Ya es diciembre en la ciudad. Por ella repta un humo azulado que se cuela por todas las rendijas hasta llegar a nuestras entrañas con un leve hedor a podrido. Quizá provenga de las fogatas de los arrabales. Entorno a ellas se congregan, encogidos, los habitantes de las chabolas para contrarrestar la mordida del frío.
En la ciudad también hay trenes de cercanías que circulan vacíos en la hora de las brujas. Atascos donde cientos de monstruos de hierro aúllan de ira y nos escupen su aliento mortal. Y semáforos en rojo que iluminan el rostro inanimado de los olvidados, porque aunque no los veamos también figuran en este escenario moribundo.
Tampoco crecen flores en la ciudad, porque sus cimientos se pudrieron de tanta frustración que se arrastra por las alcantarillas. Tan sólo miedo susurrando en los parques y aceras salpicadas de sangre a plena luz del día. Y disparos y alaridos a medianoche que nos recuerdan que no existe lugar seguro.
Pero tenemos tecnología, torres de telefonía móvil y alta tensión. Y cementerios, sanatorios y hospitales donde los cuerdos y los locos nos encontramos, porque todos tenemos algo que perder. Porque sólo cuando el colapso es absoluto se percibe la ausencia de todo.
En fin, que no me he ido de puente.
Jajajajaja. La última frase creo resume tu entrada, o más bien podría ser una aclaración de la misma :))
ResponderEliminarEres una buena entendedora.:)
EliminarQuedarse en el puente en según que cuidades en vivir dentro de una pesadilla. Hay que prepararse con tiempo y levantar barricadas con comida, películas y libros para no salir hasta que pase el huracán de turistas hambrientos de novedades.
ResponderEliminarEso es exactamente, Beasuséant. Ya habrá tiempo en la tumba para aburrirse.:)
EliminarCon esta descripción tan detallada de la ciudad... es imposible encontrar un puente para disfrutarlo, aunque ganas dan de salir huyendo. Yo tampoco me he ido de puente ;)
ResponderEliminarMil besitos y feliz día ♥☼
A veces no podemos escapar; las circunstancias... Gracias e igualmente.
EliminarYo nunca saldría en temporada alta a ningún lugar. Rodeado de multitudes y con peligro de que algún transporte se ponga en huelga. Creo que tú tienes distracciones mejores quedándote en casa.
ResponderEliminarNo es nada desacertado. Sólo soporto las aglomeraciones en los conciertos, sea en cubierto o al aire libre.
EliminarQuizás nos hemos velto carroñeros, y por eso no saliamos de la pútrida ciudad. UN abrazo desde el otro lado del charco. Carlos
ResponderEliminarAlgo así debe ser. La ciudad siempre es la que es y somos nosotros los que cambiamos. Siempre en lo que ella quiere.
EliminarMe gustan los puentes, la ciudad se pone calma; y te acomoda el tiempo en todas partes, es como si exprimieras su jugo hasta lo último. También me gustan las vacaciones a la playa en invierno, prácticamente no hay un alma, se disfruta de todo
ResponderEliminarLas vacaciones, sí. Qué sería de la vida del esclavo sin ellas.:)
Eliminarjaja tranquilo muchos estamos como tú, pero no tenemos estas visiones tan catastróficamente bien descritas, eres un crack dibujando imágenes dantescas ; ) Por cierto, me has tenido recorriendo tu blog hacia arriba y hacia bajo a la búsqueda del comentario ese...pero... ¿cómo tienes tantísima memoria? me has dejado alucinada .. de hecho iba a decirte, te has equivocado de número que eso queda muy atrás jajaja un beso y ánimo, en nada ya es lunes y los barcos atracarán de nuevo bajo el puente : )
ResponderEliminarEso es porque no te has fijado que en en el blog hay un buscador:) A veces creo que tener buena memoria no es del todo conveniente. Una vez escritas las visiones pasan rápido. Otro para ti.:)
EliminarTambién hay altares donde las sectas se congregan para sacrificar a los que la cobertura social deja fuera por la intervención demoníaca conocida como austeridad y cuarentenas.
ResponderEliminarJaja, sí, en mayor o menor medida, nadie escapa.
EliminarPero no pasa nada, es la misma catástrofe para todos. ¿No te consuela esto? Qué bueno, porque no se trata de eso y de ir como sonámbulo por la vida, sino que lo has podido decir. Eso, tiene su chiste.
ResponderEliminarSi te mando un abrazo y no me lo devuelves me podría deprimir, pero me arriesgo☺️
No es que me consuele, de necesitar consuelo. Siempre habrá sitios mejores y peores donde vivir y no irse de puente.:)
EliminarPor supuesto, te lo devuelvo, Maty.:)
😊😊😊
EliminarTienes el ánimo por los suelos y no tengo palabras que contrarresten esa realidad en la que te has sumergido, es tu visión y tus pensamientos crean tu experiencia.
ResponderEliminarLa canción es bastante deprimente, acorde con lo que pones por escrito.
Espero que no te dure mucho el bajón, un abrazo.
He sabido transmitir el mensaje, ¿verdad? Gracias.:)
EliminarSí, lo transmites con muchísima intensidad, y en estos casos no puedo dejarte un comentario apropiado porque esa visión no me convence, lo mejor sería no escribir nada aunque a veces nos dan esos arranques :)
EliminarAl contrario, todos los comentarios son apropiados. Una misma entrada siempre ofrecerá opiniones contrastadas en los lectores.;)
EliminarPues a mí a veces me gustaría salir cuando todo el mundo, ser parte de esa multitud que por una vez se pone de acuerdo. Pero al final siempre me quedo en casa, unas veces porque quiero y otras porque no tengo más remedio.
ResponderEliminarBesos.
En casa tampoco se está tan mal, si vives solo o en buena compañía.;)
EliminarVivir en una ciudad tiene su costo. El hedor y la locura son parte del precio, los beneficios parecen bastante discutibles...
ResponderEliminarSí, Daniel, sólo cuando te alejas por unos días te das cuenta de ello en toda su magnitud.
EliminarQué texto tan tremendo.
ResponderEliminarGracias pues. También la ciudad tiene una cara más amable, a veces.
EliminarDesde mi punto de vista, sólo estás enfermo de realidad.
ResponderEliminarEsa gran enfermedad de la que nadie escapa, a no ser que se recurra al autoengaño.
EliminarLas ciudades tiene eso, que asfixian y hay que irse de ellas unos días. Tampoco fue mi caso, pero bueno.
ResponderEliminarSiempre acabamos resistiendo.:)
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