La verdad es que tenía un mal presentimiento que me palpitaba en el occipucio, y eso que no tengo sentido arácnido ni sexto sentido. Pero ahora ya sé por qué estaba desquiciado y escribía de un modo más compulsivo que de costumbre. Por lo visto, el noticiario que más se ajustara a la ideología de sus televidentes informaba que la pasada Nochebuena había sido la más agitada de toda la historia. Aparte de los siempre acontecidos accidentes de carretera y comas etílicos, se habían centuplicado las muertes por violencia doméstica en todo el país.
Ahora entendía aquellos alaridos de agonía y furia que se habían producido por todo el vecindario hasta bien entrado el amanecer. Buenas muestras de ello eran las imágenes de mutilación y sangre que los familiares supervivientes compartían en sus redes sociales por un puñado de likes. Los youtuberos e influidores tampoco eran menos, y a la par que ganaban suscriptores, ofrecían una minuciosa casquería narrada y visual de los hechos. Sin duda, la materia que nos componía era débil, dulce y perecedera.
Los servicios de sanidad y emergencia se quedaron sin bolsas de cadáveres y todavía quedaban cientos por recoger. Me pregunto si son las drogas de bares y farmacias, los caprichos atmosféricos o los ciclos lunares los que seguían activando los resortes más ocultos de nuestra mente para el enfrentamiento. Pero la verdad era que, parapetados tras nuestros muros de tecnología y falsa tolerancia, desde que uno de los dos hermanos murió a manos del otro allá por el Génesis, seguíamos dispuestos a despedazarnos entre nosotros a la menor oportunidad.
En cualquier caso, yo no soy de compartir nada en la red salvo lo que aquí escribo, pero estaba vivo y sin un rasguño. Así que para celebrarlo deglutía un extraño reserva de tinto con sabor a metales nobles y plagas mesiánicas. Como siempre, con música de fondo que me trasladara a lugares salvajes y desconocidos, pero más amables que los actuales. Y con el deseo de que vosotros, estimados lectores y queridas lectoras, también hayáis sobrevivido a la Nochebuena del horror.
Si bien somos hijos de Caín, los días que restan podemos tratar de ser como Abel.
¡Madre mía!
ResponderEliminarNo sé si reír o llorar. Vaya Nochebuena más macabra. Miraré el lado humorístico. Las familias están más desunidas que nunca. Lo de "no se puede hablar ni de política, ni de religión, ni de deporte en la mesa" quedó olvidado. Y al cuñado no se le perdona tan fácilmente. Se le machaca, ja, ja, ja.
Feliz Navidad, feliz Año Nuevo.
Mejor lo primero ya que tenemos motivos para ello. Otros no los tienen. Desde el luego, con su comportamiento el ser humano convierte en macabra cualquier cosa. Gracias e igualmente.:)
EliminarEra la evolución natural de las cenas de navidad. Tanto odio concentrado sin poder salir por la obligación de ser buenas personas durante unas horas, al fina ha acabado explotando.
ResponderEliminarDe la que me he librado por estar con los gatos :)
Vaya, me esperaba la canción de Barón Rojo...
Ha sido la mejor elección. Ahora solo tienes que preocuparte hasta el diciembre del 25. La canción de Barón hubiera casado a la perfección, pero ya hay tres o cuatro de ellos por esta bitácora, mientras que de Protector no había ninguna.:)
EliminarCabrónidas. Canción: People = Shit, Banda: Slipknot. No sé, me acordé de esta canción. ¿Por qué será? ¿Qué raro, no?
ResponderEliminarMás saludos.
Hola, Julio. Te acuerdas mucho de esa canción, claro que es buena y ya la utilicé en la entrada 18.:)
EliminarHi Cabrónidas. Can you add my music blog to your bloglist? Thanks in advance.
ResponderEliminarMy blog: https://fiftiesbeat.blogspot.com/
Best wishes & Happy Holidays,
Michael
Thanks.:)
EliminarTe hice comentario, ¿qué pasaría con él?
ResponderEliminarAbrazos.
He mirado en la carpeta del spam, pero no hay nada.
EliminarLa verdad es que se respira más convulsión de lo normal, simplemente vas por la calle para ir al trabajo y si te fijas hay comportamientos erráticos, sujetos que esperan la mínima para saltar y atacar, hay mucha animadversión y ni la neblina navideña ha podido rasgar. A ver qué sucede cuando llegue enero.
ResponderEliminarAbrazo, Cabrónidas.
Supongo que todo va a seguir igual, sin cambios significativos, a parte de que durante todo el año y más, se hablará mucho de los estragos de la Dana. Ahora mismo la mafia del ladrillo, con todo lo que arrastra detrás, ya debe estar dándose de hostias por reconstruir lo destrozado. Y no sabremos de la misa ni la mitad. ;)
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