En una de mis últimas caminatas recurrentes por la foresta, he visto a un par de jóvenes poco agraciadas practicar en el verde mullido una suerte de taichí. Digo suerte porque los movimientos, aunque lentos, estaban muy lejos de ser fluidos y coordinados, y sí rayanos en lo grotesco, por lo que dudo que surgieran de una meditación y respiración controladas.
De verlas, estoy seguro de que el honorable monje taoísta Zhang San Feng hubiera aullado de horror. Tan torpes eran los ademanes de esas chicas, que me he preguntado si no estarían bajo los efectos de algún narcótico u opiáceo. O es que, sencillamente, no están hechas para las artes marciales primigenias e, ignorante de mí, tan solo estaban invocando a Pan, el dios de los bosques.
Es que en ocasiones, y muchas sin querer, además de la cerveza y la música anárquica, me gusta ponerme un poco místico. Sobre todo cuando un sol que todavía no quema me acaricia la cara y el aire aún fresco dispersa mis ideas de pirado inofensivo. Aunque si bien la coreografía de las muchachas parecía de otro mundo, os aseguro que no presencié nada de veras sobrenatural.
Sin embargo, antes de ir a mi porción de cielo y relatar esto, he parado en el bar habitual, dispuesto a consumir de manera responsable como auténtico animal de codo en barra. Y en el lugar donde suelo sentarme, había un individuo idéntico al profesor Saturnino Bacterio, ese entrañable personaje creado por el no menos entrañable maestro Francisco Ibáñez.
Y eso sí que me ha parecido sobrenatural de cojones.
Quizás el maestro de esas chicas fue, San Google , o peor aún, YouTube.
ResponderEliminarAl final lo sobrenatural se te presentó, a saber si con una cerveza se nos baja el susto.
Con las altas temperaturas empiezan a verse cosas algo estrambóticas. :)
EliminarOye, no sabía que el doctor Bacterio tenía Saturnino de nombre de pila. Es claro que estaba llamado a grandes empresas , como revolucionar el tai chi
ResponderEliminarEl maestro Ibáñez tenía predilección por cierta clase de nombres. :)
EliminarEl camino a la iluminación no es sencillo, hay que moverse como un pato para alcanzar la belleza de un águila (ya me entiendes) Lo extraño es que no se estuviesen grabando para subirlo a alguna de esas redes infectas...
ResponderEliminarLo del profesor Bacterio no lo veo tan raro, le habrán llamado para que nos explique lo del apagón de hace unas semanas.
Como se convierta en cliente habitual haré por saber su nombre. No puede ser que se llame Saturnino; no puede ser. Sería algo más allá de lo meramente sobrenatural.
EliminarA veces la Matrix tiene sentido del humor xd
ResponderEliminarAdemás de inesperado. :)
EliminarHola, Cabrónidas, me ha hecho gracia lo de pirado inofensivo, jajaja.
ResponderEliminarA las chicas habrá que darles el beneficio de la duda, quizá están iniciándose.
Y lo del profesor Bacterio estoy contigo, es sobrenatural.
Un abrazo. 🤗
Hola, Merche. Digamos que les damos el beneficio de que en algo sí se estaban iniciando. :)
EliminarA mi gimnasio va uno igual al Profesor Bacterio, no puedo hablar con él sin que me salga la risa tonta jajajaja
ResponderEliminarO sea: ¡dos parecidos!
EliminarDicen que todos los inicios son malos o igual, han pasado por el bar antes de su clase de taichi, de ahí esos movimientos extrañamente definidos, jajaja.
ResponderEliminarUn abrazote😜
Si resulta que se han iniciado en ir al bar sin atender a un consumo responsable, han empezado bien. :)
Eliminar¡Cabrónidas!
ResponderEliminarNo sé si esas muchachas estaban haciendo taichí o espantando mosquitos metafísicos en slow motion, pero me has regalado una imagen tan precisa que hasta aquí, desde la cama y sin mover un dedo, me ha dado por coreografiar mentalmente una versión alternativa, solo apto para insomnes con nula movilidad e imaginación desbordante y me he reído lo mío... ya ves, estoy perdiendo la cabeza jaja
Y lo del primo bastardo de Bacterio en la taberna… ahí ya entramos en dimensiones paralelas. Si en tu siguiente paseo te cruzas con Ofelia o con Carpanta, te pido crónica urgente. Esto huele a crossover de Ibáñez con tu universo personal.
Ah, y lo del dios Pan... te juro que esperaba que dijeras que invocaban a Pancracio, espíritu menor de los temblores post-resaca, pero se nota que te estás refinando. O dosificándote jeje
Sigue compartiendo estas escenas entre lo místico, lo costumbrista y lo "pero qué cojones", que nos hace falta a muchos.
¡Un abrazo de colega en modo koala zen!
Qué tal , Tarkion. Creo que tan pronto empiece a apretar el sol esas chicas tendrán que hacer sus ejercicios "de lo que sea" a cubierto. Por el momento ya sé que el parecido sobrenatural con Saturnino Bacterio se llama Lucas, ja, ja, ja. Otro para ti.
Eliminar¡¡Las encuentras todas!!
ResponderEliminarTaichi, nada menos, práctico algo de yoga, digo algo porque después de un accidente ciertos movimientos no los puedo hacer y el Taichi me parece tan simple que considero que no debe ser dificil. Tal vez hablo desde mi ignorancia, pero, desde tu visión de las niñas, tengo temor de terminar como ellas.
Saludos y abrazos desde el frío de B. Aires.
No creas, mariarosa. Probablemente tú sabes lo que haces mucho más que esas chicas. ;)
EliminarQue me gusta cuando te pones místico y fluyes, aunque al final te topes con el profesor Bacterio que con ese aspecto siempre rompe la magia en cualquier situación. Abrazos
ResponderEliminarHola, neuriwoman. Me alegro que te guste. Según cómo, la aparición del doble del profesor Bacterio le da más magia al asunto. :))
EliminarA mi también me mola ponerme rollo místico. Las chavalas que has visto a su aire y con ello se relajan.. ¿Qué hay de malo? Gracias por seguir entreteniéndome capitán. Un abrazo!
ResponderEliminarHola, David. No hay nada de malo, a mi modo de ver. Otro para ti y gracias por tu presencia aquí. :)
EliminarMe encanta esa voz del narrador, coloquial, irónica, que nos guía por una caminata en el bosque. La descripción de las dos jóvenes practicando un torpe “taichí” —o lo que el narrador sospecha que podría ser una invocación al dios Pan— es hilarante, no solo por la crítica mordaz , sino por la exageración que imagina al monje taoísta Zhang San Feng horrorizado.
ResponderEliminarLa transición hacia el momento místico, donde el narrador se deja acariciar por el sol y el aire fresco, añade una capa de sensibilidad que contrasta con el tono burlón inicial. Es como si, en medio de su cinismo, el narrador se permitiera un instante de conexión con la naturaleza, aunque lo matice con su autoproclamada condición de “pirado inofensivo”. Un observador del mundo que no se toma del todo en serio.
El remate en el bar, con el encuentro del supuesto doble del profesor Bacterio de Ibáñez, es un broche de oro que eleva el humor a un nivel casi absurdo, la leche, vamos. La mención de Francisco Ibáñez llena de nostalgia el relato.
Otra obra tuya con ese toque "Cabrónidas" inconfundible.
Hola, Marcos. Supongo que reírse de uno mismo te da, por así decirlo, total libertad para reírte de todo lo demás, aunque no acabe de estar del todo bien. Me alegra pues que te haya gustado. Ahí fuera hay todo un caldo de cultivo de historias esperando ser contadas. :)
EliminarEn ocasiones, y muchas sin querer, ja, ja, ja, Más que identificada, Cabrónidas, todos tenemos esa venita mística en la que filosofamos como si fuéramos Yoda, luego la realidad nos baja de golpe, un aspaviento que nos envía directos a la tierra sin pedir perdón.
ResponderEliminarTendrías que haberle hecho una foto al profesor Bacterio, ;)
Abrazos.
Me han entrado ganas de hacerle la foto, no creas. Debe ser verdad eso de los parecidos razonables. Aunque en este caso, aseguro que el parecido va más allá. Otro para ti. :)
EliminarBuenas Cabrónidas!!
ResponderEliminarSiento interrumpir tu momento místico como un pegote invisible colándome en tu paseo, pero me ha hecho gracia la estampa, aunque no me voy a pitorrear porque la naturaleza es cruel, y no baila siempre al son que queremos.
Lo del Dr. Bacterio si que es un hallazgo digno. Yo tengo localizado a un doble auténtico de Mortadelo, así que entre los dos podemos hacerle un buen homenaje a Ibáñez.
Que cunda la paz y el aire fresco..que por aquí falta hace.
Saludos místicos!!
Hola, Finil. Si te ha hecho gracia es bueno. Más gracia me hizo a mí en todo su conjunto. Bueno, gracia no es la palabra. :)
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