Las primeras páginas a las que me llevó la lógica algorítmica del buscador, mostraban un sinfín de desnudos parciales e integrales de actrices y cantantes femeninas, así como metrajes concretos de las películas eróticas en las que aparecieron. Pero nada de Gillian, salvo fotos seductoras y algún que otro burdo montaje pornográfico. Más por curiosidad que esperanza, cliqué en uno de esos montajes y me vi inmerso en un inabarcable mundo audiovisual de sexo polimorfo y multidisciplinar, en el que no había lugar alguno para la imaginación, por portentosa que esta fuera.
En un segundo clic, las páginas siguientes ofrecían más de lo mismo, con la turbadora peculiaridad de que sus protagonistas presentaban grotescas malformaciones y amputaciones. Hice un tercer clic para cerrarlo todo y empezar de nuevo, y como una sucesión de flashes fotográficos, aparecieron cientos de archivos venidos de un inframundo de sexo no normativo, malsano y barroco, en el que una correosa mezcolanza de heces, orina y vómito, abundaba junto con los fluidos propios del apareamiento. Otros, de superior crudeza, exhibían formas tan explícitas y enfermizas, como salvajes e incorrectas de amar a los animales.
Había llegado a un punto límite y el disco duro emitía lamentos electrónicos en un intento de procesar toda aquella depravación. Entonces, el ordenador se reinició por sí solo y dejó de ser mío. Mi buscador habitual desapareció por otro de nombre impronunciable. Con mis escasos conocimientos, intenté revertir aquella espantosa infección, y el nuevo buscador sustituyó toda aquella escabrosidad carnal, por una truculenta pesadilla de violencia manifiesta y gratuita, cuando no, una repulsiva casquería de muerte y descomposición humanas.
Estaba claro que necesitaba ayuda, y urgente. La busqué en experimentados informáticos y reputados gurús. Pero todos fracasaron aun formateando el disco duro. Algunos de ellos, pálidos y con el ánimo dañado, me miraban con lástima y aversión, se levantaban de la silla giratoria, me deseaban suerte, y sin mirar atrás huían de mi casa sin apenas esquivar los muebles que había al paso.
No sé hasta dónde llegaron los ecos de mi calamitosa situación, que al cabo de dos semanas contactó conmigo un vetusto chamán japonés más arrugado que el papel de aluminio usado. En un chapurreo un tanto cómico de mi idioma, me explicó que hacía tiempo me esperaba y que su intención era ayudarme a sanar de forma altruista, ya no mi ordenador, sino también mi mente. Dicho sea de paso bastante deteriorada de serie. Yo pensé que con toda la bajeza abisal que había visto en los últimos días, ya nada podría sorprenderme y mucho menos asustarme.
Qué equivocado estaba.
Equivocado, eso seguro, quizás apenas fue una probadita de todo lo que vendría detrás.
ResponderEliminarNada mejor que dejar todo en manos de un buen protector, ahora, porque en aquellos tiempos era aventurarse a la buena de dios, pero desde que descubrí kaspersky, no volví a preocuparme, eso sí, un par de buenas computadoras murieron en el trayecto.
Me pasó lo mismo con Ares, aquel programa que descargabas directamente de otro usuario registrado; y no veas lo que a veces bajabas. Oye, que si quieres ver porno, lo buscas, sin necesidad que te lo maquillen
Trampas y cebos en la red para adueñarse de tu ordenador y datos personales.:O
EliminarPor cierto, fui a buscar a la chica pero, no ubico dónde ha participado
ResponderEliminarNo tienes que buscar, MdN; las letras en negrita que hay en la entrada te llevan a un enlace.
EliminarPara mí Gillian Anderson siempre será Dana Scully. Me es imposible verla en otro papel.
ResponderEliminarBesos.
Sí, así es como la vemos la mayoría.
EliminarJajajaja 🤣 maldita sea, a quién no le ha pasado alguna vez? A mí cada lunes.
ResponderEliminarLa red está llena de trampas, de finos hilos que te conducen al peor de los escenarios humanos.:))
EliminarSiempre nos pescan en el mismo lugar. No hay lugar mejor para las trampas o para pillarte en bragas o sin pantalones que en esas páginas. Y eso que lo tuyo era tan soft como ese par de pechos de Gillian que tengo en mi memoria. No sé donde pero juraría que los he visto. Sin buscarlos, por supuesto. Buscaba los de una actriz de una serie de cazadoras de vampiros o algo así.
ResponderEliminarAhora y hace unos pocos años atrás sí que las encuentras, ergo existían. Pero cuando las busqué yo, nada de nada. Solo trampas para mentes incautas y calenturientas.
EliminarSe ensañaron contigo. El mío quedó inservible cuando intenté buscar el trasero de Andy García
ResponderEliminarAhora ya no nos pasará más. Hubiera estado bien que el chamán contactara contigo.
Eliminarpara que arreglara mi mente??
EliminarBueno, no sé si tu mente está deteriorada como la mía, pero el pc seguro que te lo hubiera sanado como hizo con el mío. Pero eso queda para la entrada del lunes.;)
EliminarMi mente ya no tiene arreglo, el pc pudo ser, si hubiera tenido a mano aquel chaman
EliminarUn buen ejemplo de cuento del género de horror de internet, más aterrador que los creepypastas. Prefiero un fantasma en mi casa que un virus de ese tipo en mi ordenador.
ResponderEliminarDesde luego, yo también. Ya no por el propio virus, si no también por las artes del chamán para librarme de él.
EliminarEstas infecciones se pillan por andar hurgando en lugares poco higiénicos y menos recomendables jaja espero que este japo os cure a los dos.. aunque… crees que tu mente todavía tiene salvación? Lo digo porque la mía ya la tengo desahuciada completamente, en fin… te tendré presente en mis oraciones para que así sea ; )
ResponderEliminarNo lo creo, pero al menos el ordenador volvió a su estado normal.:)
EliminarMiedo me da el chamán japonés ese. va a ser peor el remedio que la enfermedad ;P
ResponderEliminarSpeedy
Cuando te formatean el disco duro y la infección persiste, debes confiar en otros modos de desinfección:)
EliminarTake a walk on the wild side... and be careful... or not.
ResponderEliminarMejor me quedo en este lado y antes de pasar al otro, me aseguro antes de entrar.;)
EliminarO sea que las picardías se pagan caras? Le pasaba a mi papá 😃
ResponderEliminarPor aquel entonces era ingenuo; atrevida ignorancia.:)
EliminarPeor es lo que me pasó a mí. Un día miré los horarios de misas en la web de la parroquia, por mera curiosidad, y desde entonces cada vez que enciendo el portátil me inunda una enorme cantidad de ofertas de copones, casullas, hostias, báculos, cíngulos, estolas, misales, reclinatorios e incluso púlpitos y sermones. Me tienen en un sinvivir :)
ResponderEliminar😂😂😂😂😂😂
EliminarY lo peor de todo es que creo que no hay chamán que te salve, Diego.:))
EliminarEn el origen de cualquier catástrofe siempre hay un tipo buscando un par de tetas...
ResponderEliminarLa mayor de las veces el mal siempre adopta formas femeninas...
EliminarDos tetas tiran más que dos carretas aunque ello lleve al desastre, el diablo siempre viste de mujer, y los virus de tetas.
ResponderEliminarUn abrazo Cabronidas 😉
Sí, es cierto. Quiero pensar que no he sido el único joven ingenuo.:)
EliminarNunca estamos tan dañados como cuando creemos que estamos bien sanos. No falla.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Cierto. Al menos consiguió sanar el ordenador.:9
EliminarCon la cara de buenecita que tiene la Scully y te llevó al averno. Qúe tecla es para no darle?
ResponderEliminarEn concreto no la recuerdo, pero conviene tener el antivirus actualizado y, en el peor de los casos, que algún chamán quiera prestarte sus servicios.:)
EliminarJo. Ya ni mirar uno un par de tetas tranquilo puede...
ResponderEliminarMundo cruel y hostil éste!
A mí me entró uno que me limpió un chino de bajo de casa. Su tienda parecía el bazar de los Gremlins. Estos asiáticos tienen un don para pescar en la Red... confía en él y suelte;)
Confié en él. Hizo un buen trabajo; al menos con el ordenador.:))
EliminarNunca me sucedió algo así, pero claro, será porque no busqué ver lo que se guarda bajo la ropa
ResponderEliminarHay demasiadas cosas extrañas en el día a día, me llegó el caso de una mujer y el combo completo, los dos hombres que estaban con ella; y la de un hombre que se colocó un anillo de metal y tuvo que sudar frío mientras se lo cortaba, he de decir que sin un solo rasguño, pero sí, que debía mantener a su pequeño amigo quito por dos semanas.
Eso bien merece una entrada o incluso dos.:))
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