Fóllame (2002).
Esta historia nos presenta a dos mujeres que viven en barrios marginales. Una se llama Nadine, quien se gana la vida como prostituta. La otra es Manu, que protagoniza películas pornográficas, trabajos que la sociedad, por muy moderna y tolerante que pretenda ser, sigue considerando amorales e inaceptables.
Un día, Manu y una amiga son víctimas de una salvaje violación por parte de un trío de indeseables. Manu, que está acostumbrada a ser penetrada, con o sin deseo, por varios hombres desconocidos como medio de vida, regresa a casa como si no le hubiera ocurrido nada ilegal. En una acalorada discusión con su hermano sobre lo acontecido, Manu acaba matándolo de un disparo con la pistola que este pretendía utilizar contra los violadores.
En otro lugar de la ciudad, Nadine inicia una acalorada discusión con su compañera de piso, cuando esta la insulta por su dependencia esclavista que mantiene con su proxeneta, al que accede, de nuevo, a hacerle un favor fuera de los márgenes de la ley. Sin embargo, los planes del chuloputas fallan y muere en la calle acribillado a balazos. Entretanto, la discusión deviene en combate y Nadine, fuera de sí, estampa la cabeza de su compañera numerosas veces contra el suelo hasta matarla.
El destino, que es caprichoso y no hace más que jugar con nosotros a su antojo, hace que Nadine y Manu crucen sus destinos, reconociéndose así como dos almas gemelas cuyas vidas, desde el principio, les vendieron rotas. Llenas de rabia por un mundo de violencia machista que las ha pisoteado sin descanso, inician una enloquecida cruzada contra el patriarcado, preñada de sexo, drogas y asesinato, consistente en follarse —si les apetece— y luego matar —siempre— a cualquier hombre que se les cruce en el camino.
Murder Set Pieces (2004).
Esta historia es aún más simple, y trata sobre un joven fotógrafo de moda afincado en Las Vegas, cuya verdadera vocación es la de matar a mujeres. No sabemos por qué lo hace. Intuimos que es algo innato debido a unas imágenes que aparecen a lo largo de la película, donde se muestra al fotógrafo de niño descabezando muñecas y arrojándolas al fuego. El fotógrafo, de ascendencia nazi, da rienda suelta a su sadismo con golpes de martillo, cuchilladas, una motosierra o sus propias manos. Esta sucesión de actos sexuales y torturas enfermizas finaliza en muertes brutales.
Nadie echa en falta la desaparición de tantas mujeres. Nadie sabe dónde están. Nadie sospecha de él, excepto Jade, una niña de once años cuya hermana mayor, Charlotte, es la novia del fotógrafo. La pequeña, con el fin de salvar a su hermana de ser asesinada, llegará hasta el demencial sótano de la vivienda del fotógrafo, que es el oscuro corazón del mismísimo infierno.
Y es que ya lo dijo el sabio Gustavo: «Misandria, misoginia… Da igual de lo que vayas, que de lo tuyo también hay».