Estoy en casa de mis padres y una melodía llega a mí fluctuando con la cadencia del reggae. Después de la comida, lavo unas tazas para prepararle un café a mi padre. Las gotas de sudor caen lentas por mi espalda en cosquilleante incomodidad. El agua de la piscina es un espejo destellante. Por el ventanal miro a mi madre mientras trabaja con manos experimentadas en el jardín de mi infancia: los geranios, las enredaderas, las azucenas, las margaritas, los cactus...
El agua del aspersor cae en el césped en un abanico de perlas. Huele a tierra mojada y lavavajillas. De pronto, una brisa de fuego aviva en un bucle imposible el vaho aromático del café y las pompas iridiscentes del Fairy. El aroma del café y las burbujas danzan a mi alrededor con pereza imprevisible, antes de salir bailando por la ventana para estallar y disiparse en la flora ajardinada.
Ya es verano, joder.
Recuerdos de cuando el verano era verano y no infierno...
ResponderEliminarPara mí, lo más infernal del verano era cuando finalizaba y encima, tenías que regresar al colegio. Qué duro, qué duro...
EliminarUn verano de otro tiempo, creo que me he quedado atrapado en los veranos de mi infancia, soy incapaz de recordar otros veranos que, por fuerza, tuvieron que producirse...
ResponderEliminarLos veranos de la infancia eran muy disfrutables; casi idílicos. Luego llega la esclavitud laboral y los veranos se hacen cortos como las vacaciones, salvo que seas profesor de escuela.
EliminarCreo que incluso siendo profesor se hacen cortos, demasiadas obligaciones, demasiados planes. Nada de levantarte, subirte a la bici y no tener ni puñetera idea de lo que pasará el resto del día...
EliminarPor cierto, la primera vez que me pasaron una cinta de helloween pensaba que la habían escrito mal (era una cinta pirata), lo acabo de recordar :)
El pasado vuelve, nunca se va del todo. Me pregunto si lo que recordamos, realmente era así.
ResponderEliminarSAludos.
Nunca se va y la más de las veces es nuestra carta de presentación
EliminarHas hecho de lo cotidiano poesía.
ResponderEliminarBesos.
Hola.
EliminarSí, aunque de manera inconsciente. Si lo escribo pretendiendo que así sea, no surge.
Verano en el paraíso, por cómo lo describes.
ResponderEliminarSí. En cierto modo aún sigue siéndolo, aunque los protagonistas somos más viejos, y el lugar también.
EliminarY los cincuenta ninios del bloque, liberados de sus obligaciones escolares, chillando como energúmenos en la piscina.
ResponderEliminarSin saber que semejante sensación se acaba en la edad adulta. :D
EliminarPara mi son veranos inolvidables, nunca se olvidan.
ResponderEliminarSuele pasar con lo bueno.
EliminarQuien iba a decir que el verde fluor del Fairy haría pompas iridiscentes, ¿eh? jajaja
ResponderEliminarYa es verano POR FIN, joder!, añadiría
Speedy
Ah, el Fairy, ese instrumento de destrucción masiva que utilizan terroristas e indepes para derrocar al imperio...
Eliminar