Está siendo un verano rusiente. La Cataluña central hierve. A Cabrónidas se le achicharran las pelotas y el cerebro, pero le gusta esa sensación de cocción. Es feliz en verano más que en ninguna otra estación. Es feliz a pesar de la pandemia, a pesar del recorte de libertades, a pesar de las ausencias que echa de menos.
Desde que empezó esta distopía cuyo fin presiente lejano, Cabrónidas ha recibido la devolución del importe de varias de las entradas que tenía compradas para futuros conciertos, ahora cancelados. Experiencias potenciales no vividas y la cultura musical muriendo de inanición. Ante el hecho, Cabrónidas esputa, resignado y con cierta jocosidad, el suficiente número de maldiciones para extinguir a la Humanidad medio millón de veces, que al fin y al cabo es lo que merece.
De un tiempo a esta parte, necesita cagarse a diario en todas las deidades creadas por el hombre; incluso en las futuras. También se enfurece ante la proliferación de hijos de puta que llevan la mascarilla debajo de la nariz. Cuando se cruza con uno de ellos —que suele ser cada cinco segundos—, clava la mirada con odio y desprecio palpable con la intención de joder. Y funciona: cuando llevas la mascarilla como corresponde, la mirada adopta una gran relevancia. Pero como digo, Cabrónidas es feliz en esta suciedad —perdón: sociedad— ya asumida como de mierda perenne.
Feliz incluso en estos tiempos de enfermedad y muerte.
Pues yo me alegro mucho de que seas feliz.
ResponderEliminarY sí, actitud positiva ante todo, que lo que tenga que venir ya vendrá.
Besos.
Te deseo lo mismo.
Eliminares que golpearse todos los días con la misma pared es agotador, es mejor asumir que esa pared fue, será y es y buscar la forma de dar un rodeo (o carrerilla para intentar romperla, una vez más.. la última esta vez, prometido) ;)
ResponderEliminarEn la insistencia está el éxito, pero también podemos dejarlo para mañana.
EliminarSi existe la felicidad debe ser algo parecido a tirarse a la bartola bajo un platanero, libro en ristre, veinte grados máximo y un gintonic al lado...¡sé feliz y no mires con quién o con qué!
ResponderEliminarSolo con la actitud, ya se ha conseguido la mitad de la intención.
EliminarSi es algo muy habitual lo de llevar la mascarilla por debajo de la nariz, yo también los miro mal, pero alguno hasta me devuelve una mirado mas terrorífica.
ResponderEliminarMe alegro que a pesar de todo seas feliz que es lo mas importante. Saludos.
¡Hola! Algunos devuelven la mirada, sí. Pero no se detienen y aceleran el paso.
EliminarLo que me he reído con este post no es normal. Yo también miro con mucho desdén por no llevar la mascarilla correctamente. A Veces, ya no hace falta ponerme la mirada acusadora, tan solo con verme se suben la mascarilla. Hoy me ha tocado un médico que la llevaba por debajo de la nariz, ains!! pues así vamos, cocidos también los ovarios. Para está siendo un buen verano porque al haberlos pasado anteriormente en Andalucía, no paso tanta calor. Así que, lo aguanto muy bien. De hecho, me voy cuando más calor hace a la calle. Y POR LAS MAÑANAS TAMBIÉN, Cuando todo está en silencio. Es más fácil no encontrarte a algún insensato. Pero lo disfruto mucho. FELIZ SEMANA, COMPAÑERO. Me ha gustado mucho tu entrada.
ResponderEliminar¡Hola! Está claro que un verano sin calor no es un verano. Para el frío ya está el invierno, que además es largo y parece que no acaba nunca. Vamos a procurar que la felicidad nos dure todo el año.
EliminarNo echarse a morir. Seguir viviendo. Buena actitud. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarHola. En esas estamos. Resistiendo.
EliminarMucha actitud positiva.
ResponderEliminarSí, qué nos queda, si no. Dependiendo de la actitud, la mitad de la victoria es nuestra.
EliminarNunca vamos a poder hacer que alguien que es ignorante, se ponga la mascarilla. Vivimos tiempos difíciles y lo único que nos queda, es ser felices.
ResponderEliminarYo no soy positivo ni en la sangre, prefiero tratar de ser feliz cada día con lo que tengo.
Saludos.
Puede no parecerlo, pero cada día es único.
EliminarEso es.
ResponderEliminarTienes razón en lo que a la "humanidad"se refiere.Y es que no tenemos remedio, pero algo más relajante y refrescante que insultar a todas las deidades conocidas y por conocer, es esputar todos esas maldiciones y epítetos encima de todo el arco político sin distinción de color alguno. Tal vez esa es la peor peste que sufrimos.
ResponderEliminarTambién estoy de acuerdo en que no hay medias tintas, o mascarilla sí, o mascarilla no, pero llevarla por debajo de la barbilla o de la nariz para nada es tontería.
De todo esto lo bueno que se saca a parte del cabreo y la cocción veraniega es el humor. Al menos eso nos salva, porque a la suciedad distópica implantada en todo el mundo por los poderes en la sombra no la salva nadie.
Saludos :))
Los poderes en la sombra a un lado y nosotros en el otro: no ganamos la batalla, pero el humor seguirá siendo nuestro.
EliminarLa proliferación de hijos de puta (con o sin mascarilla) es una verdad contante en tiempos pandémicos y en tiempos de tranquilidad sanitaria también.
ResponderEliminarEs verdad. Cuesta imaginar cómo el humano ha llegado tan lejos.
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