Estaba en el balcón de mi nicho vivienda leyendo el Necronomicón, el cual cogí prestado de las sangrientas estanterías de la librería El Reposo de los Libros Perdidos y Olvidados, cuando, del piso de arriba, llegó hasta mí una desgarradora súplica de auxilio que decía así: «¡Cabróoooooooniiiiidaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas, ven aquíiiiiiiiiiiiiiiiiiii! «¡Coooooooooreeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!».
Era la voz de la anciana señora Tere, que otra vez requería de mis habilidades domésticas, ya fuera para desatascar el desagüe de la pica de la cocina, el retrete, cambiar alguna bombilla o resintonizar los canales del televisor. Pero aquella urgencia en la voz era novedosa, y me hizo pensar en algo más serio que meros contratiempos. De modo que cogí una copia de las llaves de su piso que tuvo a bien dejarme, y salí como una exhalación.
Me sorprendí mucho al encontrar a Gertrudis, mi anaconda venezolana de ocho metros y doscientos kilos, explorando con calma el cuarto de coser de la señora Tere. Ella la miraba con los ojos desorbitados desde lo alto de un taburete en un rincón, empuñando una sartén paellera con ambas manos.
—¡Joder, Gertru, esto no es lo que habíamos hablado!
—¡Ay, mi alma! ¡No me digas que esa culebra es tuya! ¡Y encima se llama Gertru, como mi nieta!
Gertrudis, del todo ajena al estado de alarma de la señora Tere, olisqueaba con su lengua bífida aquel lugar recién descubierto.
—¿Ah, sí? ¡Pues que aprenda también a tocar el timbre de la puerta, leñe!
—Es que es un poco desobediente, y muy curiosa...
—¡Y yo muy vieja para estos sustos! Anda, ayúdame a bajar del taburete, que no sé ni cómo me he subido.
—Vale, pero no me atice con la sartén, eh.
Me acerqué y cogí el cuerpo quebradizo y enjuto de la señora Tere como hace un príncipe de cuento con su prometida, y salimos de la habitación con elegancia de alta alcurnia, no sin antes dirigirme a Gertrudis cuando pasamos por su lado.
—Ya hablaremos tú y yo, ya. ¡Te dije que te presentaría a la Tere de manera formal!
Gertrudis nos miraba desde bajo. Lengüeteó a una velocidad ocho veces superior al desenroscado por soplido de un matasuegras, agachó su enorme cabeza y se cubrió los ojos con la punta de la cola.
—Sí, sí, ahora hazte la arrepentida. Hoy te quedas sin cenar. Así que tira para casa que está la puerta abierta, y te pones a ejercitar con el muñeco de Amazon tus técnicas de constricción.
Gertrudis, sin más, se dirigió hacia la salida. A mitad de camino se detuvo, alzó la cabeza y me miró en un intento de ablandarme para que le levantara el castigo. Yo negué impasible, así que Gertrudis respiró hondo, se dio media vuelta al mismo tiempo que se agachaba, y continuó reptando hasta salir de la habitación.
—Qué va, señora Tere —le dije al tiempo que la dejaba en el suelo—. Con tal de no hacerme caso, seguro que la muy cabrona se habrá metido en la bañera con la cabezota fuera del agua, como si no hubiera pasado nada.
Me despedí de mi buena vecina, no sin antes acordar a modo de disculpa que el próximo fin de semana cenaríamos los tres juntos en mi casa. En definitiva, era como tenía pensado presentarle a Gertrudis. Cuando llegué a mi piso, me fui directo al lavabo, y como la puerta estaba abierta, no tuve más que asomarme. En efecto, Gertru se encontraba en la bañera (siempre la mantenemos repleta de agua) y, tan pronto me vio, giró la cabeza.
—Conque esas tenemos, eh.
Gertru me volvió a mirar, me sacó su lengua bífida unas cuatro veces por segundo, y se sumergió en el agua por completo.
—Vale, pues tú misma.
Un rato después, poco antes de mi descanso nocturno, tomé la decisión de que al día siguiente, con el apoyo de Demenciano o el Loco, me haría con el cuerpo de un reguetonero del barrio para dárselo de comer a Gertru. Sería la forma de hacer las paces y de paso le daría a conocer sabores nuevos.
Cabrónidas. Jeje. Gertrudis se comporta como cachorrita. Pero quiero creer que se le activa bien activado su sentido de cazadora cuando tiene delante a un reguetonero promedio... A ver, para que lo asuste y lo corretee, nada más. Va un abrazo hasta allá.
ResponderEliminarTiene el don de saber distinguir entre humanos que merecen una segunda oportunidad, y los que no la merecen. :))
EliminarQué bien la tienes adiestrada. Y me he cagado de la risa imaginándome la escena corriendo y saltando a su edad como la mejor de las saltibanquis para escapar a la enorme víbora. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarSin duda, la Tere tiene que haber sentido la inyección de adrenalina más potente de su vida. No importaba cuán alto era el taburete. :)
EliminarQue horror, jajaja. Agradezco mucho que vivas muy lejos de mi casa.
ResponderEliminarBesos.
Hola, Sara. Ya hemos tenido una seria charla y no creo que lo vuelva a hacer. :D
EliminarLa dieta a base de guardias y concejales de vox crea muchas flatulencias, normal que tu entrañable mascota ande alterada
ResponderEliminarSí, esa clase de individuos son de digestión pesada y a veces le repiten. :)
EliminarEstás seguro de querer alimentarla con un reguetonero, a ver si la pobre va a tener una mala digestión, y no consigues que te perdone nunca, ;)
ResponderEliminarGraciosísima historia, Cabrónidas, da un poquito de repelús, porque a mi me da grimilla los reptiles, y eso que estamos rodeados de ellos, pero me ha enternecido que se comporte como una mascota más. Qué lista la Getru, ja, ja, ja.
Tu vecina la Sra. Tere, una genia.
Abrazos.
Menos mal que la Tere tiene un corazón de hierro y los infartos pasan de ella. Conociéndola, seguro que prepara un sofrito para acompañar a futuras degustaciones de la Gertru.
EliminarOtro para ti.:)
Bien enseñada como Dexter jejeje
ResponderEliminarJa, ja, sí, hay que procurar encauzar el potencial de estas criaturas en la dirección correcta.
EliminarHostias Cabrónidas que ha ido a medir a la Tere!. Y una serpiente del tamaño de un autobús no se dedica a medir por aburrimiento. Así que me temo que la cena que vas a organizar va a ser para dos..porque la tercera, la pobre Tere, se la estará reservando la Gertrudis para el postre. Aunque con lo enjuta que está no te escantilles, que igual le salen más pellejos que chuletón, y no me la imagino yo volviendo a la bañera enfurruñada.
ResponderEliminarMas vale que encuentres un reguetonero pronto, que esos además tienen chicha. (Que lástima, con todos los que hay por aquí..ojalá te pudiera enviar alguno...)
Por cierto, que sepas, que hoy la Gertrudis ha salido en canal sur. Y han dicho quién es realmente...no es una bicha cualquiera...ella es...
https://www.youtube.com/watch?v=hu6DejW-oFU
jajajaja pobre Tere, trátala bien que es una cotilla encantadora.
Pero eso sí, ve ensayando reverencias, que cuando la Anticrista decida mudarse a tu bañera la tendrás que recibir con la pompa y el boato que merece. Eso o preparar un ritual de esos tuyos. Y pregúntale antes si prefiere el reguetón!!
jajaja Muy bueno Cabrónidas. Me parto contigo
Un abrazo de víbora
¡Hola, Finil! Celebro que lo hayas disfrutado. Por el momento, Gertru y yo tenemos bastante tiempo por delante para reducir la población de reguetoneros, que hay unos cuantos. Quién sabe si en entradas posteriores veremos el instinto predador de Gretrudis en todo su esplendor. Pero la Tere no corre peligro. Ya tiene aprendido de quiénes no debe alimentarse. Ahora voy a ponerle el Espichufrenia de Narco, A ver si le gusta. :)
EliminarHola, Cabrónidas, jajajajaja, tener una "bicha" de esas en un piso-nicho, debe ser agobiante como poco. Eso sí, no creo que ningún otro ser viviente se le ocurra adentrarse en tu cueva. Aunque a ella, por lo que se ve, se le queda pequeño el lugar o eso o que tiene tanta hambre que es capaz de comerse a las vecinas...
ResponderEliminarY me viene otra pregunta a la cabeza, ¿no serás tú Frank de la jungla?
Un abrazo. :)
Hola, Merche. Menos mal que no soy Frank de la jungla porque tiene una buena liada, por lo que se ve. En cuanto a Gertrudis, cuando se vive en una comunidad hay que acatar ciertas normas, y casi las tiene aprendidas. No creo que vuelva a cometer otro allanamiento de morada. :)
EliminarLa dieta de gertru, aunque buena para la sociedad, me parece harto indigesta para la pobrecita. Es verdad que tienen un estómago que lo aguanta todo, pero....
ResponderEliminarDe momento parece ser que tiene un estómago de hierro. :)
EliminarHola Cabrónidas, me encanta esa Gertrudis tan mansita y curiosa. Cuando ponga huevos y salgan sus hijitos te pediré que mandes uno a traves del charco, acá podemos alimentarla con carne de derechoso y pro-fascista, no será muy buena la alimentación porque los cerebros carecen de la nutrición necesaria pero el cuerpo para algo servirá. Me gustó tu historia, se lee muy agradable. Espero que el reguetonero le haya gustado a la Gertru. Saludos.
ResponderEliminarHola, Ana, celebro que te gustara. Resulta que los reguetoneros son un plato bastante apetecible para ella. Hay que inculcarles buenos hábitos de alimentación a estas fascinantes criaturas. Ya veremos si en un futuro Gertru se apareará con una anaconda macho. Le preguntaré si quiere contribuir a perpetuar su especie. :)
EliminarMe he divertido mucho con tu historia imposible, Cabrónidas. Un derroche de imaginación. Yo trataría de cambiar el menú de Gertrudis por comisionistas de alto rango y algún ministro del interior, por ejemplo, antes que el reguetonero.
ResponderEliminarMarcos, me lo apunto. Desde la degustación del reguetonero, que está siempre dispuesta a conocer sabores nuevos. :)
EliminarJajaja, me he reído mucho con esta historia, aunque cuidadito que dicen de las serpientes miden a su comida. No le metas tanta dieta de reguetoneros que van fatal para la digestión, jajaja.
ResponderEliminarUn mega abrazo enroscado🤗
Tendré que buscarle una dieta más equilibrada. Quizá estaría bien incluir a concejales del PP, además de los de Vox. :D
Eliminar¿No le has enseñado a llamar a la puerta? Así no se hacen las cosas, la educación vaya por delante.
ResponderEliminarEso ya casi lo tiene aprendido. Se estira un poco y le da al timbre con el morro. :)
EliminarJajajajaja, buenísima la dieta de Gertrudis: indigesta, pero, a ver, visto lo visto… es alimentación épica y de compromiso social, jeje.
ResponderEliminarNo sé qué me ha dado más ternura, si Gertrudis cubriéndose los ojos con la cola o la pobre Tere, subidita al taburete como en una peli de dibujos cuando aparece un ratón. 😂
Es que todo el texto está repleto de imágenes que me han sacado risas a toneladas, porque me lo he imaginado a la perfección. Qué crack.
Gracias por estas joyitas.
¡Un fuerte abrazo!
Qué tal, Tarkion. Visto lo visto, todo suma. Yo lo imaginé como si estuviera viendo dibujos animados y también me reí lo mío. Gracias y otro para ti, maestro. :)
EliminarJajaja... Cabrónidas, pero qué bueno. Me he podido reír lo que no está en los escritos. Eso sí, pobre señora Tere… no me extrañaría que corra mañana mismo a cambiar la cerradura por una versión anti-anacondas con detector de intrusos 🐍😂.
ResponderEliminarBuenísimo, de verdad. Pero lo mejor, sin duda, es lo que come. ¡Madre mía! Para bien o para mal, ese suministro está garantizado de por vida 🤣
Un abrazo 🤗
Hola, Beatriz, me alegra saber que te ha gustado. No nos puede faltar la carcajada. Menos mal que Gertru es rápida de entendederas, y tal y como están los tiempos, su alimentación está asegurada. Otro para ti. :)
EliminarEspero que el reggetonero estuviese drogado, versión brownies de yerba para tu amiga xd
ResponderEliminarSí, un reguetonero con condimento, ja, ja.
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