En 2008 se inauguró un centro penitenciario ubicado a cinco kilómetros y medio de donde vivo. Cuando tan solo era un proyecto, recuerdo que las masas ciudadanas de los alrededores manifestaron su disconformidad al respecto. A mí me la sudaba bastante. Quizá en parte porque he tenido a un familiar cumpliendo condena y no es una tragedia abrumadora. O sí.
Muchas personas de mi entorno y más allá empezaron a elucubrar, con o sin acierto, sobre todo lo que envuelve al oscuro mundo carcelario. El cual queremos bien lejos, puesto que choca con la supuesta normalidad del nuestro, pero que, a poco que nos fijemos, propicia igual o superior rechazo.
Y las gentes de bien y las que no lo son, aunque nunca cruzarán la línea roja, se volvieron paranoicas, e imaginaron que el bienestar de sus vidas y la inocencia de sus retoños estarían amenazados por presidiarios sanguinarios y psicópatas que en cualquier momento podrían burlar la seguridad de su encierro.
Esas personas integradas y obedientes muy pronto olvidaron que la persona que puede cambiar tu vida a peor, o acabar con ella directamente, también puede ser el amable vecino como la risueña vecina que cada año te desea feliz Navidad. Nadie escapa de perder la cordura en un momento dado si se activan los resortes adecuados.
Pero llegó un día en que el centro penitenciario se hizo realidad. Y la primera vez que abrió sus puertas no fue para recibir a los malos y a los que nadie quiere cerca, sino para los que tuvieran a bien ir a visitarlo. Y resultaron ser legión, os lo aseguro. No estuvo nada mal para un sitio que nadie quería ni en sus peores pesadillas.
Einstein tenía razón, sin duda.
Estamos llenos de prejuicios. Nadie quiere compartir territorio con los "supuestos" malos, ni con los desheredados de la tierra, nos creemos mejores , la mayoría de las veces sin serlo, es más , casi nadie cree en la reinserción, para la mayoría, a los delincuentes había q encerrarlos bajo siete candados y tirar la llave ..pero tienes razón, ninguno estamos libres de terminar ahí...es verdad q unos , acumulan más papeletas q otros , pero un cruce de cables, una locura transitoria o una idea estúpida q se te cruza por la cabeza y al trullo, a recibir visitas ; ) Un abrazo mientras no nos encierran...
ResponderEliminarLa cárcel, el trullo, el talego, nadie quisiera atravesar sus muros ni para ir de visita.
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