Los buenos tiempos de Drácula quedaron atrás hace siglos, cuando la identidad de género obedecía al catolicismo. Entonces todo era blanco o negro. Sin embargo, como dijera uno de los entrañables personajes de un escritor llamado Irvine: «El mundo está cambiando, la música está cambiando, las drogas están cambiando, hasta los tíos y tías están cambiando. Dentro de unos años no habrá tíos ni tías, solo gilipollas».
Sin duda, el señor Welsh es un visionario, pues el Príncipe de las Tinieblas lleva presenciando ese cambio siglo tras siglo hasta nuestros días. Ahora, apenas encaja en los lugares y situaciones que antes le eran gratos. Y todo lo que hace, aunque sea bienintencionado, es incomprendido y reprobado. Tan estúpidos son estos tiempos que lo han vuelto un inadaptado.
Aparte de que ahora es él quien parece normal en un mundo de monstruos.
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