26/1/23

208. Lecciones valiosas

    Yo tenía dieciocho años cuando fui seducido por una compañera de aula de idéntica edad, bella como su mismo nombre. No es que fuera meritorio que Estroncia me sedujera, pues por aquel tiempo remoto yo consideraba que todo agujero era trinchera, por lo cual me mostraba predispuesto y accesible a todo acercamiento e insinuación de cualquier persona que tuviera vagina. 

    Además, el clamor popular comentaba que Estroncia no era una chica que gustara de conquistas difíciles, y sabedora de que en su entorno estudiantil la circundaban más capullos que los que se abren y colorean el campo, se alejó del esfuerzo y me eligió a mí, fácil capullo entre los capullos más fáciles.

    Estroncia se exhibió ante mí en una danza revestida de erotismo intencionado, y en menos de diez minutos me tuvo a su merced. Cual fiel lazarillo impulsado con la única voluntad de una libido creciente, obedecí cuando me pidió que la llevara a una planicie alejada cuatro kilómetros del pueblo, donde, bajo el resguardo de verde floresta, se desataban todo tipo de apetencias carnales.

    Detuve mi viejo coche de segunda mano en una zona que confería la suficiente intimidad, como para que Estroncia y yo liberáramos nuestras energías y nos fundiéramos en un torbellino de arrobamiento. Pero entonces, pasados unos minutos, ella retiró su calurosa mano de mi bragueta reventada, vistió su pecho encendido, y dijo que no podíamos continuar; no podía ser; no podíamos hacerlo. No.  

    Aquellas palabras enfriaron mi corazón como el hierro candente sumergido en agua, y un pesado manto de silencio acalló los inquietantes sonidos del bosque. Entonces, Estroncia me pidió, con la seguridad y firmeza de quien ha ganado todas las lides, que la llevara de regreso a casa. 

    Pero el embrujo de Estroncia ya no empañaba mi mente, y se esfumó en favor de una decepción que me inundó por completo y que jamás había conocido. Y pasados unos momentos en los que incluso respirar dolía, pronuncié aquellas palabras que surgieron de mi incomprensión por su negación, que no fueron otras que se bajara del coche. 

    Bájate del coche, le dije, no como una amenaza o preludio de alguna acción de la cual más tarde pudiera arrepentirme. Sino como la resuelta convicción de una acción perentoria e irrevocable. Y el rostro de Estroncia, duro y frío como el metal, se alumbró con una incredulidad mayúscula como jamás se vio en la cara de nadie. Como si nunca en su joven vida la hubieran hecho diana del más mínimo desplante. 

    Me preguntó con una mirada si lo dicho iba en serio, y sin palabras contesté yo señalándole la puerta con el mentón, en un gesto preñado de despecho e indiferencia. Estroncia salió del coche apartando su mirada con desdén, en un aspaviento de nobleza teatral, y con el porte de una princesa indignada que acaba de perder su legitimidad al trono, cerró la puerta de un portazo que sonó como el estruendo de una bomba. 

    Arranqué el coche y me puse en movimiento. Al tiempo que me alejaba de aquel lugar que siempre me recordaría aquel encuentro desencantado, la silueta de Estroncia reflejada en el retrovisor, fue empequeñeciendo hasta desaparecer de mi vista, dejándome a solas con mis pensamientos y una sensación de vacío en las tripas.

    Los días que siguieron a esa noche fueron surrealistas y de un absurdo atroz. Los rumores malintencionados y la tergiversación de los hechos, provocaron que una parte del joven vulgo del instituto, impetuoso e irreflexivo, se dividiera en dos bandos de hostilidad cómica, convirtiéndonos a ambos, sin quererlo ni necesitarlo, en puntos de referencia. 

    Las chicas, en una comprensible posición de simpatía respecto a Estroncia, me proclamaron sucio adalid de los cabrones y los hijos de puta. Mientras que los chicos, posicionándose a mi favor e igual de excesivos en su juicio, erigieron a Estroncia como reina bastarda de las furcias y las calientapollas.


23 comentarios:

  1. ¡¡Estroncia!! Pero ¿de verdad alguien se llama así? Me suena a estornino o estornudo ; )
    Antes de entra en materia, vamos por partes, pero.. ¿no dices que no tienes carnet? Llevaste a Estroncia ¿ sin carnet? O es que esto es parte de tu leyenda urbana…ok…sin duda, yo me posiciono de tu lado, lo siento por los pies de Estroncia, pero se mereció el paseíto ; )

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  2. Siempre hay, como poco, dos versiones. Lo de los bandos es inevitable.

    Besos.

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    1. Así es. Luego tuve que evitar al hermano mayor de Estroncia.

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  3. Pues yo no me voy a posicionar porque no sé qué le pasó a Estroncia por la cabeza aunque sí estoy seguro de lo que te pasó a ti por la tuya. Eso de empezar algo así y no acabarlo no te deja muy buen cuerpo. Ah, vaya, sí que me he posicionado después de todo.

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    1. Está claro que "no es no" y "bájate del coche" también. No hubo problemas de entendimiento.:)

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  4. A mí Estroncia (anda que) me suena a Stronza lo cual tampoco suena muy bien, eh?
    Estas cosas han ocurrido y seguirán ocurriendo y las posturas maniqueístas también. La mujer fácil y la estrecha. La calienta braguetas y la florero. Y por la parte masculina el malote cabrón y el chico bueno. Nunca me han gustado las generalidades, porque calienta bragas y cortitos también los hay y no se suelen emplear mucho tales calificativos y es una pena.
    Fijo que quedarse con las ganas es frustrante y volver a pie también.
    Un empate, y tablas. Y otra historia para contar y chismorrear que eso es lo que más da de sí :))

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    1. Da igual en qué momento de la Historia sitúes la entrada. La reacción de unos y otras creo que siempre sería la misma; y en el futuro también. Hay cosas imposibles de ser cambiadas.

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  5. Apelo al lado masoquista, quedarse detenido en las puertas del infierno o paraíso, eso a gusto de ... también tiene su toque, aunque veo lo pasaste mal, quizás fue demasiado pronto para jugar y tirar de la cuerda, no siempre a quien crees tener comiendo de tu mano, en realidad lo está, está claro que la experiencia en el trato a los hombres no te la da el kilometraje

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    1. Todo acto tiene su consecuencia. Y luego está la consecuencia de la consecuencia...

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    2. Pero es broma, vale?, no se juega con las personas y sus sentimientos; y lo que empiezas, termínalo, así todos felices =)

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  6. 😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂

    Nada más que me reponga, comento jajajajajaja

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  7. Es inevitable, nos trazan una línea en el suelo y tenemos la obligación moral de posicionarnos a un lado o al contrario.... No diré que me encuentre en el tuyo, pero nunca he entendido a esas mujeres que insinúan que quieren llegar hasta el final y lo hacen como un juego de poder... ¿Qué ganan con eso?, además de tener que volver andando a casa ;)

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    1. Quizá es una pregunta de la que nunca nadie sabrá la respuesta.

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  8. Cabro, putada por putada, creo que fue mayor la del narrador al dejar a Estroncia abandonada en una zona oscura y solitaria que la de Estroncia al dejar al narrador con una crisis de priapismo.

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  9. Todo el mundo tiene derecho a cambiar de opinión creo yo. Por muy fogoso que fuese el momento, si en la mente de Estroncia se formó una tormenta (nada raro con 18 años) y decidió no culminar la acción amorosa, tenía el mismo derecho a negarse que tú a echarla del coche.

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    1. Por supuesto. Ya comenté más arriba que en ese aspecto no hubo problemas de entendimiento. Lo que yo planteo es que si lo antedicho es tan fácil de entender, por qué la reacción en el instituto de unos y de otras.

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  10. Voy a comentar como abogado del diablo, porque siempre miro más allá de todo...
    Como mujer no me gusta la manera de "relacionarse" ni el proceder de muchas mujeres. Pero siempre pienso que detrás de una decisión hay algo más. Fantasmas, tabúes, traumas, quizás estupideces varias, lo que sea. Y cambiar de opinión es algo lícito.
    Dejar a alguien tirado en medio de la nada tampoco me parece bien. Ya sé que es una reacción también lícita. Pero tiene su grado de responsabilidad. ¿Y si le hubiera pasado algo? Con 18 años no piensas en esas consecuencias o yo tengo cabeza de película policiaca...
    Con lo de posicionarse...es imposible no hacerlo. Estamos hechos para blanco o negro y más cuando eres joven. Con la edad te entran los grises o no...jejeje

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    1. Como ya es sabido, toda decisión tiene su consecuencia, aunque no siempre somos responsables de ella.

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  11. El video lo vi mas de tres veces y lo guarde en mi canal es una belleza de letra.

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    1. Sí, tienes toda la razón. Otro gran tema de Lemmy.

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