15/5/23

239. Quién es el rey

    El tipo barbudo del pelo largo —creo que rondaba los setenta—, solía recorrer las calles de mi barrio entre las cinco y pico y las seis de la mañana. Lo hacía calzado con unos zuecos, ataviado con ropajes holgados y un saxofón colgado del cuello. 

    Como tengo los biorritmos maltrechos por los horarios antinaturales de mi esclavitud laboral, en varias madrugadas insomnes me asomaba al balcón y lo veía caminar por la acera, lento y con la cabeza gacha, como si estuviera examinándola centímetro a centímetro. De pronto, alzaba la mirada, se llevaba el saxofón a los labios, y hacía aspavientos con su instrumento sin producir sonido alguno. 

    Supuse que era un músico venido a menos que quizá perdió su talento —si es que alguna vez lo tuvo— y eso lo volvió loco. Aunque quién no lo está en un mundo de espanto como el nuestro. El caso es que él no lo ocultaba y no parecía importarle la impresión que causara a los demás. 

    Una madrugada sabatina desperté a causa de una pesadilla y decidí asomarme al balcón. Y ahí estaba él, en la cercanía de mi campo visual, repasando la acera con meticulosidad forense entre intervalos musicales de saxofón, ausentes de notas. Aquel día no puede resistirme a bajar a la calle y saludarle cara a cara. Cuando lo hice, me miró como si acabara de percatarse de algo trascendental, y con tono exclamativo me preguntó: «¡¿Quién es el rey, eh?!», «¡¿quien es el rey?!, «¡¿quién es el rey?!

    Aquella pregunta me pilló falto de reflejos y empecé a pensar en honorables difuntos que, según la prensa especializada, son reyes de algo, tales como Elvis, Pelé, Michael Jackson, Johnny Cash... Incluso evoqué al Rey Bowery (todavía vivo. Saga John Wick). Mientras que la pregunta, cada vez con más énfasis y gestualidad, me seguía siendo formulada: «¡¿Quién es el rey, eh?!, «¡¿quién es el rey!?», «¡¿quién es el rey!?». Hasta que me dejé llevar por la presión y le contesté: «¡Tú, joder, tú», «¡tú eres el rey, cabronazo!». 

    Entonces, el tipo barbudo del pelo largo, calzado con zuecos y ataviado con ropajes holgados, abrió mucho los ojos, y con una sonrisa desdentada, afirmó: «Sí, yo soy el rey». Y por primera vez desde que reparara en él, su saxo tenor habló con un sonido puro y honesto como la carcajada primeriza de un bebé. Durante quince minutos mágicos sus notas me envolvieron con la calidez de un abrazo materno, y cayeron en la quietud de la calle como lluvia suave sobre un océano en calma.

    Aquella madrugada despertó a todo el barrio e hizo muchos enemigos y un solo amigo. 

    Hace ya cerca de un año que no sé de él, por lo que intuyo que estará mirando con fijeza las aceras de otra ciudad, con su saxofón tenor colgado del cuello. De modo que si por algún casual lo veis por vuestro barrio en alguna madrugada imprevista, acercaos a él sin temor y con la mayor sinceridad de la que seáis capaces, decidle que lo echo de menos y que, pese a la distancia, para mí sigue siendo el rey.



33 comentarios:

  1. La ciudad esconde muchos reyes como el del relato. Invisibles. Por suerte siempre hay un ojo que sabe ver. Me ha encantado.

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    1. Sí. Los veo por la calle con sus extrañas conductas, rayanas en inofensiva locura, y me pregunto siempre cuáles son sus historias. Celebro que te haya gustado; gracias.:)

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  2. Ahora mismo estará viviendo grandes y fantásticas aventuras, le saludaré de tu parte, si tengo la fortuna de cruzármelo.

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    1. No dudes en hacerlo y seguro que hará sonar su saxofón.;)

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  3. Muy buen relato, saludos.

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  4. Esa locura, tan tan libre...

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    1. Será por esa clase de locura que los de arriba nos quieren bien amaestrados.;)

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  5. Me encantó. Muy onírico, pero dolorosamente real.

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    1. Lo celebro pues, gracias. Están ahí, pero no los vemos...

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  6. Te estoy viendo ( quiero decir, que lo has contado tan bien, que casi se te ve ) bajar y charlar con "el rey" . Sí que hay muchos así, es cierto. Lo que casi nadie hace es bajar a charlar con ellos como tú... seguro que le gustó tu compañía. Y además, le has hecho famoso!! así que esto es como su coronación. Si lo supiera estará más feliz que una perdiz ; ) Gracias!

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    1. Un beso para cada uno! ; )

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    2. Era de los pocos, por no decir el único, que valía la pena de todos los que habitan el barrio. En todo caso, gracias a ti por pasar.:)

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  7. Cabro, quizás le hiciste un flaco favor al decirle que él era el rey. Quizás lo creyó y ahora anda buscando un cetro y una corona para adecuar mejor su indumentaria. Espero que al menos no haya abandonado su saxo :)

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    1. Yo diría que salvo su saxofón y que se lo recuerden de vez en cuando, no necesita nada más. Si alguien lo viera y pudiera preguntarle...:)

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  8. Creo que en cada barrio y ciudad cada uno de nosotros tenemos nuestro rey. La pandemia acabó con muchos de ellos y ellas.
    Me recordaste Aqualung la canción de Jethro Tull.

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    1. Están, están. Se dejan ver poco y cuando se dejan tampoco nos acercamos. Desde la pandemia que quedan pocos, pero en un futuro no muy lejano quizá otros ocupen su lugar.

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  9. Ver y comprender a ese loco que lleva a los labios el saxofón y no lo toca es poco común. No vemos, ni comprendemos tantas cosas que pasan a nuestro alrededor, necesitaríamos tener la mente serena, un lujo que no está a nuestro alcance normalmente. Lo que has escrito es de lo mejor que he leído desde hace tiempo.
    El video suena bien, la letra, hasta dónde llego en inglés que no es mucho, habla de personajes que desconozco pero relata bien una tragedia universal. Por un momento al oír lo de la prisión en Indiana me vino a la cabeza Snowden y hasta fui a comprobar que aún no estaba arrestado. Hay reyes duros de pelar en todas partes, el caso es si tenemos interés en verlos y escucharlos.

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    1. Cuando veo a esos renglones torcidos de Dios (con permiso de Torcuato), me pregunto siempre qué historia llevan consigo. Pero quién se va a acercar, si ya muchos ni siquiera se acercan a la puerta del vecino si este, por lo que sea, aúlla de dolor. Cojonudo que te haya gustado, gracias.

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  10. Que buena respuesta diste, tanto, que te agradeció con su melodía. Si tengo la suerte de cruzármelo le diré tu recuerdo.
    Me recordaste a tantos reyes que han pasado por mi vida.

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    1. Espero que así lo hagas, pues no se merece otro reconocimiento que ese.;)

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  11. Yo creo que aunque no le demos tu recado, él ya lo sabe, lo siente en su corazón jajajaja Te ha faltado nombrar a Lorenzo lamas, el rey de las camas ;P

    Speedy

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    1. Jajajaja. Ten por seguro que lo hubiera citado de caer en ello.

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  12. Las ciudades atraen a los reyes caídos como polillas suicidas que saben que luz los matará. No hay esperanza en sus historias ni finales felices, las ciudades lo devoran todo...

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    1. Se acostumbran a su soledad; cuando no, se alejan de sus enemigos... y amigos.

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  13. Hombre, ya somos dos con los ciclos circadianos hechos un desastre por culpa del trabajo esclavista. Por eso si veo a ese tipo le diré que es el rey. Hasta el emperador. Y que todo el barrio comparta conmigo el insomnio.

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    1. Y cada vez lo llevo peor. Supongo que a estas alturas ya he desarrollado algún trastorno mental por la merma.

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  14. No sé si esta historia es realidad o ficción o una mezcla de ambas, pero sea como sea, has hecho un cuento excelente, que es lo que importa.

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    1. Es una mezcla de ambas y agradezco que te haya gustado.:)

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  15. No sé si lo pretendías, pero te ha quedado muy bonito :-)

    Besos.

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  16. Jolines, me ha encantado tu texto.

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