Tuve una infancia dorada, de mañanas soleadas, atardeceres anaranjados y noches de cuento. Aquellos días eran mejores en compañía de mi abuelo, que siempre compartía conmigo sus caramelos Werther's Original hasta quedarse sin ninguno. Qué caramelos tan ricos, dulces y cremosos. El tiempo ha pasado y ahora que yo soy el abuelo, ¡a mi nieto que le den por culo! ¡Todos los Werther's Original para mí!
Caramelos Wether's Original, el sabor del cariño.
Menos el sabor de los Wether's Orginal todo cambia, incluso el amor hacia los nietos ;-)
ResponderEliminarBesos.
Los abuelos de ahora ya no son como los de antes.:D
EliminarYo, ahora que soy abuelo, he conseguido revertir la situación: es mi nieto el que me deja compartir con él sus caramelos. Eso sí, son vulgares Sugus, en eso he salido perdiendo.
ResponderEliminarLos sugus son los genuinos, diego. Los de toda la vida.;)
EliminarJajaaja es verdad, están muy ricos. Mi madre, ahora de abuela, se los compra sabor café así que a los niños no les gusta y todos para ella :P
ResponderEliminarEs que esos caramelos tienen algo especial. ;)
EliminarYo también tuve mucha suerte con mis abuelos, también eran mas de sugus, pero siempre los repartían. Cuando sea abuela voy a hacer lo mismo.
ResponderEliminarEso es porque no probaste los Werther's Original. Tienen un sabor que se apodera de ti y no contemplas el compartirlos. :D
EliminarEse abuelo es un ser responsable. Esos caramelos se pegan de tal forma que se llevan por delante hasta una muela de juicio de un dinosaurio. En realidad solo quiere el bien del infante.
ResponderEliminarUn abuelo que en el fondo desea que su nieto tenga una dentadura sana.:))
EliminarEscribo este comentario mientras me como un Werther.
ResponderEliminarTú sola, sin compartir. Como es debido.
EliminarAinsss... tener abuelo para que no te dé sus caramelos, ¿dónde se ha visto eso?
ResponderEliminarSAludos.
Hola. Hay familias complicadas.:D
EliminarBien me quieres, bien te quiero,
ResponderEliminarPero los Werther son del abuelo...
Deben crear adicción. Seguro.
EliminarEste abuelo, ¿lleva poco de abuelo? ¿O lleva demasiado? Es un poco... malote. JAjajajajaj
ResponderEliminarYo los caramelos que recuerdo son los de un tío abuelo, Jacinto, que siempre nos daba a escondidas caramelos de café. ¡¡¡¡Riquísimos!!! Creo que al tenerlos prohibidos aun me sabían mejor. Y de mi abuela, Manuela, recuerdo la leche condensada. ¡Qué dulce tentación! Yo tengo lejos lo de ser abuela, no por mi edad, sino por las ganas de mis hijos. Así que cuando lleguen, si llegan, ¡ya veremos quién se como los caramelos!
Saludos
Si es que hay abuelos que son muy suyos.:)
EliminarA mi abuelo siempre lo he defraudado, toda la ilusión que ponía para, elegirlos y nunca me gustaron los dulces. Pero lo abrazo y se le va todo.
ResponderEliminarEse abuelo del final está desencantado, p... sociedad que los aparta, pues todos los Werther para él.
El primero, quizás el tuyo, me encanta.
Hay pasiones que superan los lazos familiares, provocadas por un caramelo especial.:D
EliminarQue las nuevas generaciones espabilen, ¿no? Que la vida es muy dura. Lo mejor que puede regalar un abuelo ed su experiencia con la vida, en la que hay que espabilar jajaja
ResponderEliminarClaro, tanto caramelo y tanta hostia.:))
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