25/8/22

164. Al límite

    Como es bien sabido, el ser humano es una desgracia emocional que al igual que llora, ríe. Al igual que ama, odia. Dicen que amar sin condiciones, aun a riesgo de que te dejen el corazón siempre en obras, es elogiable por la valentía —o inconsciencia, dirían algunos—  que eso supone. En cambio, odiar te posiciona al lado de lo mezquino, lo feo y lo oscuro. Y también sabemos que el ser humano miente con tal de que no lo señalen y solo se muestra tal y como es en la intimidad y el anonimato, cuando nadie mira.

    Benditas las redes sociales. Malditas ellas. 

    Salgo a la calle y veo manifestaciones de amor y actos de bondad, sí. Pero también veo mucho odio. Contenido las más de las veces porque es impopular, claro, pero odio al fin y al cabo.

    Lo veo en la cola del supermercado, del aeropuerto, del metro, del cine, del SEPE, de la Seguridad Social... En los atascos, en los bares, en las manifestaciones, en las paradas de autobús y de taxi. En las estaciones de tren, en los centros de enseñanza, en los campos de fútbol y de cualquier puto deporte. También en las salas de espera de los centros de salud, de los bufetes de abogados, de los hospitales, de urgencias, de las comisarías...

    Lo traen a mi casa las ondas de frecuencia y amplitud modulada. Lo veo en la televisión, en el debate del estado de la nación y en cualquier jodido debate que se precie. Dentro y fuera de las puertas de los ayuntamientos, de los tribunales, de las Cortes Generales, y cómo no, de la puta iglesia. 

    Aun estando en todas parte a todas horas, siempre hay quienes niegan haberlo sentido. Quizá así se sienten mejores y creen que su mierda huele mejor. Pero hace tiempo estamos en ese punto, extremo y delicado, en que cualquier persona en un día cualquiera cede a su odio por un estímulo impersonal e impredecible, y lo convierte en ira. 

    Estamos en el escenario propicio para ello. Solo se trata de que el devenir cotidiano de cada individuo, active los resortes adecuados en el momento preciso, para que alguien sea la chispa capaz de arrasar un extenso trigal, la gota que desborda un río asesino. 


24 comentarios:

  1. Y que lo digas, hace años, un buen puñado de ellos, se me ocurrió decir la tan trillada frase, ''cómo pudiste ...'', desencadenó en un odio inmensurable que a la fecha, aún cargo los estragos.
    Diría que, no es necesario pasarse por todas esas dependencias, a veces lo tienes al lado, la ventaja quizás sería, que cayó la venda de los ojos y la vida no resultó tan color de rosa, ves lo duro y largo y eso te vuelve a tus inicios ... Hacer lo que te venga en gana

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    1. Todos tenemos capacidad para amar, pero va ligada a la de odiar.

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  2. El odio alimenta, mueve, agita, ciega... Se capitaliza.

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    1. Saben cómo sacar rédito de nuestras emociones; estoy convencido.

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  3. El fomento del odio tiene sus réditos para quién lo alimenta. No hay nada más que mirar un poquito el panorama que tenemos...

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    1. Desde luego. De no ser así, esta entrada no tendría lugar.

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  4. Yo veo al mundo como una balanza. El mal se equilibra con el bien, a ratos. En general aún hay más gente que unas que hacen el bien, otras porque no quieren hacer mal, otras que no quieren hacer nada... las sumamos y ganamos al mal. Eso sí, estamos muy igualados, tanto que cualquier día se equivoca uno de nosotros... y no hace falta meteorito.
    SAludos.

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    1. Ninguna falta. Cordura y locura es un fino hilo que cada vez rompe con más facilidad. Y nadie nace loco.

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  5. Estamos al borde del exterminio . Buena entrada te mando un beso.

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    1. Hola. Llevamos así toda la vida, y no acabamos de rematar la faena.

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  6. Desgracia emocional
    Corazón en obras
    Y de nuevo la música sí que esquizofrénica
    Me gusta que el mundo no te sea indiferente

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    1. Nunca lo es, aunque que así sea es más una condena que una suerte.

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  7. Todos amamos y odiamos, pero creo que la mayoría se inclina fuertemente hacia uno de los dos lados. La solución es simple y no entiendo cómo nadie nunca la pensó: hay que matar a todos los que odian, así solo quedaremos los que estamos llenos de amorrrr!

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  8. El odio nunca baja en las bolsas, todo lo contrario, es siempre una apuesta segura.

    La pandemia nos haría mejores y desde entonces sólo veo puños apretados, mandibulas tensas. El cuerpo listo para golpear, las bocas para el insulto....

    Parece que sólo estamos esperando a la chispa adecuada.... (eso era una canción, ¿verdad?)

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    1. Podría serlo. La ira se desatará con más vehemencia que nunca por la razón más nimia.

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  9. Justo iba a decir lo de tu penúltimo párrafo; yo veo más ira que odio. Sobre todo desde la pandemia y todo lo que ha venido después, la gente está al límite y se nota un montón, saltan a la mínima, se arman grescas por cualquier cosa. Y como no hacen más que pasar mierdas, esto no puede sino ir a peor. Soy toda optimismo, ya lo sé ;P

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  10. Ni mas claro ni mas alto, totalmente de acuerdo.

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  11. Yo estoy en un momento en el que no quiero sentir ira, por eso me hago un poco la tonta y la ciega para no ver lo que sé me va a causar ese malestar.

    Besos.

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    1. Bien hecho. Pero el estímulo suele ser impersonal; impredecible...;)

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  12. La vida siempre está llena de antítesis, lo preocupante es cuando la balanza se inclina demasiado de un lado y éste no es la mejor opción.

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    1. Nunca está equilibrada el tiempo suficiente como para estar tranquilos.

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