chonis. Ellas siempre nos recordarán que están un paso por delante; lo que no sé bien de qué. Pero qué más da. :))
EliminarHola!
ResponderEliminarYo también me imaginaba unas jovenzuelas, creo que por Jeny. Luego recordé que en mi colegio había una Jeny (un poco choni también) que ahora debe rondar los cincuenta y todo encajó. :D
Un abrazo.
Hola, Dorotea. Sí, sí, están a la mitad de la cincuentena, más o menos. :)
Eliminar