3/10/24

382. En el hayedo

    Todo moría un poco en otoño. El paisaje palidecía en bellos tonos ocres y los insectos del calor agonizaban. Mientras, nosotros aunábamos la melancolía del alma con lo que aún nos quedara de la excitación estival, y los sentidos al rojo del fenecido verano. También era el preámbulo para el profundo letargo invernal, o la fría muerte.

    Era en primavera cuando estornudábamos más que nunca, y más que nunca en verano cuando nuestra piel era dañada por Ra. Ambas estaciones nos recordaban la sensibilidad de nuestros cuerpos frágiles. El otoño no era menos, claro, y también nos recordaba que éramos materia finita en constante degeneración. Pero lo hacía con templanza y sutileza, sin alergia y dolor.

    El otoño era el sosegado reinicio vital después de las ceremonias de despedida. Muchos planes quedaban suspendidos y ya nunca los reemprenderíamos, porque el otoño era la estación del declive y el olvido. La ausencia del auge y el vigor, ahora que los estímulos ambientales se habían degradado.

    Sin embargo, seguíamos siendo animales sexuales con ansias de supervivencia y placer, querida desconocida. Trémulos envoltorios de carne dispuestos a sumergirnos en la excitación plena de nuestros sentidos. Unidos en medio de la borrasca de pulsión y deseo, sobre las hojas secas, rojas y amarillas del hayedo, con la tibieza de la luz solar del atardecer otoñal acariciando nuestras siluetas desnudas.

    Y alejados, querida desconocida, alejados de la mediocridad de la marabunta gris.



16 comentarios:

  1. Cada estación tiene su encanto o desencanto, según el ojo con que se mire, buen tema metalero a tope, y pasaba por aquí a leerte y dejarte un abrazo otoñal😉🍃

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    1. Sí, Dakota, además de que es un tema con imágenes muy otoñales. Gracias por pasar y otro para ti.:)

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  2. Hay ciertos animales que se aparean en otoño, son criaturas grises y huidizas, pero cuando se encuentran el bosque entero es un poema...

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    1. En las tardes de otoño el bosque cobra una dimensión espectacular, sin duda.:)

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  3. Un estación para preferir la soledad, aunque no se descarta una mujer capaz de despertar las hormonas sexuales. Saludos. Carlos

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    1. Así es, maestro, así es. Qué haríamos sin ellas...

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  4. Hola Cabrónidas, me ha gustado mucho esta entrada, tiene una belleza especial. Nos sincronizamos con las estaciones, éstas nos enseñan cómo es la vida en esta Tierra, lo que somos, lo que nos espera. Pero no somos tan resignados como las hojas de los árboles y tenemos un nivel de complejidad que nos permite, aún en tiempos no tan estimulantes, disfrutar la vida con todos nuestros sentidos. Es un tipo de rebeldía que no todos los humanos sabemos aprovechar. Me encantó cómo lo has descrito. Saludos.

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    1. Hola, Ana, celebro que te guste. No podemos dejar de ser esos animales de matices húmedos... erógenos...;)

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  5. Donde se pongan los colores otoñales, que desaparezcan los del verano, invierno y hasta los de la primavera. Es cierto que el otoño marca el fin de los amores de verano, pero ya vendrán otros en su lugar. Feliz otoño!

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    1. Hola, Mayte. Sobre todo los del invierno; es una estación muy descolorida. Gracias e igualmente.:)

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  6. La sangre tira, dicen. Y tienen razón.

    Saludos,
    J.

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    1. Hola, J. Nunca podremos domesticar del todo nuestro yo más elemental y primigenio.

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  7. Cuando hay ganas, la estación es lo de menos. Escribes en pasado, eso me hace pensar en la juventud (al menos en la mía) y entonces no había estación que frenara el deseo. Por lo demás, me parece más apetecible el otoño, porque es mi estación favorita, pero también porque hace menos calor y apetece más arrimarse.

    Un abrazo

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    1. Hola, Alís. Sí, en pasado, eso que no se puede cambiar y que siempre hablará por nosotros. Otro para ti.

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  8. Durante el caluroso y sudoroso verano, mejor ni intentarlo. El otoño, ya ves, tiene su aquel y su encanto.

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    1. Por poco que se pueda podemos evitar la abstinencia veraniega con un ventilador o aire acondicionado.:)

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