Si ayer saliste con tu siniestro disfraz y no los viste, o no sentiste en tu carne un súbito descenso de la temperatura ambiental, es que no tenías los ojos bien abiertos o no estaban próximos. O quizá pensaron que no estabas preparado para según qué emociones. Cuando piensan, claro.
Hoy tampoco creo que los veas, pues llevo codeándome con ellos desde hace muchos años, y como yo, no suelen moverse por lugares normales. No es de extrañar que nos conociéramos en el bar de La Virgen Decapitada, que como sabrá el lector asiduo, es un lugar cuya inquietante clientela nunca hace preguntas, y en el que tres cadáveres resucitados pueden pasar tan desapercibidos como aceptados.
Allí, durante dos fechas muy señaladas para nosotros, nos ponemos al día entre carcajadas, música y alcohol. Mis amigos son raperos, naturales de México, de modo que la primera noche es un trasiego de rimas envolventes que se te meten en el cuerpo, aunque no lo tengas surcado de horribles aberturas como ellos. Y la segunda es un descenso al infierno amenizado con death metal, pues es un estilo musical del que no reniegan y muy propicio para noches tan mágicas.
Sin ir más lejos, nuestro particular festejo de la muerte y la vida empezó en la velada de ayer y acabará en la de hoy. Ambas fechas transcurren siempre con la fugacidad del suspiro, ya sea de vivo o de muerto. Así que llegado el momento, de nuevo volveré a provocarme una pequeña herida como dicta el rito, para que unas pocas gotas de mi sangre salpiquen la tierra maldita. Entonces las leyes naturales se invertirán y el tiempo se replegará sobre sí mismo. Mis tres amigos muertos romperán con sus manos huesudas la tierra que los sepulta, se alzarán en una nube de polvo, se montarán en sus motos y atrás dejarán tres tumbas abiertas al cielo.
Y como cada 1 de octubre, los estaré esperando en el bar donde empezó todo. Llegarán por la noche, con el sonido de las trompetas y el beat inconfundible del rap de los noventa, cuando era de verdad. Y tan pronto entren y me vean, como siempre me saludarán con lo que ya es un código entre nosotros:
«¡Es la vida...!».
Se me escapó ver a tus amigos moteros mexicanos. Pero por unas pocas gotas de sangre ya vale la pena hacer el rito. Y en México con el tequila seguro que veo un montón más de hechos y seres sobrenaturales.
ResponderEliminarAún quedan unas cuantas horas para que este día pase. Y el alcohol y la música hasta el día 3 no se acaban.:)
EliminarMuy buen ritual, entre copas y el retorno de estos amigos y su beath. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarOtro para ti y cuando quieras, siempre será bienvenido a la celebración.:D
EliminarVida y muerte, ese beso infinito que se muerde la cola, mientras la vida nos dé un respiro para seguir abriendo los labios, gozar, y respirar. Acompañados o no... Arriba esa Calaca que cualquier día nos da el sustito:)) Nunca vi algo parecido ni disfruté un día de difuntos, como en México... Ándale, Cabrónidas, que la vida son dos días, y uno nos llega hasta con un Covid :)
ResponderEliminarAbrazototote pa esos 3 Mariachis ;)
¡Abrazote pues, desde la Virgen Decapitada!:)
EliminarBrinden ustedes con tequila, ándale....
ResponderEliminarBesos.
Brindemos y aprovechemos, que ya pronto cierran.:)
EliminarCachiiissS!! sieeempre llego tarde !!!acabo de ver salir a las tres motazas disparadas de aquí, eso sí, no sé si llegarán muy lejos...iban haciendo esSesss..delante iba Speed González...con su áaandele, ándele!! ; )
ResponderEliminarQuizá Speedy González se apunte el año que viene.:)
Eliminar¡Qué maravillosa entrada! Es la vida de estos días, la auténtica y no tanto Halloween con calabazas y velitas. El rito empieza con sangre, de la de verdad y no tanto colorín. Has pintado un cuadro inquietante como una reunión más en el bar de la Virgen decapitada, con amigos mejicanos, para recordar dónde empezó todo entre carcajadas, música y alcohol. Y ese todo lo vemos en el descenso a los infiernos entre una nube de polvo del rugir de las motos, sonido de trompetas y el beat del rap de los noventa.
ResponderEliminarCelebro que te haya gustado. Aunque casi diría que todo el mérito es del videoclip. Yo sólo tuve que narrarlo y añadir algunas cosillas.:)
Eliminar¡Qué bueno! Me encanta. No sé si es metafórico o no, pero desde luego lo parece :-)
ResponderEliminarTe lo agradezco y me alegro por ello. Alguna que otra metáfora es posible que haya, por qué no.;)
EliminarUn rap con trompetas, creo que ya lo he visto todo :)
ResponderEliminarEn los peores garitos, las mejores canciones, ya sabes ;)
Es un temazo rapero. La percusión que no falte.:)
EliminarLa vida son las breves vacaciones de la muerte.
ResponderEliminarY son impagables.
EliminarLa fiesta debe continuar, di que sí ☺️
ResponderEliminarMil besitos y feliz semana
Ahora habrá que esperar ya hasta el año que viene. Gracias e igualmente.:)
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