Alguien, de máxima autoridad, dio una orden.
Mientras, el mundo seguía con su obstinada rotación secular, y sus habitantes seguíamos demasiado ocupados en encontrar un sentido a nuestra existencia. Algunos ignorantes continuaban arrodillándose ante estúpidas estatuas y símbolos. Otros, atendiendo a la razón y la ciencia habían perdido toda esperanza. Y los más afortunados vivían en sus confortables burbujas virtuales, sonrientes y felices.
Nos hicieron creer que las urnas eran nuestra voz y que podíamos decidir. Que éramos capaces de cambiar el mundo cuando solo se nos permite observarlo, y a poder ser sin hacer demasiado ruido. Y consiguieron que nos sintiéramos dueños de nuestro destino, e incluso que controlábamos nuestra realidad más inmediata.
Pero alguien de máxima autoridad dio una orden, y un par de manos obedientes giraron un par de llaves en un gesto sincrónico. El protocolo nuclear fue activado y se impuso su lógica devastadora. Y la jodida verdad era que no teníamos ni puta idea del rumbo que tomarían nuestras vidas en los próximos tres minutos.
En tres minutos muchas cosas pueden suceder.
ResponderEliminarO puede no suceder nada.
Saludos,
J.
Hola. J. Siempre está ocurriendo algo en alguna parte.
EliminarEsa autoridad se la hemos dado nosotros, y en el mismo instante en que lo hacemos, ya sabemos que ha dejado de necesitarnos.
ResponderEliminarBesos.
Los ejércitos y sus jerarquías de mando... Intereses de Estado y geopolítica. Todavía hay quien no se da cuenta de qué va de verdad todo esto.
EliminarOjalá algún día se rebelen ese par de manos obedientes y se vuelvan contra quien dio la orden...
ResponderEliminarSí. Es como esa frase utópica que dice: "Imagina que hay una guerra y no vamos nadie".
EliminarLa vida el mundo... en las manos de otros, pueden cambiar en unos segundos.
ResponderEliminarTanto para bien como para mal.
Una entrada para visualizar !! y ademas todos lo hemos vivido
Un abrazo y que tengas un bonito día.
Cualquier día puede ser aquel en el que se ilumina el horizonte de blanco, sin que puedas hacer nada.
EliminarGracias e igualmente.
Has dado en la tecla de lo que me preocupa desde hace semanas de manera progresiva. Cada día un poco más. Cuando ese tipo de gran autoridad pensaba que se estaba muriendo y que no tenía nada que perder y que si se jodía él se podía joder también el resto del mundo. Un loco moribundo y rabioso sin más política que el Apocalipisis. Es factible. Esperemos que haya segundos y terceros en poder que no le dejen.
ResponderEliminarNi siquiera podemos decir que nunca ha ocurrido algo así. 6 y 9 de agosto de 1945. A partir de ese día el mundo nunca fue el mismo.
EliminarJo, qué relato. Ojalá fuera de ficción.
ResponderEliminar¡Hola, Tarambana! Sí, ojalá...
EliminarTan real como la vida misma y después de esos tres primeros minutos quizás no exista nada más. Feliz inicio de semana
ResponderEliminarLa única certeza que existe es la muerte. Cuándo y cómo llega...
EliminarGracias; te deseo lo mismo.:)
Tres minutos se pueden hacer eternos, pasar de todo, que alguien le de a un botoncito y mandarnos a más de la mitad del mundo a criar malvas, iniciar una guerra, tres minutos pueden dar para mucho o para nada, así de relativo es el tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo y buen día😎
Por eso apenas podemos controlar nada, en realidad.
EliminarGracias e igualmente.:)
Y volveríamos a creer, a tropezar con la misma piedra. Tres minutos es un infinito de tiempo cuando de maldad se trata.
ResponderEliminarTe había comentado anoche, se ha traspapelado.
Cuídate
Hola, MdN. Hay psicópatas con poder que gobiernan un país. Mientras sea así, nadie está a salvo.
Eliminar¿Alguna obsesión con el número tres?
ResponderEliminarNo. Una vez pulsado el botón, no nos quedaría mucho tiempo más, estuviéramos donde estuviéramos. Cubren distancias enormes en muy pocos minutos.
EliminarTanta ojiva juntando polvo... En algún momento, alguien va a querer evitar semejante desperdicio de material. Al fin y al cabo, no estamos para andar derrochando recursos...
ResponderEliminarYa hay un precedente...
EliminarO que dizer do perigo que não controlamos?
ResponderEliminarAbraço amigo.
Juvenal Nunes
El hecho no es que no controlamos el peligro, sino que no controlamos nada.¿Qué pasa? Pasa lo que el poderoso quiere que pase.
EliminarEstamos rodeados de hijos de la gran... Bretaña. Por eso tenemos que aprovechar bien, por si acaso. Gracias por pasar a leerme. Llevo un tiempo con una sequia importante.
ResponderEliminarAbrazo.
Hola, Pedro; de nada. Hay que escribir cada día, pero publicar cuando lo creamos necesario.;)
EliminarEn verdad que esto eriza la piel.
ResponderEliminar¡Todo lo que puede ocurrir en tan sólo tres minutos!
Y esas terribles fechas de 1945.
Una certeza constante que planea sobre nuestras cabezas.
EliminarUn tema de candente actualidad este de los botones rojos y las llaves que se giran ante la orden de la máxima autoridad.
ResponderEliminarY eso que ya ocurrió.
EliminarMuy oportuno tu post. A mí me angustia ver cómo se habla en 'los medios' de guerra nuclear como si habláramos de la cesta de la compra, con toda la naturalidad del mundo. Eso ya me asusta porque ya nada conmueve a nadie...Lo que está claro que no decimos nunca nada.
ResponderEliminarEl poder está en manos de psicópatas.
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