El problema de estar demasiado lejos de todo es que la tentación de no regresar jamás aumenta día a día. Aun así, como siempre, emprendí el regreso a la existencia que volvería a anularme.
No tenía prisa por llegar, de modo que conduje de noche con la tranquilidad que ofrecen las carreteras secundarias, con la música del trueno a volumen subliminal y dejándome hipnotizar por la sobriedad de la calzada desierta.
No me crucé con los perros del orden y la ley, afanosos de recaudar para el amo. Solo me crucé con un hombre solitario, ya mayor, que se detuvo en el arcén debido a su próstata y sus circunstancias. ¿Quizá él también trataba de ralentizar la inevitabilidad de su destino?
El mío no era precisamente la ciudad de Las Vegas, allí donde Raoul Duke y su abogado Dr. Gonzo vivieron una enloquecida travesía de miedo y asco. Y si bien no dispongo del incendiario contenido del maletín que los acompañó en tan onírico viaje, yo también diviso a los murciélagos. Cientos y cientos de ellos aleteando frenéticos en el horizonte iluminado por la luna.
Supongo que regresar no me da miedo, pero sí cada vez más asco.
También tengo un tramo de carretera secundaria para ir al trabajo, nadie quiere volver, pero no queda otra, ;) Tú lo has escrito hasta poético.
ResponderEliminarÁnimo, Cabrónidas. Nuestro camino en ese sentido ya está más que establecido. A no ser que uno de esos murciélagos te muerda y termines siendo Morbius.
Abrazos.
Las vacaciones cada vez se hacen más cortas, y las ganas de no regresar se fortalecen. Toda una encrucijada. ;)
EliminarLeyéndote me da la sensación que me he perdido algo. Yo no iría por carretera secundaria, me aterran, demasiada ficción.
ResponderEliminarHola, Aina. Te aseguro que si tienes a bien clicar los enlaces de la entrada resaltados en negrita, esa sensación desaparecerá. Si no toda, gran parte de ella. En cuanto a las carreteras secundarias, tienen muy mala prensa, pero son muy tranquilas... O no. ;)
EliminarUna carretera secundaria que bien podría tener sorpresas, parece invitar a los murciélagos vampiros. Un placer leerte. Saludos
ResponderEliminarHola, Nuria. Es en la tranquilidad de las carreteras secundarias, bien entrada la noche, cuando hay visiones y ciertas manifestaciones. O quizá solo son producto del ánimo. El placer es mío de verte por aquí. :)
EliminarMientras lo de volver me muestre un atajo por siniestro que sea... no me lo pensaría.
ResponderEliminarKamikaze llámame, es lo que hay.
Menos mal que me quedan dos veranos para jubilarme, porque sino creo que no volvería. :)
Eliminarno soy un Anónimo, soy la Zarza... bloguer sigue castigándome... lo lamento.
ResponderEliminarComo blogger no lo lamenta, tú tampoco lo hagas. :D
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