Demenciano siempre tenía el ánimo revuelto los días previos al festejo de una tradición, y la inminencia de Halloween no iba a ser menos. Era algo que le venía sucediendo desde pequeño. Pero este año no sería como el pasado, en el que todas las calabazas exhibidas en los escaparates le hablaban con voces sibilinas cargadas de malignidad.
¡Malditas frutas gigantescas y sonrientes! Aún recuerda el fuego que ardía tras aquellos ojos triangulares, y la viscosidad pulposa escurriéndose de entre los grotescos colmillos.
«¿Qué tal, Demenciano?, ¿este año tampoco te vas a disfrazar?», «vamos, Demenciano, disfrázate para nosotras, jejeje», «ponte algo bonito y acompáñanos alrededor de la hoguera, jujuju», «queremos ser tus amigas, Demenciano, jijiji», «queremos que te acerques y juegues con nosotras, jojojo», «¿truco o trato, Demenciano, eh?, ¿truco o trato?», «Contesta, Demenciano, contesta, jejeje», «¿truco o trato, truco o trato, truco o trato, truco o trato, truco o trato, truco o trato, truco o trato...?».
Aquella noche, el torturado Demenciano llegó a su casa tambaleándose, con las manos en la cabeza y evitando tropezar contra los divertidos grupos de fantasmas, esqueletos, zombis y vampiros que se cruzaban a su paso. Apenas pensó en arrancar el ordenador y registrarse en algún chat. Ni siquiera le quedó ánimo para irse de putas y emborracharse como tenía planeado.
Pero este año iba a ser diferente. Entre otras actividades más mundanas, pasaría el día afilando el hacha que tenía guardada en el trastero. En el pasado, le había sido de gran utilidad para desembarazarse de vecinos molestos y de paso llenar el congelador, además de ahuyentar a los vendedores a domicilio. Sabía que en algún momento de la noche, un grupito de molestos infantes llamaría a su puerta como manda la tradición, y estaría preparado.
Lo primero que haría sería asomarse a la mirilla, y por el bien de sus jóvenes vidas, mejor que ninguno de esos putos renacuajos llevara consigo una calabaza.
La Virgen. Menos mal que Demen y yo no compartimos barrio. Porque si me da con mis sobrinos por llamarle a la puerta no veas la que podemos liar. Entre que a mí no me hace falta disfraz y de la mala ostia que está él... salíamos en el telediario fijo. Jejeje.
ResponderEliminarSería un espectáculo digno de verse que ni la final de la Super Bowl podría superar.:)
EliminarOye, cuando veas a Demen dile de mi parte que me escriba y me diga cómo le fue anoche .... 😁😁
EliminarJajaja, eso queda respondido en la entrada 391 que se publicará el lunes. Lo que no sé qué hostias ha pasado que se ha publicado el borrador de la 392, que era para el día 7.
Eliminar¡Qué susto da Demenciano! Bien elegido el nombre, por cierto. Pues con su historial, es una noche perfecta para él.
ResponderEliminarEsa animadversión ¿sólo es con las calabazas? Por si acaso, saldré sin llevarla.
Besos
Por lo que conozco de él, solo con las calabazas y todas las tradiciones. Es un ser un poco complicado.:))
EliminarDemenciano hace honor a su nombre. Lo de escabechar críos es una buena manera de celebrar esta macabra fiesta
ResponderEliminarNo cabe duda de que Demenciano es uno de los mejores figurantes de esta estremecedora tradición.:)
EliminarMadre mía con el Demenciano, ja, ja, ja Suerte que no soy dada a estas fiestas, que ya nos veo a todos pasando por la guillotina, ja, ja, ja
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Cabrónidas.
Lo mejor es hacerse amigo de él, si ocurre, resulta que Demenciano no es tan malo. :D
EliminarOtro para ti.:)
Nada como llevar el terror de las películas al plano real para quitarles la tontería de encima, supongo que el juez lo mirará con buenos ojos, al menos no ha tocado el culo a alguna mujer sin consentimiento (ahí no habría perdón)
ResponderEliminarTodo por culpa de esas calabazas que hablan; que le hablan a él.:))
EliminarTengo en la barra un par de calabazas a medio abrir, el café de mano a boca, analizando la cantidad de calabaza y las posibles recetas salientes y paré a leerte mientras disfrutaba mi café; y se me ha derramado en la parte abultada de mi anatomía, agrégale la visión de Demenciano y tenemos el escenario perfecto . ¿Y si más que pedir dulces le llevo una tarta? Que no comparto la tradición pero si las calabazas.
ResponderEliminarCreo, Maia, que mientras no le lleves una calabaza, estarás a salvo. ;)
EliminarYo pensé que al próximo que le hinche las pelotas con el famoso "truco o trato", Denenciano le cosería la boca. En Chile decimos "¿dulce o travesura?". ¿Qué tan travieso podría llegar a ser Demenciano? Jeje Va un abrazo, Cabrónidas.
ResponderEliminarEs difícil de saber aun conociéndolo. Es un tipo algo inestable e impredecible.:)
Eliminar