Podemos mostrar nuestra mejor sonrisa para ocultar que hemos tocado fondo mucho antes de sobrepasar el nivel crítico de frustración. Y trascender nuestra propia escatología más allá de miseria y muerte hasta experimentar la verdadera realización.
Podemos albergar la opción de la cuchilla y el agua tibia como un modo de decir que os jodan, o bien respirar el dulce adiós del monóxido de carbono. Pero podemos permanecer, a pesar de todo, y autodestruirnos trabajando muchas horas extras. O fumando, bebiendo y drogándonos como solo hacen los idiotas más felices del reino.
Sin embargo, antes podemos cerrar los ojos y soñar con mil mundos a nuestra medida que jamás existirán. Y escribir sobre ellos hasta que se vuelvan reales. O ver una película detrás de otra hasta dar con la trama que nos ayude a entender de qué coño va todo esto. Y si nada de eso funciona, podemos quemar iglesia, banco y estadio, e irnos en busca de otros aires, no sin antes despedirnos del vecindario dejando la espita abierta del gas y una vela encendida.
Pero podemos no ser tan drásticos, disfrutar de nuestra autocompasión y volvernos un poco despiadados e intensos. Y hasta sentir esperanza como máxima utopía deseable, mientras nos masturbamos con dolor por cada oportunidad perdida y cada recuerdo de salvaje intensidad, hasta lograr cortar con todo nuestro pasado por erróneo y asíncrono.
En cualquier caso, no voy a centrar mi actual cotarro existencial sobre el color del humo de la fumata.
Cuando el mundo se vuelve incomprensible lo mejor es dejarse arrastrar por la locura, locos pero felices...
ResponderEliminarEs una buena opción. La locura no se sufre, se disfruta. :)
Eliminarque mi locura la sufran los otros, los cuerdos ;)
EliminarYa te vale, Cabrónidas. Tocada, hundida y revulsiva, es como si hubieras olido la incoherencia en la que resido, me veo más que identificada en tus letras, ando en una crisis existencial que me escupió o no quiso callarse hace como 365 días, uno arriba otro abajo, qué más da, en la que salto, me escabullo, huyo, reniego, me atrinchero como una muerta, y vuelta a empezar, es un corte profundo que te desestabiliza y al mismo tiempo grita, urge, que corra en contradirección. Lo peor, de una misma.
ResponderEliminarEl final lo es todo, qué más da lo que suceda, si lo primordial es aquello que nos carcome como individuos.
Abrazos.
Tienes que acabar de supurar con dos entradas más en tu blog. Y si no... hay muchas iglesias, bancos y estadios donde elegir... ;) Otro para ti.
EliminarYo soy más de ver, pensar y callar
ResponderEliminarIntentar pasar desapercibido no es mala estrategia. ;)
EliminarUy Cabrónidas!! "cerrar los ojos y soñar con mil mundos que jamás existiran"?... Eso te ha quedado malditamente poético jajajaja acaso te ha traicionado el subconsciente?. Mientras no se crucen Demenciano y compañía, no hay peligro de exterminio para la humanidad.
ResponderEliminarY para la fumata q esperen otros, aunque creo haber escuchado q ya salió un Papa americano. No sé, pregúntale a la Tere, que seguro que a estas horas se habrá enterado
¿Habemus Papam? Mil cuatrocientos millones de abducidos estarán orgasmando de dicha. ¿Habré sido yo uno de los últimos humanos en enterarse? :O
EliminarLo leí como quien entra a una habitación con las paredes cubiertas de espejos rotos. No para mirarse, sino para saber si todavía sangra.
ResponderEliminarCabrónidas, esto no es un texto, es un gesto. Una forma de escribir desde lo que se evita nombrar. Y ahí es donde aciertas: no estás haciendo apología de nada, solo describiendo los márgenes donde la gente de verdad respira o se ahoga.
Lo mejor de todo es que no te posicionas como víctima ni como héroe, ni como mártir ni como iluminado. Solo te plantas ahí, con lo que hay, diciendo “esto es lo que toca” y dejando que al lector le pique el esófago si no está acostumbrado a tragarse la vida sin azúcar.
Y aunque digas que no vas a centrarte en la fumata… el humo ya lo has soltado. Cada uno verá si se asfixia o si le abre el pecho.
Y no, no eres el último en enterarte de lo del papa, yo acabo de leer a Finil justo aquí encima que ya hay papa nuevo jaja
¡Un abrazo, compañero!
Hola, Tarkion. Por lo visto no andamos casados con al actualidad, ja, ja, ja.
EliminarJolines, Cabrónidas, ¿necesitas un abrazo? Eso he pensado en tus primeros párrafos, después me he acordado de aquella canción sobre el Papa y tú habemus Papam particular y ya he dicho: no, todo bien por ahí, en su línea...
ResponderEliminarEn cualquier caso, un abrazo, si te apetece, claro...
Hola, Merche. Si viene de ti el abrazo, cómo no. :)
EliminarNos dejaremos llevar por la locura al estilo Lovecraft, igual invocamos al Cthutul, entre fumatas 🤣
ResponderEliminarAh, veo que le estás dando a Lovecraft. Ya mismo te quedarás como Tarkion y yo. :))
EliminarHola Cabrónidas, el alcohol tomado ayuda mucho para no quemar todo. Las neuronas que se morirán ahogadas, con suerte serán las que nos recuerdan las cosas que nos duelen.
ResponderEliminarCreo que todo acaba pasando y perdiendo su importancia. Un abrazo fuerte.
Así es, Anna. Tan solo resta ir hacia adelante. Otro para ti. :)
EliminarHaya sido elegido quien haya sido elegido, todo seguirá siendo más o menos más de lo mismo. Ergo, me da igual.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Sin duda. Los cánceres seculares van a seguir. :)
EliminarPodemos no ser tan drásticos... O podemos serlo más. De todos modos, ¿a dónde te lleva la moderación? ¿De qué sirve contenerse? ¿Por qué hacerlo bien, cuando puedes hacerlo épicamente mal...?
ResponderEliminarEs una cosa o la otra; no creo que exista el término medio entre ambas actitudes.;)
EliminarUfff... Tremendo! Tocados y hundidos. Y creo que no se libra nadie. Existencialmente las fumatas negras... o grises... Sí, más comúnmente, las grises, nos envuelven y nos tiramos tosiendo la vida entera. No hay prisa, la muerte llega siempre.
ResponderEliminarRecibámosla con humildad, pero sin agachar la mirada. :)
Eliminar