No hay nada al azar en el Sistema. Ya sabes: esa palabra que nunca termina de quedarse obsoleta. Se trata de que los que estamos más o menos socializados —domesticados mejor dicho—, no dispongamos nunca del tiempo necesario para reflexionar de qué va en realidad todo esto. Si tuviéramos las respuestas quizá nos volveríamos improductivos, le cortaríamos el cuello a nuestro mando inmediato y pasaríamos a ser un peligro para los intereses establecidos.
Conozco a personas tan encantadas con su trabajo que no tienen tiempo ni para cagar del modo adecuado. Y el caso es que ni se dan cuenta ni les importa. Chifladas adoradoras de las horas extras, retribuidas o no, cuyas vidas privadas, familiares o en soltería son un infierno o algo inexistente. Cabezas trabajadoras y muy comprometidas con la empresa, siempre agachadas ante el jefecillo endiosado de turno, encantado de que sean los esclavos perfectos.
Yo no tengo todo el tiempo que desearía y lo sé desde hace años. Intento tomármelo con filosofía —aunque más bien es resignación— y resistirme a ello siempre que puedo, pero es complicado. Los sistemas productivos basados en cuarenta horas semanales, a veces distribuidas de forma irregular según convenio pactado en jornadas de nueve y diez horas, te exprimen la vida y te desarman. Están pensados para aniquilar cualquier posibilidad de creación, expresión o cuestionamiento que aún quede en nosotros.
La situación es tan frustrante que exige una condición de iluminado o loco. Más que nada para que nuestra salud mental, que ahora parece tan importante —cuando siempre lo ha sido— y a la mutua médica de tu empresa le importa una mierda, no acabe en un acto suicida o en disparos indiscriminados en el supermercado en hora punta.
Ya no hay tiempo para disfrutar de todos los matices musicales de un buen disco. No hay tiempo para leer un capítulo más de ese libro que te absorbe, ni para dormir para un descanso adecuado. No hay tiempo para la verdadera conciliación familiar, ni para cultivar tus aficiones en toda su plenitud. No hay tiempo de amar u odiar con la intensidad debida ni para no hacer nada. No hay tiempo de ser.
Por eso la ciudad es colapso y agresividad. Gente corriendo por las carreteras, por los pasillos del metro y las aceras. Gente apresurada por todas partes llegando a todas partes sin aliento, sin ser conscientes de que ni siquiera son dueños del tiempo que gastarán mañana. Y tú ya has acabado tus vacaciones y estás deseando volver al trabajo, ¿verdad?
Siempre veo argumentos como éstos por todos lados; son la nueva moda antisistema. Pero nunca veo a nadie proponiendo entonces cómo se supone que el mundo debería funcionar de manera que coexistan al mismo tiempo esos deseos de verdadera libertad y satisfacción, y mantener la sociedad funcionando lo suficientemente bien como para que esto pueda permitirse. Suena a desear una utopía.
ResponderEliminarLa verdadera libertad nunca ha existido y el que se cree libre no tiene ni idea de lo grande que es su prisión. Y que la sociedad funcione lo suficientemente bien, todavía no lo he visto. Por supuesto que es una utopía. Como la igualdad o la justicia. Nada funciona a largo plazo (salvo para los de siempre) bajo un código humano. Siglos de historia lo demuestran. :)
EliminarNo, me he dejado unas vacaciones pendientes para no morir de desesperación.
ResponderEliminarMi gran problema antes era que los jefes me exigieran horas extra. Luego les envié un papelito donde les pedía que ni me las insinuaran. Nunca las he querido. Lo curioso es que mis compañeros se pelean por entregar su tiempo y por esas horas. Literalmente se pelean. Pues que disfruten de esas horas y de ese dinero de más que luego se gastarán sin pensar en algo que no disfrutarán porque tendrán que ir rápido a su esclavitud voluntaria.
Entonces, aunque no te lo dirán, no estás del todo bien mirado en tu trabajo, Sergio. Eres de los malos; no colaboras como debieras con los que te dan de comer. ;)
EliminarCompletamente de acuerdo con Cabronidas y Sergio,al mismo tiempo la libertad se compone de hacer lo que quieras,eso es el lujo que no se paga con dinero,para pagar los otros lujos mucho más vanales hay que hacer horas...😅
ResponderEliminarCada cual prioriza, pero no hay más lujo que jubilarse con salud. Sin esto último no hay disfrute de ningún tipo.:)
Eliminarla frase que se cuela, y no se quien la dijo es que si alguien es pobre es porque otro es rico.
ResponderEliminarEl empleado en cierta forma es el humano explotado por el que tiene mas poder o mas capital.
y no hay modo alguno de escapar a esa realidad.
No hay modo. Solo nos dejan votar cada cuatro años y hacer el gilipollas con constancia.
EliminarTras un burnout, dije hasta aquí. Y ya pueden decir misa...
ResponderEliminarBien hecho, pues.:)
EliminarSer completamente dueños de nuestro tiempo es inviable pero creo sinceramente que podemos romper con ciertas rutinas, con esa parte de la inercia que hacemos como autómatas descerebrados, sin pensar, y que, en realidad, sí podemos cambiar. Yo lo hice. Tuve que romperme por dentro primero para romper con ciertas cosas. Pero es posible. Tengo menos privilegios, soy una consumidora muy modesta, viajo menos que antes, pero soy más feliz. Y no es un brindis al sol...
ResponderEliminarYo tengo un gran problema, y es que no me gusta ningún trabajo de los que me ofrece la civilización. Pero entiendo que para romper con lo que sea para un gran cambio, este tiene que venir primero desde el interior de cada uno.:)
EliminarPues no. Odio la vuelta y cada año me cuesta más... Está muy mal repartido desde siempre. Trabajamos 5 de 7 y descansamos 1 de 12... ¿quién lo inventó? Tendríamos que matarlo... jajaja
ResponderEliminarBesos.
Qué alguien me diga dónde está y haré el trabajo sucio.:)
EliminarAl igual que Laura, cada año me cuesta más volver a trabajar, y eso que más o menos mi trabajo me gusta y que no vivo para trabajar, pero aún así soy capaz de emplear mi tiempo en otras cosas que me producen mucho más placer, hasta una cosa llamada no hacer nada, cada vez se me da mejor :))
ResponderEliminarNo hacer nada está muy infravalorado; con lo bien que sienta.:)
EliminarHacemos más cosas a la vez que nunca: caminar mientras miramos el teléfono, comer y ver la televisión, escuchar audiolibros a la vez que paseamos, cagar mientras leemos... Aún así nos falta tiempo para perderlo.
ResponderEliminarBesos.
Así de bien se lo ha montado el Sistema; nos tiene pillados sí o sí.:)
EliminarYo pertenecí al "sistema". Y lo sufrí. Pero ahora estoy jubilado y tengo toooodo mi tiempo libre. Y lo aprovecho, vive dios. Hasta me compré un reloj monoaguja en el que cada giro en la esfera equivale a 24 del reloj convencional. Adiós prisas. Me acerco a la libertad absoluta (aunque esta no existe, el hombre que se dice libre consulta la hora tropecientas veces al día)
ResponderEliminarElucubro.
Diego, la jubilación es lo más parecido a la libertad que tendrá siempre el esclavo. Si a eso le acompaña la salud, es casi un sueño. Supongo que por eso elegí una clase de esclavitud cuya duración se rige por un coeficiente reductor de la misma.:)
EliminarCreía que si quería vivir con ciertos lujos había que hacer extras, cuando llegué al límite me detuve a analizar y me di cuenta que valía más la salud; y que para no perder eso a lo que estaba bien acostumbrada solo tenía que reorganizarme.
ResponderEliminarAsí es; el que no puede verlo así está perdido, pero no lo sabe.
EliminarYo trabajo de lo que me gusta y me apasiona. Ahora cuando me dicen eso de "pero tu tienes suerte por hacerlo" , suerte por los cojones, que me ha costado lo suyo llegar a donde estoy y precisamente, porque voy chunga de tiempo por el jarreo que tengo, lo valoro. En mi tiempo libre, el móvil para el curro esta totalmente off y si alguien se pone pesado, corto rapidito, es mi tiempo y hago con el lo que me sale de lo que no suena.
ResponderEliminarInevitable pertenecer de un modo u otro al sistema, pero lo haré a mi manera, quien trabaja conmigo sabe que es inútil escribirme un sábado o un domingo a no ser que sea para algo de vida o muerte, no contesto, bufo y vacaciones o días libres intocables. Lo dice una autónoma que aprendió que a veces el lujo es saber cuando parar.
Un besazo!
Saber cuándo parar marca la diferencia.:)
EliminarHola Cabrónidas. Si buscas respuestas al por qué no se tiene tiempo para "amar u odiar con la intensidad debida, ni para no hacer nada..." quizás encuentres algunas respuesta en la obra del filósofo contemporáneo Byung-Chul Han. En su libro "La sociedad del cansancio" explica que cada época tiene sus enfermedades emblemáticas (por el título te podrás imaginar cuál es la actual 😁). Si en algún momento tienes un tiempo libre, échale un ojo (son un poco más de 100 páginas, se lee rápido) o búscalo en YouTube (hay varios videos que hablan del libro). Lo importante es no perder el norte. Un fuerte abrazo 🐾
ResponderEliminarPerder el norte es fácil hoy en día. No he leído el libro pero he leído críticas sobre él. Yo estoy del lado de las positivas. Otro para ti.:)
EliminarQué buen retrato social has hecho en un momento. Somos esclavos mal remunerados, no nos da para vida social y a este paso...
ResponderEliminarQué vida esta, supedita a un calendario laboral...
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