5/5/22

132. Testimonio irrevocable

    Me siento satisfecho del olvido. Orgulloso, si cabe, de ser incapaz de recordar a todo aquel que no quisiera ser recordado, si es que alguna vez hubo alguien que carente de afán de protagonismo e impregnado de verdadera pureza, no quisiera vivir en la mente de otros, una vez exhalado el último suspiro. La solidaridad de la carne con la carne tenía un nombre que le confería sentido. El origen del progreso de la especie se extravió en la luz de alguna estrella opaca; en algún paraje remoto todavía sin profanar, o en la oratoria de algún erudito griego que nadie escuchó porque en realidad nunca existió. 

    Tan solo me serena saber, miserable de mí, que vosotras y vosotros, que devoráis la vida en lugar de saborearla cacho a cacho, y perseveráis por ser imperecederos en la mente de vuestros hijos, algunos aún por concebir, moriréis un día u otro. Y seréis como aquel griego sabio cuyo mensaje llegó a ninguna parte. Como esa estrella cuya presencia en el firmamento nadie percibe porque su brillo permanece velado.

    Olvido e indiferencia, la peor de las penitencias.

    Por eso tú también quieres reproducirte y multiplicarte. Y que tus hijos e hijas sepan la verdad y vean algún día que nunca olvidarán el asco que damos. Para que custodien nuestra mísera soberbia y la propaguen, y para que vomiten hasta en los más inalcanzables confines la falsedad que hemos mantenido sin advertirlo. O acaso para que nos olviden puesto que yo no he sabido hacerlo. 

    Tan solo por pretender esto, por la eventualidad de continuar jodiéndonos todos los días de esta vida efímera que ya no es nuestra, crees en el milagro de alumbrar una cabeza pequeña y redonda de alguna vagina y darnos cuenta de lo esencial. Y jodernos y morir y llorar y gritar. Y continuar respirando, perpetuando una vez más el ciclo, que nacer, es el único acto de veras testimonial que una mujer y un hombre podrán realizar jamás.

   Por eso pienso en ti. Y en ti. También en ti. Incluso en ti.

   En ti no.


17 comentarios:

  1. Pues yo me acuerdo muchísimo de todos, y desearía poder olvidarme de algunos, pero...

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    1. ¿Si el olvido se acumula es que realmente no se olvida?

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    2. Ve la película "The Nines", con Ryan Reynolds en uno de sus papeles totalmente serios. Verás ahí lo que es el Oblivio Accebit.

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  3. El acto de reproducirse como afán por perpetuar una especie que deja mucho que desear. Y el otro lado mucho más oscuro: reproducirse por afán de dejar la impronta en un mundo que no te recordará. Yo ¡no me acuerdo de «n´á»...

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    1. O aquella persona, a menudo adolescente o más joven aún, que, ante una reprimenda de sus padres dice: "Yo no pedi nacer" o "Yo no pedí que me engendrarais". Lamentable, sin duda.

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  4. Es que hacemos las cosas sin pensar, hasta lo de tener hijos.
    Los que realmente quieren perpetuar la especie, me pregunto con qué motivo. Total, una vez muertos no se van a enterar.

    Besos.

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  5. Me ha gustado el final. "En ti no." ¿Sabrá destinatari@ de esa negacion que no? jajaja Speedy

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    1. Diría que no. Este blog tiene un público reducido ;)

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  6. Cabro, me has recordado el epitafio que leí en una sepultura de un cementerio de Madrid. Sobre una lápida rota, sucia, llena de hierbajos, en un abandono crónico evidente, se podía leer junto al nombre del finado: "Nunca te abandonaremos"
    Yo tampoco pienso en ti, te fastidias :)

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  7. Que piensen en uno, ya sea para bien o para mal, significa que no te han olvidado y/o que no les eres indiferente, porque estoy de acuerdo contigo que eso sería una de las peores penitencias. Feliz finde!

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    1. Muy cierto. Que nadie se acuerde de ti o bien es una liberación o lo peor. Gracias e igualmente.;)

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  8. La indiferencia es peor, porque es voluntaria. Uno no puede elegir qué o a quién olvidar, puede en cambio elegir sobre qué o sobre quién ser indiferente. Por eso mismo es peor.

    Saludos,
    J.

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    1. Sí, creo que la indiferencia es peor. Sobre olvidar, lo mismo. Por eso nadie perdona, realmente.

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