Llegasteis un día cualquiera con sonrisas y promesas. Ni os llamamos ni os esperábamos, pero de todas formas disteis con nosotros. Con vuestro discurso conseguisteis que creyéramos que erais tigres de Bengala, cisnes, delfines, peces mandarines, mariposas, pavos reales, caballos frisones e incluso unicornios.
Pero como que la cabra siempre tira al monte, no me acabasteis de convencer y os seguí hasta vuestra guarida para espiaros por el ojo de la cerradura. Y vi que en realidad erais sabandijas, babosas, garrapatas, escarabajos, escolopendras, sanguijuelas y cucarachas. Y no sonreíais sino que os carcajeabais, quién sabe si de nosotros.
Así que desandé mis pasos dispuesto a alertar a los crédulos y engañados de mi entorno. Cuando les expliqué lo que había visto, no solo no me creyeron, sino que me tacharon de mentiroso. La verdad es que hicisteis un buen trabajo con ellos, y eso hizo que me diera cuenta de que estaba rodeado de asnos, burros y acémilas.
De modo que regresé al monte para preservar mi salud mental.
Soy en primero en comentar, como buen trollaco, hip hip hurra por mí. Lo de sabandijas y cucarachas es normal que no te lo creyeran esos acémilas, porque si te hubiesen creído no nos seguirían votando en unas y otras elecciones, digo yo. Es normal, primero creían a los curas y ahora nos creen a nosotros, aunque a veces también sigan creyendo a los curas, vamos, que nos creen a todos juntos y revueltos y, aparte de sus votos, nos dan su confianza, sus dineros y hasta los virgos de sus hijas si hiciera falta. Lo bueno es que acabarás creyendo tú también, cabra infiel, y entonces ya no se me moverá el dodotis de doble capa que me acabo de colocar antes del mitin este que te estoy soltando. Lo de pedir excusas a los animales, sobra, porque sé de buena tinta que la mayoría están por alfabetizar y que tampoco se iban a pasar por aquí a leerte, que a ver qué coño se le iba a perder aquí a un león de la sabana o a una jirafa del Masai Mara. No se puede ser tan políticamente correcto, Cabro, que ahí te has pasao tres pueblos, jodío. Enga, con dió.
ResponderEliminarSiempre serán pocas las veces que pidamos perdón al reino animal. Menuda cruz les ha caído encima. Por creer, sólo creí en los reyes magos hasta los seis años, más o menos.:)
EliminarPues yo ni en eso creía, que ya en mi infancia me decantaba por la república, jaja. Y hablando ya en serio, que lo demás fue bromita, respecto a los animales, sí que les debemos de pedir perdón, aunque eso no basta, obviamente. Lo malo es que creemos que solo les hacen daño los cazadores y los toreros, y resulta que los que más daño hacen al mundo animal son quienes se los comen, que son abrumadora mayoría, y no solamente porque les hagan el daño directo de matarlos para alimentarse con sus cadáveres y de maltratarlos en su crianza, sino también porque esa crianza de animales para consumo humano necesita de grandes extensiones de tierra que produzcan alimento para esos animales domésticos, con lo cual se talan bosques y selvas y se resta espacio vital a las especies salvajes, que terminan por ser exterminadas de una manera u otra. Y ya por no hablar del daño que se le hace al planeta con el efecto invernadero que generan las macrogranjas y la desforestación. En fin, que si queremos evitar esto, la única vía es la vegana, aunque le duela al paladar. Un saludo, Cabro, y buena semana te desea este trollaco indecente.
Eliminar¿Qué opinas de la entrada número 160 de este blog? Jajajaja.
EliminarGracias e igualmente.
Ni puta idea de cuál es la 160, macho, pásame el link por aquí si eres tan amable, que ya soy octogenario y eso de rebuscar... ¡Ups! Se me ha caído el pañal, ya es la segunda vez que me pasa en media hora, oye. A ver si los hacen mejor, que cuestan lo suyo...Gracias a ti.
EliminarRediós, no tienes más que poner "160" en la sección "Busca aquí la entrada con la que te moriste de risa o de asco". Más que nada porque tengo un código en html que impide copiar y pegar y cualquier enlace que se ponga en el blog no enlaza.
EliminarNo nos acaloremos, Cabro, más que nada porque te puede dar un telele del sofocón. Ya la he localizao gracias a tu valiosa indicación. Ten en cuenta que uno ya está sobrepasao por la tecnología, que en mis años mozos lo más que se conocía era la garrota y con esa herramientica lo hacíamos tó. Dentro de unas horas te la leo y comento como está mandao, que ahora me he levantao a baño, por eso de que la próstata ya no aguanta, y me va a acabar viendo con el móvil encendío la cuidadora del turno de noche, que en esta residencia son muy estrictos, demasiao pa' mi gusto. Hasta dentro de unas horicas, majo, un abrazo de tu troll que no te olvida ni de día ni de noche.
EliminarNecesitamos algo en lo que creer, incluso sabiendo que estamos siendo engañados.
ResponderEliminarBesos.
Visto así, lo que más necesito creer ahora mismo es que en el cartel del Rock Fest de este año no traigan tanto azúcar.:)
EliminarPues en contra del sentir popular ni creí en ellos, ni creo ni necesito hacerlo. Yo hace ya mucho que estoy en ese monte del que hablas. De momento y mientras trabajo me retiro al monte de manera espiritual. Cuando me jubile espero hacerlo en serio, físicamente, alejarme de los humanos, convertirme en un loco o en un cuerdo al que tomen por loco de la cabaña.
ResponderEliminarEs que habría que estar loco para no hacerlo.:)
EliminarHace ya mucho que dejé de creer, si es que alguna vez llegué a hacerlo.
ResponderEliminarHace tiempo que me converti en una cuasiantisocial. Hace tiempo que descubrí que es todo un circo de tres pistas.
Beso y buen finde
Se vive bien en la incredulidad. Nunca hay decepciones. Gracias e igualmente.:)
EliminarLas decepciones ya me las llevé todas, por eso ya no creo.
EliminarAmi ya no me importan las mentiras, mientras sean bonitas y fáciles de creer, las hago mías, las convierto en verdad.
ResponderEliminarNo en vano tenemos la literatura para eso. Para crear mundos hechos a nuestra medida que nunca existirán.
Eliminaramén a eso
EliminarLa vida misma. Hay quien se obceca en ver a alguien como quiere que sea y se niega a verlo de distinta manera. Sí, es vivir en la mentira, pero supongo que es el clavo ardiendo a donde se agarran.
ResponderEliminarSAludos.
Hola. Eso ya es algo rayano en la enfermedad.
EliminarMe ha parecido al leerte, q te referías a nosotros, a los bloggueros, por eso no vengo mucho, tengo la sensación q va a salir una escoba a darme en la cabeza ...cosas mias, no te preocupes, tengo un instinto de supervivencia muy desarrollado ; ) No me gustan nada las mentiras... por eso intuyo aunq no quiera, es como q uelo, sin querer oler ; )
ResponderEliminarJajajaja, no, no. Es algo mucho más general.
EliminarEl P.S. te dignifica, porque les vaciaste toda la suciedad a la fauna . Se peca de ingenuo cuando alguien se presenta lanzando unicornios, no sé si realmente se les cree o es esa necesidad por eso encima del raciocinio de querer creer. Al final se termina en la misma porquería
ResponderEliminarEl autocorrector hace de las suyas pero ya me entiendes.
Eliminar(Lo desactivo y cada tanto se impone nuevamente)
Les es más fácil abrazar la mentira que perder en ignorancia.
EliminarEsa es una frase que ni pintada...
EliminarYo hace tiempo que regresé al monte. Pero me temo que es inútil, oigo el rumor de sus voces, cada día más próximas, más energúmenas. Se acercan. A este paso, acabaré lanzándome al mar, mi último refugio...
ResponderEliminarEn el mar empieza a haber mucha suciedad humana. Apenas hay escapatoria.
EliminarSiempre me pregunto si la culpa la tiene quien miente o quien cree en la mentira aun sabiendo que lo es.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Diría que lo segundo. Sólo que el que primero sabe que el segundo es idiota y se aprovecha de ello.
EliminarYo creo que nos dejamos engañar, preferimos ver unicornios que cucarachas, y así nos va.
ResponderEliminarChafardero
Les preguntaría a los que prefieren ser engañados que qué les pesa más, si la mierda que tienen aposentada en el culo, o la que tienen en el cerebro. Supongo que lo segundo.
EliminarA lo mejor vas camino a convertirte en un ¿ermitaño o huraño? que en su propia isla pone la música a todo volumen, porque me tinca que si te fueras a una te llevarías toneladas de canciones. Y harías bien, mi pequeño saltamontes. Curiosamente aislarse te ayuda a concerte a ti mismo y conociéndote a ti mismo, conoces la humanidad que te habita y palpita en todos.
ResponderEliminarVa un abrazo, Cabrónidas.
P.D: Por más que lo pienso, no se me ocurre cómo contarte que tengo un blog nuevo. Bueno, creo que ya lo hice. Y la razón es de lo más surreal.
Creo que huraño ya lo soy desde hace tiempo, así que voy camino de lo primero. Voy a ver tu nuevo blog.
EliminarNo se lo que hace que la gente vea unicornios de colores por todos los lados... yo si pudiera me mudaría a la Luna (sin ninguna especie de esa calaña) pero en fin. Allá se saquen los ojos todos unos a otros y nos dejen en paz.
ResponderEliminarBss
¿Caerá esa breva algún día?:)
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