Más o menos a mitad de trayecto, dirección al trabajo, paso por delante del matadero comarcal. Hay días que sus proximidades huelen a mierda y a muerte, lo cual no es de extrañar si en la actualidad van a veinte mil cerdos semanales colgando del gancho listos para el despiece. Pienso que Lochón, Chachito y Pelochín también acabarán sacrificados como sus congéneres y Lobo ya no tendrá con quien compartir la cachimba. No hay ventanas en las que asomarse al interior del matadero.
Hola, Cabrónidas.
ResponderEliminarEn mi caso cada día para ir al trabajo, tardo unos 40 minutitos de nada, ;) También debo desviarme por una comarcal, en este caso paso por delante de una depuradora, no sabes el olor que desprende, es un recordatorio hacia dónde voy, ¿será una señal? ja, ja, ja. Sigo modo quejica, nada, nada, un par de días más y se me pasa, palabra.
Sobre la continuación del cuento, debo decirte que acabas de humanizar a los tres cerditos, mal, muy mal, ahora quién comerá panceta a gusto, :)
Abrazo!
Hola, Irene.
EliminarEs un recordatorio, sin duda, y eso que mi trayecto son veinte minutos sin desvíos. Y la ruta más corta es pasar por delante del matadero, que está en medio de ningún sitio, a medio kilómetro de una gasolinera. Dado el dilema moral que se deprende de la entrada, ¿debemos considerar el veganismo y el vegetarianismo como una opción nutricional seria? :)) Otro para ti.
Es un memento mori diario, ¿veradad?
ResponderEliminarSobre todo para los cerdos con conciencia.:))
EliminarBueno, ya sabes "a cada cerdo le llega su San Martín". Lo más probable es que Lobo encuentre otra panda con la que darle a la cachimba. Y, por cierto, para ver el interior del matadero no hacen falta ventanas; basta mirar a tu alrededor.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola. Encima, en ese otro matadero todos somos víctimas propiciatorias.
EliminarYo trabajé en un matadero, pero de pollos, un verdadero holocausto avícola; cuatro turnos, 24 horas, seis días a la semana, entrando pollos vivos por un extremo de la nave donde unos operarios los entregaban al brazo secular mecánico y saliendo diez horas más tarde por el otro extremo, como excrementos, embolsados, etiquetados y ultracongelados. Pollos para todo el Reino Unido, para Tesco, para Asda... los mismos pollos, las mismas grandes superficies solo que en diferente bolsa simulando diferentes marcas. Cinco meses después comprendí que yo también era un pollo, entrando por un extremo y siendo expulsado por el otro todos los días y lo dejé.
ResponderEliminarDime, Pachu, ¿recuerdas si había ventanas en el matadero? ¿Allí donde corría la sangre y se sucedía la evisceración? Joder, me he fijado que muchos mataderos no tienen ventanas. No quieren miradas ni cámaras indiscretas. Si quieres registrar lo que pasa allí dentro y ofrecerlo al mundo, tienes que entrar con una cámara oculta y un pase de prensa.
Eliminaruff Cabrónidas!!
ResponderEliminarhay algo en ese olor a muerte que describes, que me hace sentir que el mundo está completamente fuera de lugar. Los humanos nos hemos desconectado tanto, que perderle el respeto a lo más básico ya parece que nos parezca normal.
Se me queda un sabor amargo difícil de digerir, supongo que es la realidad que no vemos o que preferimos ignorar
Saludos..y ya..
Entonces, mejor que no leas la entrada número 160, ja, ja, ja. ¿No comes carne o solo te refieres a los métodos de la industria cárnica?
EliminarBueno, no es una cruzada contra la carne. Si como, cuando ya son trozos amorfos y no huelen a muerto. Es básicamente intuir tan de cerca ese proceso completo (que ni he visto, ni pienso).
EliminarLa entrada 160?, Cuando llegue, que de momento con la de hoy me has cambiado hasta el menú
Ja, ja, ja. Estoy de acuerdo contigo. Yo como de todo y soy de buen apetito, pero los métodos de los mataderos.... dejan mucho que desear.
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