El termómetro mostraba su abrasadora realidad de mercurio. La misma que en silencio mataba a los más débiles y desfavorecidos. A esas horas, la ciudad exhalaba una hipertermia que deshacía todos los rincones.
No había por los paseos traficantes de veneno, vendedoras de sexo ni suicidas en monopatín. Tampoco predicadores con biblia en mano, anunciando el fin del mundo desde la zona elevada de los parques. Ni policías pateando en barrios donde nunca ocurre nada. No había marginados apostados en los semáforos, con sus carritos cargados con chatarra de vertedero, a la espera de la luz verde para cruzar el espejismo del asfalto encharcado.
Tan sólo había calles ardientes de fiebre y lentitud, bajo un cielo ígneo desprovisto de pájaros, quizá demasiado sedientos y enmudecidos de espanto. Nada se movía en la ciudad sofocada, porque nos manteníamos a salvo en nuestros nichos vivienda, mientras las perezosas gotas de sudor resbalaban por la curvatura de nuestra espalda mojada.
Bajo el poder desatado de Ra los días eran un seco estertor.
Quizá aquello era el verdadero infierno, y no el que nos habían hablado de pequeños nuestros falsos profetas.
Si .... yo si sabia que no había que confiar en esos profetas.... desde tiempos inmemoriales ellos y sus descendientes nos han estado cobrando el diezmo .... sin piedad.... con total precision, sin faltar nunca. Y resultó que el infierno que todos esperábamos no era tal. Repito yo lo sabia, pero me deje manipular. Incluso aun sabiendo esto, seguiré dando el diezmo a fin de no hacer enojar a la Pastora del barrio.
ResponderEliminarEs que si no estás con ellos, estás contra ellos. Obedecen a oscuros intereses...
EliminarLuego vendrá el invierno y será lo mismo, otra forma de infierno con diferente rostro.
ResponderEliminarYa sabes la eterna queja del calor en verano y el frío en invierno. Todo un clásico.
EliminarCada vez que llega una ola de calor es cuando más me alegro de vivir en el norte: el fin de semana lloviendo, anoche lloviendo, hoy temperatura de lo más agradable. Aunque claro, quizás debido a eso tengamos tanta carencia de vitamina D, pero que se solventa con tomar una ampollita de dicha vitamina. Por aquí son escasos los días de infierno abrasador.
ResponderEliminarEres un auténtico poeta :))
Antaño llevaba mal el invierno. Ahora no, aunque sigo teniendo predilección por los veranos calurosos. Debe ser que en la actualidad los inviernos ya no son tan fríos. ;)
EliminarEl infierno está en la tierra.
ResponderEliminarExacto. Y sus habitantes son los grandes artífices.
EliminarPero...¡qué poético y estupendo te ha quedado este texto! está claro que a ti el calor te inspira.
ResponderEliminarAfortunadamente por estas tierras tenemos sol, pero una temperatura deliciosa, al menos por ahora. El frío y el calor extremo se lleva siempre a los más vulnerables, es cierto. Un beso con aire acondicionado de serie: )
Gracias. Nada que no arregle una sombra y cerveza fría. Otro para ti.:)
EliminarEl infierno acá, terrenal, el del calentamiento global. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarEl único y verdadero, Carlos.:)
EliminarCada año el calor se soporta menos, el calentamiento global está en marcha. Alguien, no recuerdo quién dijo que nuestro mundo es el infierno de otro.
ResponderEliminarSaludos.
Se me hace corto el verano, siendo la estación más larga.
Eliminar"Bajo el poder desatado de Ra". Me encanta.
ResponderEliminarLo celebro pues; gracias.
EliminarExcelente relato para leer con esa música de fondo y con los 38 grados que estamos viviendo. Experiencia multisensorial. Felicidades!
ResponderEliminarGracias. Resistamos como podamos.:)
EliminarEn todo caso en el infierno siempre hace calor, o eso nos dicen constantemente.
ResponderEliminarBesos.
De todo lo que nos han dicho, quizá es lo único cierto.
EliminarYo creo que si nada se movía en la ciudad sofocada era porque todos los ciudadanos estaban tumbados en la playa, sus orondas barrigas abrasándose al sol. Hay que lucir "color" al volver a los nichos urbanos.
ResponderEliminar¿Todavía esta de moda? Lo del color, me refiero.
EliminarAntes los veranos eran épicos. Ahora son distópicos.
ResponderEliminarUn caluroso abrazo
Sí, aunque yo me conformo con que sean calurosos. Otro para ti.:)
EliminarPasamos demasiado tiempo en nuestros nichos vivienda creo yo, si no es por calor extremo es porque hace mucho frío, o que no para de llover. Se supone que el infierno es como una cárcel, supuestamente de calor abrasador, lo cierto es que no me creo nada de eso que nos han contado que nos pasará si somos malos. Pero bueno, que me lio sola, pienso que la cárcel puede tener barrotes o no, que a veces estamos presos por propia determinación.
ResponderEliminarNo suena mal El Ojo de Ra de Nile, aunque la voz no me convence, demasiado siniestra para mi gusto. Curiosa letra por cierto, una divinidad que tenía curiosidad por saber lo que era ser humano jajajajajaja parece que al final perdió su mirada divina y se convirtió en lo peor de lo que la humanidad le enseñó.
Besos Cabrónidas!!
Yo lo veo como dijo Kerouac: "El se cree libre no tiene ni idea de lo grande que es su prisión". En cuanto a Nile, tenían que algún día en el blog. ;)
EliminarMe encanta tu forma de expresarte.
ResponderEliminarGracias y lo mismo digo.,)
EliminarHola, Cabrónidas, un relato infernal, pero muy bien narrado, je... Tu prosa, a momentos poética, a momentos abrasadora, me ha encantado y ya ves, por aquí me quedo. El infierno está afuera, el infierno está dentro, según percepciones. Hay quien lleva el infierno por dentro, esté donde esté, decía un amigo mío cuyo recuerdo aún me conmueve...
ResponderEliminarEs la primera vez que te leo, y me gusta lo que leo.
Feliz domingo! 🌞🪁
Bienvenida pues y gracias. En cuanto a los infiernos, pienso que puede haber tantos como personas. Feliz domingo para también para ti, cómo no.
EliminarSabemos que en el infierno te mueves menos agobiado que otros. Vas a pasearte por tu calurosa casa algo más de dos meses. Disfrútalo.
ResponderEliminarComo ventaja sí veo lo de la poca gente que veo por la calle. Hay horas del día que son puro The walking dead.
Eso es cierto, aunque tengo la sensación de que en invierno la gente sale menos a la calle. O está en ella menos tiempo.
EliminarEl infierno somos nosotros mismos.
ResponderEliminarY no hay paraíso.
Saludos,
J.
Somos nuestro peor diablo, aunque el mayor logro de este fue convencer al mundo de que no existe. ¿Puede ser?::)
EliminarEn vez de ir nosotros al infierno, prácticos como somos, hemos decidido traer el infierno a nuestras vidas. Prácticos pero un poco idiotas, sí... tu relato me ha dado sed...
ResponderEliminarHombre, bien sabes tú, Beauséant, que el humano es el mejor arquitecto para el infierno.:)
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