Siempre te creí cuando me decías que había música más allá de los oscuros rituales del black metal. Cuando me asegurabas que existían otros sonidos más allá de la visceralidad y el estruendo. Y siempre entendí que nunca quisieras acompañarme a un concierto de esos donde la gente se empuja y se provocan luxaciones y roturas.
Esas fueron tus palabras, sí.
También capeamos juntos alguna que otra tormenta. Por negros que fueran los nubarrones, tú eras un poco como Maddie en esa canción que tanto te gustaba, bailando en el techo de la furgoneta voladora conducida por Diplo. Y eso me hacía sonreír y desearte. Mientras que yo estaba a años luz de ser como Labrinth sentado en su nube rosa, porque siempre he tenido los pies en el suelo, aunque mis sueños volaran tan alto como los tuyos.
No te negaré que aborrecí un poco esa canción. A pesar de esas y otras diferencias, yo siempre confié en ti, dispuesto a enfrentar contigo la nueva tormenta que divisamos a lo lejos, acercándose lista para engullirnos. Pero decidiste soltarme la mano en el último momento y quedarte en el otro lado, en los rayos y los truenos.
Aouch! Qué fuerte final.
ResponderEliminarUn abrazo.
Quizá es que no tuvo que haber empezado...
EliminarCuando se toman decisiciones propias, no hay nada que nos haga volver atrás. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarA veces la confianza es un acto de fe, y se tiene o no se tiene.
EliminarQué entrada tan bonita, llena de vida. Cuando alguien no es para nosotros hay señales pero no las vemos empeñados en que sí lo sea.
ResponderEliminarAsí es, Aina. Cuando llega el momento de la verdad, este despeja todas las dudas y nos sitúa en un lado o en otro. Celebro que te haya gustado. :)
EliminarMe gusta este texto, las imágenes que usaste: tiene un aire, da como una vibra de estoicismo, de soltar sin resistencias. La canción, eso sí, al principio pensé que me había equivocado de blog o que entré al blog de tu doppelganger jeje Que bien por ti, Cabrónidas, que te diversifiques, musicalmente hablando. Porque quedarse dentro de la caja es limitarse ¿para qué? Va un abrazo.
ResponderEliminarMás que diversificación, la entrada, por lo que cuento y el cómo, tenía que ser con esa canción. A fin de cuentas le gustaba mucho, y si la entrada lo exige, no tengo reparo alguno en colgar la canción que sea, aunque se aleje de mis gustos musicales. Siempre manda la entrada. Otro para ti. :)
EliminarHola, Cabrónidas, me parece que este texto hay que leerlo entre líneas y dice más por lo que calla que por lo que expresa...
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Así es, Merche, así es... ;)
EliminarSuele pasar... Vio desde el otro lado los rayos y truenos, así es la vida. Un abrazo
ResponderEliminarPrefirió la tormenta. Al menos, tarde o temprano todas amainan.
EliminarAlgo similar me sucedió cuando J Lenon compuso el Imagine... y yo seguía en mi submarino amarillo... Hay que joderse ;)
ResponderEliminarA lo mejor es que te gustaban más las canciones de Paul. :)
EliminarMe ha dejado un regusto triste, pero es un texto estupendo. :)
ResponderEliminarGenial entonces que te gustara, a pesar del cierto poso de tristeza. :)
EliminarHubiese sido bonito que para pasar esa tormenta, en lugar de esperar agarrados de la mano a que llegase, podríais haber escrito vuestra propia canción, mitad tus gustos, mitad los suyos, y cantarla a grito pelao hasta superar el sonido de los truenos. Pero si soltó tu mano sabiendo que quedaría al otro lado...quizá sea porque esa canción debas escribirla tú solo, para ti.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Mitad y mitad sería como pretender la igualdad, y tal cosa no existe. Siempre hay una parte que da más que la otra. O menos, según se mire. ;)
EliminarMuchos nos identificamos con tal acontecimientos pero pocos sabemos expresarnos con tanta sinceridad.
ResponderEliminarHola, Gregorio. Bueno, dado el anonimato que ofrece un blog, es bastante fácil expresar sinceridad. En vivo y en directo creo que cuesta más. :)
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