Como que mañana será el Día del Libro, me uno a la entrada obvia. Aquí van algunas recomendaciones.
Para los que nunca habéis amorrado el hocico a un libro pero sabéis cómo son, os recomiendo una lectura sencilla y asequible como es El libro gordo de Petete. Como ya es sabido, Petete fue un ilustre pingüino que practicó la docencia televisiva en apariciones de uno y dos minutos. Nadie, en tan breve espacio de tiempo, enseñó tanto. El total de sus eruditas enseñanzas fueron recopiladas en un tomo de incalculable valor. Si os decidís y es vuestra primera vez, sabed que los libros se leen de izquierda a derecha y el proceso es indoloro.
A los que os van las prosas simples, lineales y poco creativas, os sugiero la obra de Lucía Etxeberría. Da igual el libro que elijáis porque todos son un poderoso laxante y acabaréis sentados en el retrete con el careto desencajado. Si por el contrario tenéis cierta predisposición académica y ya os habéis leído el listín telefónico de cuando existía en formato físico, podéis empezar por el DRAE. Si resulta que no lo tenéis, entonces os leéis los prospectos de los medicamentos que tengáis en casa, y así de paso miráis si alguno está caducado.
Si lo tuyo son las grandes obras de la literatura universal, cuya riqueza narrativa en cada frase, en cada párrafo, en cada página, es una enseñanza inmortal a la humanidad, no puedes dejar pasar obras magnas tales como Kamasutra sin límites de Beatriz Trapote, Ambiciones y reflexiones de Belén Esteban, y Lo que me sale del bolo de Mercedes Milá. Tu vida ya nunca volverá a ser la misma.
Pero si tú lo que quieres es una lectura sencilla, didáctica y aprender mientras lees, tu libro es Aprenda usted magia del esperpéntico maestro Juan Tamariz. Desde luego que no te convertirás en David Coperfield, pero a lo mejor hasta aprendes a tocar el violín. Y encima no acabarás en la taza con diarreas atroces.
Y por último y más importante: el libro que nunca bajo ningún concepto debéis leer y ni siquiera abrir, es el Necronomicón, del árabe chiflado Abdul Alhazred. Los últimos desaprensivos en leer el libro lo hicieron en 1981, en el sótano de una desastrada cabaña ubicada en los bosques de Tennessee, y acabaron todos jodidos de remate. Más os vale leer un libro de recetas de cocina, La historia interminable, aunque nunca sepáis cómo termina, o el manual de la Termomix.
Mucha letra para tan poco pollo...
ResponderEliminarNunca recomiendan esta clase de libros, pero ya estoy yo para ofrecerlos al mundo. :)
EliminarBueno me siento una inculta, solo he leído el libro de petete y la historia interminable, todos los otros que recomiendas ni los conocía, bueno excepto algún prospecto de medicamentos.
ResponderEliminarEso es buena señal. Se tiene que leer de todo, dicen. Pero al final, no todo es legible, y hay que priorizar.
EliminarYo por leer he leído hasta novelas de Corín Tellado, y de vaqueros. De todo lo que ha caído en mi manohe leído, y montones de TBos, y hasta la Divina Comedia de Dante,cuando era pequeña. Entonces se leía mucho porque no había ni tele. Fíjate si hace años jjaja
ResponderEliminarLos cómics también hay que tenerlos en cuenta. Aún los leo.
EliminarPues hay tanto por leer que una tiene que priorizar, no he leído nada de lo que nos propones, sirve La Biblia?
ResponderEliminarPor supuesto. Es "El libro".
EliminarDe tus divertidas y laxantes propuestas me abstengo pues mi sistema digestivo es de pitiminí. Tampoco leo los prospectos porque son tediosos y algo Gores y no me va el género de liquidillos y demás despojos.
ResponderEliminarNo se lo digas a nadie, pero soy de las que lee libros japoneses, mongoles, filandeses, innues (no sé si se forma así el plural, o de piraos que se van a vivir a Alaska, quieren recuperar las praderas criando bisontes, te revuelven El Mar interior, mientras te llevan de viaje de uno a otro confín entre pájaros marinos y Leviatanes.
Me has hecho sonreír.
Un beso,
¡Multi-lectora multilingüe!
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