Por aquel entonces faltaban unos cuantos años para que mi inocencia fuera sustituida por la estupidez del mundo adulto. Yo todavía era un niño cuando una tarde primaveral, en el jardín de mi infancia, capturé a tres mariposas y las metí en un tarro de vidrio. Aquellas criaturas pequeñas y hermosas chocaban entre sí en un aleteo frenético apenas audible.
Mientras las observaba, se me ocurrió que si las ataba juntas, quizá volaran al mismo tiempo como si fueran tres seres en uno. De modo que me hice con un pedacito de hilo de coser, y lo anudé con paciencia y cuidado alrededor del cuerpo —justo debajo de las alas— de cada una de ellas. De seguido deposité el singular trío de lepidópteros en el suelo y, tumbado con mi mirada a ras del mismo, palmeé cerca de ellas una y otra vez en un fútil intento de que levantaran el vuelo.
El aleteo de las mariposas era débil, desacompasado y torpe, debido, con toda seguridad, a las mermas infringidas durante la operación de atado. Aquella ocurrencia cruel fracasó, con lo cual, y esta vez sí, de manera consciente, tiré de ambos extremos del hilo de coser hasta tensarlo, cerrando los nudos y destruyendo así sus órganos vitales hasta provocarles la muerte.
Fui a un rincón del jardín dispuesto a enterrar los despojos. Mi madre me vio desde la parte más alejada, y me preguntó qué estaba haciendo ahí de rodillas con tanta dedicación y silencio. Alcé la vista hacia ella y con tono invernal respondí: «Entierro a tres mariposas muertas». Equivocada respecto a la bondad de mi gesto, afloró en su mirada un brillo inequívoco de afecto y ternura.
Aquella tarde remota, comprendí junto con mi arrepentimiento por aquel triple asesinato, que fui demasiado humano. Y creedme que desde aquel día, por no matar, no mato ni el tiempo.
Jugaste a ser Dios. Entonces... ¿te sentiste mal porque creíste que habías sido muy cruel? ¿No hubo ganas de más experimentos? Esto tiene una doble lectura también: la equivocada interpretación de tu madre, que podrías haber aprovechado a tu favor.
ResponderEliminarSí a lo primero a las pocas semanas. Y a la segunda pregunta nunca más, al menos, no con animales. Y como tampoco soy un aprovechado...
EliminarSiento decirte que hoy lo has vuelto a hacer. Ni las mariposas ni yo merecimos tu trato.
ResponderEliminarYa se me pasó y ya te perdoné ; ) pero recuerda la próxima vez que quieras matarme, no soy positiva, en todo caso vitalista, me gusta la vida, con todo lo bueno y malo que va en ella. Un beso
EliminarBueno, ha sido un error de apreciación por mi parte. Iba sin mala intención.:)
EliminarYo lo hice con un escarabajo verde tornasol en mi niñez y aunque lo dejé vivo, no lo he olvidado. Estas acciones impensadas, torpes y faltas de respeto -quizás por ignorancia- nos van marcando y nos reconducen, porque hasta el día de hoy no he vuelto a lastimar a un ser vivo.
ResponderEliminarIgnorancia, la inocencia y el ser humano, que no piensa en las consecuencias.
EliminarNi siquiera los padres más comprensivos lograrán entender nunca a sus hijos. Es la norma del ser humano. Creemos conocer a los otros, hasta que nos demuestran lo contrario.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Si a veces uno no se entiende ni así mismo. Pero eso sólo pasa en la edad adulta.
EliminarIntento hacer memoria y no recuerdo haber experimentado algo así, como dicen que todos hemos hecho de niños. Pero bueno, tengo muy mala memoria.
ResponderEliminarBesos.
Eso es que no hiciste nada parecido.
EliminarHablan de la inocencia de los niños, pero ya desde pequeños asoma en nosotros la crueldad que nos acompañará toda la vida.
ResponderEliminarLa verdad que pienso en la imagen de esas 3 mariposas y telita, pobriñas. Aunque bueno, ellas salvaron a otros animalillos de tus garras, hasta salvaron al tiempo :)))
Sí, nos creemos que podemos hacer con los pobres bichos lo que nos plazca.
EliminarAunque en honor a la verdad, quizás si hubieses dicho que cogiste a 3 moscas y las ataste por el cuerpo o a 3 arañas, pues la apreciación hubiese sido diferente, y eso me lleva a la entrada de los juguetes inclusivos, tonterias y desvarios mios, no me hagas mucho caso jajaja
EliminarSí, a las moscas y mosquitos no les tenemos respeto alguno. ¿Por qué?:D
EliminarNo no, a ti no te acompaña maldad. Tú te arrepentirte. Pobrecillas... Pero te arrepentiste. Tú no matas ni el tiempo.
ResponderEliminar*arrepentiste
ResponderEliminarOhhhh... Bueno, "arrepentiste"
ResponderEliminarSí, ha quedado claro.:)
Eliminar😊😊😊
EliminarNo es lo mismo crueldad que maldad. Fuiste cruel por al acto pero no te movía ni el deseo de hacer daño y si así fuera, tampoco entendías al nivel adulto lo que es hacer daño. Este jurado te considera inocente de estos actos y quedas absuelto. Ya te pillaremos en otro momento y con cargos mas duros por lo que sea que nos depare tu futuro escrito.
ResponderEliminarEs justo. Los niños, mientras lo somos, tenemos un nivel de conciencia diferente al adulto.:)
EliminarNo sea modesto, Cabrónidas, su mismo nick y ese gusto por Slipknot, esa letra que escuchamos:
ResponderEliminar(...I can taste you on my fingers
I can hear you like the holy ghost
And kill you if you get too close...)
Ya nos da una idea de que pequeñito apuntaba maneras. Eso sí, a los toros que no los toquen, jajajajajajajaja.
Saludos.
Jajaja, sabía que usted utilizaría mi entrada para cornearme, pero no que afinara tanto respecto a Slipknot. No puedo más que sentir simpatía.
EliminarEspero que se enorgullezca de su valía al tener comentarios críticos en su blog, que ya sabe que se llenan de simulada bonhomía, de edulcoradas palabras y de lugares comunes que de poco sirven a personas reflexivas y educadas como usted.
EliminarLa simpatía es mutua, de ida y vuelta.
Al margen de la angustia que he sentido por las mariposas, me ha gustado mucho el relato por su estilo. Me encanta eso de "con tono invernal"; y me parece muy atinado el toque de agitación emocional que provoca (en el niño y en los lectores) el error de percepción de la madre.
ResponderEliminarSaludos.
Hola. Agradezco tu presencia aquí y que además te haya gustado. :)
Eliminaruy! pequeño diablillo... 😊 Vuelvo a retomar el mundo blog y paso a dejarte un saludo.
ResponderEliminarHola y bienvenida. Bueno es que no te vas del todo.;)
EliminarEs de admirar la destreza que tienes para amarrar tres mariposas sin quebrar a ninguna en el proceso. Yo de niño por querer acariciar a una accidentalmente le despedacé una ala, que son más frágiles de lo que parecen, aunque supongo que depende de la especie.
ResponderEliminarMás que destreza, también paciencia, sin atender a las mermas que les produje.
EliminarAuténtica metáfora de las alas. En este caso Dédalo no advirtió a las mariposillas del riesgo que iban a correr dejándose atrapar por un aprendiz de cirujano...(genial relato).
ResponderEliminarHubo crueldad sin maldad. Es posible que por aquel entonces desconocía lo que era la anestesia; si es que se puede anestesiar a una mariposa. Agradezco que te haya gustado.
EliminarTriste historia con muy buena enseñanza. Mejor matar el tiempo que a las bellas Mariposas. O mejor las cucarachas. Besos
ResponderEliminarMejor el tiempo, ¿no?
EliminarA mi me parece que tu madre sospecho algo y, como buen progenitor, prefirió pensar otra cosa ;)
ResponderEliminarEl mundo es de los crueles, tarde mucho en aprender eso y para entonces ya era tarde. Yo tampoco soy capaz de hacer daño, al menos de manera consciente....
Ahora que lo dices, es muy probable que así fuera.
EliminarLa muerte es, si cabe, un misterio aún mayor que la vida. Y ambas cosas suelen asustarnos por igual.
ResponderEliminarEl caso es que no puede haber una sin la otra. Pero que lleguen por medios naturales y no forzados.:)
EliminarCon tu elección de video/canción me recordaste la universidad.
ResponderEliminarSaludos, Cabrónidas.
Hola, Alexander. Hacía tiempo que no se te veía por estos mundos.
EliminarMe has recordado a una de mis escenas favoritas de uno de mis animes favoritos de cuando era adolescente, te comparto el link, aunque sólo lo encontré en inglés, pero al menos tiene subtítulos automáticos traducidos si los activas. Es cortita, creo que te gustará: https://youtu.be/F7K4bFPm5_k
ResponderEliminarYo también era de cazar mariposas.
Sí me ha gustado. Vash no tiene mala intención, pero Knives tiene razón. La Naturaleza dispuso de un delicado equilibrio para todas las formas de vida del planeta y el ser humano tendría que haber respetado eso y no creerse que está por encima.:)
EliminarEl camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones ;)
EliminarJajaja, si; muy cierto. Siempre son los hechos los que hablan y no las intenciones.
EliminarYo, que soy una ingenua que cree en la máxima rousseauniana de que el hombre es bueno por naturaleza, y que es el entorno lo que le corrompe, atribuyo esa crueldad temprana a la natural curiosidad infantil. De forma inconsciente experimentamos para saber qué pasa, qué se siente, y así aprendemos sobre la fragilidad de la vida. Tú experiencia fue suficiente para no tener que volver a hacerlo. No debió gustarte mucho lo que sentiste...
ResponderEliminarY así ¿ves? quedas exculpado de toda responsabilidad. Mi convicción rousseauniana se frustra ante quienes sienten la necesidad de repetir crueldades una y otra vez, ante sí mismos, los demás, el resto de seres vivos o la propia naturaleza. Pero sigo siendo fiel a Rousseau... Lo dicho, soy una ingenua...
No me gustó mucho por no decir nada. Desconocía las palabras de Rousseau pero parece que sabe de lo que habla.:)
EliminarQué suerte tuviste, pudiste coger tres, yo siempre lo intentaba, pero astutas ante el peligro, volaban más alto. Alguna vez llegué a tocar alguna y el polvo irisado que me dejó en las manos hizo que cayera al suelo y no pudiera volar más. Lo sentí tanto que dejé de perseguir mariposas.
ResponderEliminarSaludos, Cabrónidas.
Hola. Hubiera preferido no haber tenido esa suerte. Por lo visto, estamos hechos de la misma pasta.:)
EliminarTu relato me hizo recordar cuando los chicos de mi calle metían saltamontes en bolsas y luego cerradas éstas, los aplastaban con el piel. ¡Qué crueles somos de chicos! Y aunque no estemos conscientes, algo o mucho de esa crueldad nos acompaña de adultos. Me gustó la forma en que escribiste esta entrada Cabrónidas. Creo que da para reflexionar bastante. Saludos.
ResponderEliminarAsí lo creo. De pequeños somos ignorantes y si bien hacemos las cosas sin maldad, podemos infligir sufrimiento. El caso es no repetirse. Celebro que te haya gustado.
EliminarLo mío era las hormigas y algunas arañas... de las que les das con un palito al agujerito y salen pensando que hay una presa. Me producía tanto repeluzco como satisfacción... cosas de humanos.
ResponderEliminarMira que de pequeños somos malos. Espero que ahora seamos buenos; al menos con todas esas criaturas, de las más minúsculas a las más grandes, que tienen el gran infortunio de compartir el planeta con nosotros, los humanos.:)
EliminarA mi hermano de pequeño le daba por ir a cazar lagartijas y cortarles la cola que guardaba después (no sé para qué). Un día, tras haberle dicho que las dejase en paz, me contestó muy serio "en este mundo nadie es indispensable", me quedé sin palabras, y él siguió tan pancho en su afán... no sé a quién se lo habría oído decir, porque éramos unos renacuajos, y he decir también que no las mataba (a las lagartijas) pero fijo que debían sufrir porque cuando nos veían llegar, salían de estampida.
ResponderEliminarDiría que lo llevamos en el ADN. Es casi imposible de descifrar el porqué de ese comportamiento en nosotros, cuando tenemos aún todo por aprender y apreciar.
EliminarMe quedé hipnotizada con la imagen de coser las mariposas...El sufrimiento es algo que detesto pero a veces fantaseo con la idea de que hay personas que necesitan de su propia medicina. Las madres siempre ven lo mejor de sus hijos...no?
ResponderEliminarY cuando ven lo peor se hacen las locas.:))
Eliminar