2/12/24

399. Perspectivas navideñas

    Como cada primeros de diciembre, ya estábamos recibiendo el consabido estímulo lumínico-visual navideño. En algunas ciudades había empezado con dos o tres días de antelación, quién sabe si porque andamos algo despistados, o demasiado imbuidos de algún desastre natural, cercano y reciente, y eso no puede ser, puesto que la Navidad necesita de toda nuestra atención.

    Quién sabe, quién sabe. Puede que solo se trate de demostrar quién, de ciertos alcaldes, es el que la tiene más larga.   

    Por añadidura, el calculado y primigenio engranaje que rige nuestras vidas, queramos o no, con todos lo numerosos y variados instrumentos de los que dispone, vuelve a dictarnos cómo tenemos que proceder y sentir. El loco, por ejemplo, ya ha planeado cómo hacerse con el próximo cuerpo que habrá de vestir el traje de Papá Noel para adornar el balcón. 

    Por su parte, Demenciano ya ha hecho acopio de cuantiosos litros de absenta con los que permanecer en una zozobra calculada hasta el día 7 de enero, a ritmo de black metal para paliar los efectos desquiciantes de los villancicos. Por supuesto, no por ello va a desaprovechar las sugerentes ofertas carnales de los prostíbulos en los que es socio honorífico, pues tiene una reputación que cuidar. 

    Por otro lado, Crisógono, que aún vive con su madre cuya voracidad no ha disminuido, sino que ha aumentado a la par que su cuerpo, sabe que durante toda la duración de las fiestas navideñas, y más que en ningún otro periodo del año, va a tener que realizar incontables viajes al contenedor de la basura para evitar morir ahogados en ella.

    Los basureros ya están temblando.

    Respecto a Petronila, tiene todo su arsenal masturbatorio, el antiguo y el más avanzado, en perfecto estado de disposición y funcionamiento. Su intención es orgasmar hasta el final de las fiestas de forma imaginativa, extrema e innovadora, tantas veces como su libido se lo exija, pues ella es de las que defienden que un hombre y su pene son lo último que necesita una mujer para sentir placer sexual.

    En cuanto a mí, me armaré de valor e intentaré superar estas fiestas como pueda. Si el loco, como otras veces en el pasado me pide ayuda para llevar a cabo su plan, sin duda se la ofreceré. Después de la cena de Nochebuena, supongo que me pasaré por casa de Demenciano para saludarlo y darle a la absenta. Luego visitaremos a Crisógono para compartirla con él, ayudarlo a tirar la basura y, si no acabamos demasiado ebrios, rescatarlo de su madre. 

    A fin de cuentas, hay que cuidar de los amigos y estar ahí para cuando nos necesiten. 


     

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