Parece mentira, pero tú y yo ya hemos sobrepasado la cincuentena. Ya hemos recorrido, a veces juntos, otras separados, más de la mitad del camino, con algunas heridas y no pocos disgustos. Supongo que como yo, poco o mucho y sin venir a cuento, los recuerdas a todos.
A Mariano, que poco después de pagar sus deudas y de jugar su última partida al dominó, aparcó la moto en el arcén de la variante que bordea el pueblo, y en el punto más alto se arrojó desde los más de cien metros de altura que lo separaban del suelo.
A Xavi, cuando pretendió colgarse de la baranda del balcón. Vi en tu cara que te horrorizó más el que la cuerda se partiera y muriera roto contra el suelo, que no el acto en sí.
Al hermano de Juan, cuando se lanzó al vacío desde la ventana de su habitación. Nunca dejó de medicarse contra su trastorno mental grave, y parecía estar en su mejor momento, pero bastaron aquel par de segundos en los que sus familiares bajaron la guardia para cambiar de opinión y acabar.
A Irene, que decidió darse un banquete exprés con todo lo que encontró en el botiquín del lavabo —que no era poco—, hasta lograr una fulminante intoxicación medicamentosa.
Los conocíamos a todos. Sabíamos de sus circunstancias y de sus vidas complicadas, pero nunca imaginamos que, espaciados en el tiempo, elegirían la hora cero.
Resulta increíble, pero tú y yo todavía seguimos teniendo razones para permanecer y sentir el paso de los días. De levantarnos al despertar del sueño y, de vez en cuando, mirar la hora que marca el reloj.
a veces sobreviven los que no se hacen preguntas, los inventores que saben adaptar la realidad a sus sueños...
ResponderEliminarEsa es muy buena, Besauséant. Depende de la pregunta, la respuesta puede ser insoportable.
EliminarTener años nos hace conocer más de un caso triste de personas que por error, equivocación o decision propia han elegido terminar con sus vidas. Duele, pero a veces duele más ver a los padres, hermanos que no se explican como no pudieron hacer algo, es que a veces, ni los mismos que se quitan la vida lo presintieron.
ResponderEliminarmariarosa
Creo que ese tipo de herida ya nunca se cura.
EliminarUna decisión importante, seguro que meditada.
ResponderEliminarBesos.
Estoy seguro de ello, a parte de que hay todo un proceso hasta llegar ahí.
EliminarA veces, el despertar indica que en breve volveremos a soñar
ResponderEliminarHola, Maia. Algunos preferirían no despertar. Y si lo hacen no contemplan el levantarse de la cama.
EliminarLlegó el momento de revisar sus amistades y buscarse gente menos suicida. Digo yo. No sé.
ResponderEliminarMás que amistades, eran conocidos de toda la vida. Tan solo una de mis amistades eligió la hora cero. Pero aún no estoy preparado para escribir sobre ello, si algún día me planteo hacerlo.
EliminarAy, esta gente. Toda esta gente. Toda la de este planeta: ¿todavía no se aburre, todavía no se cansa de estar muriendo cada día? Creí, con esperanza, que se trataba de una moda pasajera, pero al parecer es una tendencia que llegó para quedarse desde que el mundo es mundo.
ResponderEliminarLamento tus pérdidas, Cabrónidas. Aunque sea de conocidos tuyos: el dolor, en silencio, se instala igual en el corazón.
Va un abrazo.
No es que haya lazos afectivos por medio, pero claro, son pérdidas que también golpean. Gracias.
EliminarPrimera causa externa de muerte en España desde hace años. Por suerte hace años que nadie en mi entorno lo intenta, pero en mi día a día, de vez en cuando alguien se tira a las vías y lo consigue.
ResponderEliminarUn abrazo.
Recuerdo un dato del 2019 que decía que en todo lo ancho y largo del mundo hay un intento de suicidio cada cuarenta segundos, con un alto porcentaje de éxito. Imagina...
EliminarQué facil es a veces no ver ninguna salida más que la hora cero. Y qué miedo da eso.
ResponderEliminarSpeedy
Sí. Debe ser el momento más oscuro que puede experimentar un ser humano.
Eliminar