Por muy cerca que tenga a una persona, no soy nada bueno determinando su edad, sea quien sea, esté viva o muerta. Por lo tanto, diría que la mujer del supermercado tiene más de treinta y cinco años, pero menos de cincuenta.
Llega poco después de que abran, o a primera hora de la tarde, pero nunca entra. Se sienta en un escalón muy cercano de la entrada, y en función de la caridad de los que sí entramos, espera a reducir el vacío del carro de la compra que tiene al lado.
Desconozco si cumplimos con sus expectativas, si es que las tiene. No sé si lo hace por verdadera necesidad o picaresca. Lo cierto es que a veces las cosas no son lo que parecen, y otras son peores de lo que imaginamos, lo cual tampoco aclara nada.
Hoy la mujer del supermercado vuelve a estar. Como ayer. Como casi cada día desde hace unos ocho meses, más o menos. Lo sé porque me basta con mirar por la ventana (no indiscreta) de la habitación en la que escribo.
No sé si estará cuando yo tenga que volver a comprar. Ni si estará mañana. Ni si alguna vez la veré sonreír.
Tengo un cliente que romantiza la idea de ser vagabundo, porque para él eso es estar fuera del sistema. Según él, si tienes un perrete para dar lástima, lo tienes todo hecho. Yo ya no sé quién está cuerdo de los dos, pero no me convence. Ya he tenido que dormir en la calle alguna vez, y no me pareció nada divertido.
ResponderEliminarCreo que ese cliente tuyo piensa poco, o nada, lo que dice. Sí que están fuera del sistema, pero de qué manera; de qué vale eso. Al sistema hay que combatirlo, que es diferente. Otra cosa sería buscar el modo de hacerlo.:)
EliminarEl sistema nos uniformiza, no admite las diferencias, los que no logran adaptarse, quedan fuera,un ejército de desheredados. Algunos de ellos parecen felices estando fuera del sistema, nos parecen equivocados, unos locos, pero, ¿quién sabe?
ResponderEliminarPor más que los mire a mí no me parecen muy felices. Por otro lado, si están en la puerta del supermercado, ¿será que no reúnen los requisitos mínimos para ir al banco de alimentos? Nunca los veo allí por atestado que esté. Quién sabe, sí.
EliminarCualquier supermercado que se precie tiene a su puerta un personaje como ese. Reales o falsos, esas personas siempre me suscitan problemas de conciencia. Luego se me pasan, sentado en la terraza del bar más próximo, mientras trasiego una birra con gambas :)
ResponderEliminarSí, al final se pasan y tenemos con qué. Esa gran diferencia.:)
EliminarFeliz Año Nuevo :)
ResponderEliminarMe acordé de un vecino, la que yo tb veía desde mi ventana. Tampoco le supe calcular la edad; no soy buena en eso.
Voy a leerme los otros escritos. Tendrá varios comentarios míos en breve ;)
Gracias por lo primero y lo segundo, cómo no. Qué disfrutes de la lectura, entonces.:)
EliminarCuántas historias hay alrededor de este tipo de personas. Saludos
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