13/12/21

91. Síndrome de la silla vacía

    El otro día oí hablar del síndrome de la silla vacía. Actúa en quienes han sufrido la pérdida de un ser querido al que se recuerda en un momento dado en las reuniones —ya sean familiares o amistosas— que propician las fechas señaladas. La silla vacía provoca la evocación del cadáver, intensificando la ausencia no superada y del todo irremediable del mismo. Eso pensaba yo hasta que, con el atrevimiento que otorga la confianza, le pregunté al abuelo Ursucino —al que llamo así por respeto a su anonimato— qué hay de cierto sobre el uso que hacen él y su familia de ciertas artes oscuras y ancestrales, por mí del todo temibles e insondables.

    El abuelo Ursucino me explicó que enviudó hace unos cinco años. Las primeras navidades que pasó sin su mujer, él y su familia extensiva experimentaron el llamado síndrome de la silla vacía, que los sumió en un estado de tal aflicción, que decidieron ponerle sobrecogedor remedio. Ahora entiendo por qué en las navidades posteriores al funeral, en la silla del comedor en la que antaño se sentaba llena de vida en estado corpóreo la difunta abuela Arnulfa, colocan como un comensal mudo e inquietante la tabla Ouija con la que la traen de vuelta.


23 comentarios:

  1. Ursucino... Con esta música seguro la invitada de la silla vacía cambia lo temible por una actitud amable, parece un comensal más y no trae de vuelta a nadie más, pues se ha quedado electrizada.

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  2. Yo veo ese remedio un tanto peligroso. Funciona y se te llena la casa de gente «incorpórea»...

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    1. Sí, sí; el que no domine esas artes mejor que se quede padeciendo el síndrome.

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  3. Si hacen eso en navidad, no me imagino lo que harán en jalowin...

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    1. Si es que la gente hace lo que sea con tal de juntarse en estas fiestas.

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  4. Creo que todos hemos sentido el síndrome de la silla vacía, pero de eso a poner la Ouija. Pero bueno cada uno es libre de invitar a quien quiera.

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    1. Solo así puedes traer a los muertos de vuelta. Cómo se las gasta el abuelo Ursucino y familia.

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  5. Porqué afloran estos temas de los que ya no están en esta fecha, pienso que la tradición que se basa en fiestas o ceremonias cíclicas dejan con más fuerza en evidencia a aquellos que no volveremos a ver, salvo a través de la Ouija, claro.
    Si nos ha tocado a nosotros estar del otro lado ¿Qué les diríamos a los que están todavía a través de ella conducida por quienes nos añoran y creen en nuestro más allá?

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    1. Yo, por si acaso, dejo tranquilos a los que ya no están.

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  6. Yo, como Ursucino, practiqué las pasadas navidades el rito de la silla vacía para convocar a mi cuñado Aldebaranio, muerto de tremenda borrachera unos meses antes. No solo se presentó, sino que engulló como un poseso todo el pavo trufado y trasegó todas las botellas de cava, dejándonos a dos velas a toda la familia. Luego eructó y se fue sin despedirse. Estas navidades no voy a poner su silla vacía ni la ouija provocadora. Que lo convoque su padre.

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    1. Yo siempre digo que cuando se recurren a según qué fuerzas, los resultados pueden ser impredecibles.

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  7. Pero qué gente tan inteligente, ¡como no lo he pensado antes! Aunque, la verdad creo que me daría un poco de miedo que la abuela llegue con compañía. Un abrazo, me ha gustado mucho.

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    1. Me alegro que lo disfrutaras. Por mi parte, la Ouija, cuanto más lejos, mejor.

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  8. Lo bueno de los espíritus es que no quieren saber nada del cava ni de las gambas, hacen compañía sin gastos... no necesitan ni calefacción.

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    1. Jajajaja, es verdad. No lo había pensado. Muy bien visto, maestro.

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  9. El síndrome ese lo padecemos la mayoría, pero de ahí a invocar... La ouija ni se me ocurre, no vaya a ser que funcione. A los muertos hay que dejarlos descansar en paz. ¿No?

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    1. A mí nunca se me ocurriría. Hay ciertas artes que mejor no utilizar, pese a lo bien que se le da al abuelo Ursucino.

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  10. Qué original. Una ventana al más allá para compartir celebraciones con tus muertos. Divino

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    1. Hay gente para todo. Celebro que lo hayas disfrutado.

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  11. No sé yo si el remedio sea más duro que la enfermedad, eso de colocar la tabla, no sé, no sé, igual y tienen casa llena. La cena del 24 y después de veinte años me sigue provocando vacío, padre cumplía años ese día

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    1. El remedio es más duro, seguro. En tu caso, es una fecha señalada por partida doble.

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