No hay moscas revoloteando frente al cristal de mi ventana, ya que han desaparecido en favor de las hojas caídas alborotadas por el viento. Un viento fresco que evitará que los veintidós millonarios que se disputan la posesión de un balón mientras escribo esto, desfallezcan sobre el césped al sol del estadio.
La vida se ha tranquilizado y los días discurren al ritmo de las nubes. Ya no caminamos tan aprisa e incluso nos concedemos miradas fugaces, pese a la ligera ventisca que choca de frente sin disculparse, y discurre a su antojo por las terrazas algo despobladas en estos breves atardeceres que ahora son como un arrullo somnoliento.
Ciertas huidas hacia adelante concluirán en desgracia. Pero también habrá suicidas al volante que pospondrán el momento de estrellarse contra el camión de mercancías, porque habrán vislumbrado una posibilidad de retorno en el horizonte de sus expectativas, y redescubierto que sus emisiones orgásmicas siguen siendo cuantiosas y burbujeantes.
Nunca es tarde para apreciar, sin hacer distinciones de edad, que después de la escasez de la ropa en verano, los culos de las féminas que transitan por la calle, incluso las anatomías de cementerio esclavas de la moda, ya han adquirido esa calidad otoñal tan agradable que confieren los tejanos ajustados.
Así pues, el otoño se ha instalado en la ciudad en toda su plenitud, claro que sí. Y no por eso, aún siendo yo más de verano, iba a dejar de ser un libertino al viejo estilo, claro que no.
Ahora me toca gozarlo a mí pero veo que te resignas pronto y le sacas sus beneficios a las estaciones que no te van tanto. Felices visionados de las redondeces otoñales.
ResponderEliminarAsí es. Si me empeño, le saco a todo un lado bueno; aunque sea con pinzas.
Eliminarjaja Nadie duda de tu ibertinaje, pero te ha quedado un texto de lo más literario, hasta diría yo que deliciosamente poético. Si es que no te pones, que si no... : ) Eso sí, la música, salvo la guitarra inicial y algún descanso que se da el vocalista, como si le estuvieran electrocutando ; )
ResponderEliminarSon un grupo con un nombre muy otoñal.:)
EliminarNunca te hubiese imaginado tan moñas, Cabro... casi casi como los de Verano Azul...
ResponderEliminarJe,je.
Pero cierto es, que es un escrito rechulo para este nuestro otoño deshojado;)
:)
Siempre soy de los que piensan que tienes que dejar ir lo que sea que venga. Si haces lo contrario, es como una autocensura inconsciente.:)
EliminarA mí el otoño no me gusta y el invierno menos. Será que paso de culos ajenos.
ResponderEliminarSAludos ;))
Mi estación predilecta es la del verano. Y hemos tenido uno magnífico, sin duda.
EliminarA pesar de gustarte el verano, sabes ver el lado positivo, jejeje.
ResponderEliminarDicen que esa es la actitud.;)
EliminarPor cierto, soy Mayte López, pero como no me deja comentar con el nombre del blog de Imágenes que escribo, utilizo el de el otro blog de Blogger que tengo.
ResponderEliminarSí, creo recordar que una vez comenté en él.:)
Eliminar¡Hola! Sincera versión personal de la llegada del otoño. Tiene mucha fuerza el texto, pues describes una llegada de la estación tanto a nivel climático con sus características (viento, hojas secas...), como social. Y ese contexto social del cambio estacional merece mucho la pena analizarlo, como haces aquí. Me ha parecido muy interesante este punto.
ResponderEliminarUn saludo.
Celebro que te haya gustado, M.A Álvarez. ;)
EliminarMe maravillan todas las facetas de Diego con todos los blogs que tiene quien te dice se haga rico.Todos salen del mismo lado a mi no me pueden mentir porque lo veo desde el periódico donde trabajo Abrazos
ResponderEliminarMucha
Créeme, criaturas atormentadas como tú también me maravillan, jajajaja
EliminarTe veo poético hoy, Cabro :) Y no olvides otro de los atractivos del otoño: las palomas torcaces se han marchado a cagar en otras latitudes :)
ResponderEliminarSe me olvidaba: gracias por contribuir a hacerme rico :))
No me había fijado pero es verdad lo de las palomas torcaces. Sin embargo, otra delirante criatura nos acecha...:))
Eliminar¿He de entender que este verano se ha llevado la ropa suelta o lo estoy interpretando cuadriculadamente?
ResponderEliminarNo, no, jajajaja. En verano hay mucha carne expuesta y sobre todo visible. Pero en otoño la carne, menos visible pero igual de presente, tiene otros matices excitantes y sugerentes que no se aprecian en verano.:)
EliminarEl cambio de estación antes o después nos llega a todos, qué gracia me ha hecho lo de las anatomías que desconocen el buen potaje, para mi una de las mejores cosas que tiene la llegada del frío es volver a comer de cuchara jajajajajaja.
ResponderEliminarNo suenan mal Arrival Of Autumn si el cantante está callado o en algún momento concreto en que no fuerza la voz, creo que es lo mismo que ha dicho Maria jajajajaja.
Yo creo que al cantante no le gusta nada el otoño pese al nombre del grupo.:)
EliminarOye, pues me ha gustado cómo has dicho las cosas y no hagas caso a Eva, siendo moñas tienes mucho encanto. 😉
ResponderEliminarBesos a ambos.
Bueno, eso es fácil porque la mayoría de veces, por no decir siempre, nunca hago caso a nadie.: )) Así que gracias.
EliminarQué bien le sacas el lado bueno. Voy a intentar hacer lo mismo cuando venga el verano, pero no sé si me saldrá. No tengo tanta maña.
ResponderEliminarEl verano es mi estación preferida, así que te puedo echar una mano. Donde no hay maña, si hay ganas...;)
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