Llegó un momento en que ya no sabíamos cómo estar juntos.
Quizá nuestra unión partía de una derrota anticipada, porque tú leías a Sartre y a Nietzsche, y siempre te sentías desubicada en el espacio y el tiempo. Yo, para encontrarme, bebía, y bebía de Bukowski y Ciorán.
Nuestras mentes chocaron, y en lugar de rechazarse se fundieron en una.
Al cabo del tiempo conociste a Pizarnik. Fue quizá, en ese momento, cuando vibró la quietud perfecta de nuestra alquimia, o cuando tendría que haber sabido interpretar las señales. Porque empezaste a vivir en sus versos, te ibas a lugares donde no podía alcanzarte y de los que tardabas horas en regresar.
Llegó un momento en que ya nunca regresabas del todo, y nos convertimos en dos espectros que bajo el mismo techo se cruzaban de largo como si no tuvieran nada que decirse. El tiempo, ese aliado de nadie, también jugaba en nuestra contra, y nos colocó a kilómetros de distancia aunque nuestros alientos se tocaran.
Por más que lo intentamos nos fuimos vaciando hasta quedarnos sin nada que ofrecer. Aquello que tuvimos se había extinguido y ya no teníamos ninguna referencia a la que asirnos. A cada día que pasaba nos desconocíamos más y más.
Yo te miraba con una botella en la mano, tan cerca y tan lejos. Tú, tan real y tan ausente, solo tenías ojos para las drogas legales del botiquín del lavabo.
Mezclar a Nietzsche con Bukowski es un cóctel molotov. Después el tiempo que es el aliado más odiado, llega para acabar de fastidiarlo todo. Como sea, yo no dejaría a Nietzsche de lado...
ResponderEliminarLa unión de opuestos suele, si no siempre, acabar en fracaso. Las adicciones solo aceleran el fin.
EliminarLas adicciones acaban con todo y con uno mismo.
ResponderEliminarY no dejan sitio para nada más.
EliminarConocer, leer, y meterse dentro de Alejandra Pizarnik suele tener esas consecuencias...
ResponderEliminarOscuras consecuencias. No podía ser de otro modo.
EliminarLas adicciones no son nada buenas, te llevan por caminos oscuros.
ResponderEliminarCaminos ya de por sí oscuros cuando las dos partes también son oscuras.
EliminarHasta ahorita voy viendo el sub-header: "blog de narrativa esquizofrénica". Me agrada.
ResponderEliminarDisfrutemos de la locura.:)
EliminarDicen que los opuestos se atraen... Hasta que dejan de hacerlo.
ResponderEliminarBesos.
La escritura de Alejandra fue el detonante.
EliminarVivir en versos de los que ya nunca regresas del todo. Qué bonito, me ha gusta como lo has expresado.
ResponderEliminarSpeedy
Gracias. Celebro que lo hayas disfrutado.
EliminarMuy bien narrado el desamor. La literatura de los protagonistas es excelente, pero seguro que no es la culpable de las distancias. Estoy de acuerdo en que los polos opuestos no son buenos compañeros, por mucho que las frases bonitas se empeñen en llevarnos la contraria.
ResponderEliminarSí, la unión de polos opuestos solo puede acabar en fracaso tarde o temprano.
EliminarMe gusta, creo que distanciarse es el camino que decidimos recorrer para olvidar en presencia del otro, es la respuesta al vacío, tal vez nos despertamos o nos adormécenos, es más parece somos adictos a amar
ResponderEliminarSiempre se dice que amar es un acto de valentía. ¿O el principio de un suicidio?
EliminarAmar… es tan complejo amar ahora con tanta desfiguración del ego y del apego, igual todo lo que funcione o comience a través de la complejidad de la atracción física debe cumplir el ciclo pasional, cuando ya queda el ser es donde debemos tener la valentía de amar… creo yo
EliminarSí, diría que el ego es nuestro peor enemigo.
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