Klaudyna era una preciosidad de cautivadores ojos azules y parca en palabras, criada en un bonito pueblo al sur de Rumanía, ajena a los turbios negocios de su padre. Aquella noche bebió más que los peces del villancico, hasta el punto de que su engañosa timidez se esfumó en favor de un huracán en absoluta desinhibición. Nunca había visto nada igual. Cuando soy yo el que bebe de más, acabo suplicando a las camareras que me pongan las tetas en la cara. Klaudyna, en cambio, estaba en un nivel superior.
En medio de la pista de baile, cual demonio con apariencia de diosa joven, Klaudyna se humedecía los labios, contoneaba la pelvis con obscenidad, se acariciaba los pezones y besaba con ardor sin distinción alguna, a cualquier forma de vida que osara rondar su espacio vital. Yo estaba tan intranquilo como convencido de que la situación se estaba descontrolando, por lo que decidí llamar a los hombres de Dragosi antes de lo acordado.
Con algún que otro forcejeo, conseguí acomodarla en un sofá, al lado de un holandés de mandíbula desencajada que, de haber podido, le hubiera relamido con fruición los sudorosos sobacos. Fui al guardarropa a por nuestras prendas de abrigo y cuando regresé, pasados tres minutos, en el sofá solo encontré al holandés con su grotesca manifestación de bruxismo inducido, incapaz de pronunciar palabra.
Hostia puta, mierda y joder. klaudyna había desaparecido y los hombres de Dragosi llegarían de un momento a otro. Pensando en iniciar una nueva vida en el Punto Nemo, salí del club como una manguera de aire, cuando de pronto, ya en la calle, un par de matones del Gran Jefe me interceptaron a la carrera, elevándome del suelo de forma gradual hasta que me vi corriendo en el vacío. Y así me llevaron hasta el coche, aparcado a unos quince metros de distancia, ante la atónita mirada de la multitud trasnochadora que ocupaba las aceras.
Al cabo de media hora de trayecto, volvía a estar en la mansión de Dragosi, ante su gélida mirada, que parecía caer sobre mí desde todas direcciones, aplastándome. A sus dos preguntas sólo pude responder que no sabía dónde estaba su hija, y que sí sabía lo que eso significaba. De modo que ordenó que la poda escrotal se realizara en el piso que me tenía cedido. Yo me vine abajo porque, aun estando seguro de que él activaría un dispositivo de búsqueda, al margen del resultado, también lo estaba de que mis testículos se iban a quedar en manos de la mafia rumana como dos huérfanos desvalidos, por lo que regresaría incompleto a mi Cataluña natal, en calidad de eunuco y con voz de castrato.
Con eso negros pensamientos martilleando mi cabeza, llegamos al tramo final. Detrás de mí, el Gran Jefe ordenó a su par de matones que me dejaran en el suelo para que yo pudiera abrir la puerta. Por más que me palpé no encontré las llaves, así que, no sé cómo, en algún momento de aquel embrollo también las perdí. Dragosi gruñó y sus matones tiraron la puerta abajo. Y ahí, al otro lado, estaba Klaudyna recién duchada, con el largo cabello todavía húmedo, saboreando sin el menor atisbo de sorpresa un plato rebosante de mis cereales chocolateados.
En ese mismo segundo de reconocimiento, me lleve las manos a mi comprometido escroto en un gesto instintivo de esperanza; los dos pétreos matones de Dragosi se quitaron las gafas de sol, no fuera aquello una ilusión; y este último, cual hábil prestidigitador, hizo desaparecer la cinta de cuero de sus manos enguantadas.
Aun vestida con una raída sudadera que sobrepasaba tres veces su talla, Klaudyna seguía resultando arrebatadora. Nos dirigió una mirada en la que se concentraba el peso de una intensa resaca. Pero fue a mí a quien sonrió como el sol a la mañana y guiñó un ojo cómplice, cuando alzó la mano e hizo tintinear las llaves del piso. Dragosi volvió a gruñir y yo no pude más que convencerme, de que si bien nunca hay que hacer tratos con el diablo, cuando menos te lo esperas a veces va y se pone de tu parte.
Bueno, no llegamos hasta Abierto hasta el amanecer pero por poco... Klaudyna tiene algo de Santanico Pandemonium pero sin serpiente. Todo acabó bien por el momento, incluso con los Blues Brothers y Dragosi. Pudiste conservar tus partes a salvo, y ganarte el beneplácito de la tigresa. Esperaba más sangre, no obstante :))
ResponderEliminarNo, mejor se la dejamos a Tarantino.;)
EliminarMe preparaba para retirarme, beber algo y ver una película cuando vi tu actualización; y aquí estoy =)
ResponderEliminarAlgo sádica la chica, o quizás solo traviesa, pero seguro te tenía afecto, ¿qué hay detrás del guiño?
Bien que hayas conservado a tus roomies; ya podrán estar tranquilos =)
Por el momento me he escapado, pero nada comparado con lo que tiene que venir.;)
EliminarDragosi sabía que el trabajo iba a resultar difícil.
ResponderEliminarBesos.
Sí, me conoce demasiado bien.:)
EliminarAunque con tintes macabros, predomina lo caricaturesco y jocoso y ya lo siento por el peligro que corre esa parte tan estimada del protagonista, pero no he parado de reír. Eso sí, que tenga cuidado con Klaudyna que esta consigue todo lo que se propone.
ResponderEliminarCelebro que hayas disfrutado.:)
EliminarEspectacular embrollo, eres un artista peliculero de alto nivel xd si tuviese pasta y ambición de vivir, te contrataría como guionista.
ResponderEliminarJajaja, gracias Kiffi. Ese es un elogio de altos vuelos.;)
EliminarDesde Hammet hasta Chandler le podían haber hablado de las dificultades de estos trabajos de canguro y de cómo siempre uno se juega los genitales. Tengo ganas de saber si el diablo seguirá así de amable para la próxima.
ResponderEliminarSí, cuando te das cuenta, ya es tarde y todo es mala o buena suerte.
EliminarUna vez salvadas (de momento) tus partes nobles, ahora me inquieto por el devenir del holandés bruxístico.:))
ResponderEliminarCreo que el holandés debería dejar de consumir según que substancias.:))
EliminarNadie que coma cereales chocolatados puede ser tan malo...
ResponderEliminarCierto. En el fondo, somos unos buenazos.
EliminarQué bueno. Tenía el fuerte presentimiento de que tus partes nobles al final iban a salvarse, pero al mismo tiempo ese desenlace me ha sorprendido totalmente. Y tiene su lógica (en parte), que Klaudyna vuelva al apartamento. No me queda otra que felicitarte y también darte las gracias por compartir esta increíble historia.
ResponderEliminarKlaudyna... toda una explosión de sensualidad, sexualidad, erotismo, belleza, desinhibición, como bien dices. Incluso puedo relativamente imaginármela, aunque seguro que me quedo muy corto. Pienso que un evento de la naturaleza (ella) de tales características ha de ser casi imposible de parar, ¿no?
También me ha dado que pensar, pese a que se desmadra y a que las pasaste de verdad canutas, que esa explosión y las consecuencias que podrían haberse derivado (el pollo monumental que podría haberse liado en esa sala) podrían haber estado cien mil veces peores.
Hasta la próxima.
Al contrario. Gracias a ti por prestarte a leerla y que además la hayas disfrutado. No hay mayor estímulo.
EliminarBueno, al menos por esta vez has salvado, lo importante ; ) veremos si esta peli tuya, siguen manteniéndonos en vilo, tal cual está haciendo. La chica esta, un peligro, oye! A juego con el padre, claro ; ) Es verdad, enhorabuena!! como guionista no tienes precio. Vamos a por el siguiente capítulo...
ResponderEliminarGracias. Creo que las entradas siguientes están a la altura.;)
EliminarNo me privé de leer los comentarios y coinciden y hasta puede ser que celebren que salvaste algunos detallitos, veo que los tenías preocupados ;)
ResponderEliminarYo creo que ese huracán que lleva dentro Klaudyna no fue la primera vez en escapársele; y que vaya a tu piso, acaso es una invitación¿, me parece que te atrae, ambos se atraen y no sería extraño, si estás rodeada de puros matones y hay un rescatable, el chico lindo que te acompañó a la fiesta y se ve y se sabe diferente, por qué no darle una probadita¿, en el buen sentido.
Al menos tenía las manos enguantadas, así no te contaminarías. También aplaudo que estés completito.
Hay un filón un tanto explotable entre Klaudyna y yo, no lo voy a negar...;)
EliminarEso me queda claro, lo que aun tengo en maridaje es, si cruzaron los límites, la balanza se inclina a favor, no lo voy a negar...;)
EliminarTú protagonista exhibe una especie de cándida tendencia a la auto extinción con la que empatizamos solidariamente. Me gusta la inocencia con la que torea los bajos y mafiosos fondos en los que se mueve. Incluso la resignación a su posible castración transmite ternura. He leído los dos capítulos seguidos y también me gusta el reencuentro con algunos escritores. Veo que mantienes la pluma ágil y diestra. ¿No has pensado en una novela?
ResponderEliminarSaludos
Hola, Matilde. Me alegro de que te guste y consideres que estoy en forma. Por el momento no he pensado en una novela. Aunque sí sé que soy capaz de escribirla, con todo lo que eso conlleva, si para ello dispusiera de las 24 horas del día. Pero también es cierto que muchos han escrito un libro mientras alternaban con su trabajo. No es algo que descarto ni mucho menos. :)
EliminarComo se nota que esta prota te cae bien que le pones un nombre bonito, ¿eh? ¡Injusticia para los demás! jajaja
ResponderEliminarSpeedy
Jajajaja, qué dices. Fiorenzo también es bonito y el nombre de Dragosi impone, ¿no?:)):))
EliminarCuando el diablo sonríe, no hay nada que hacer, solo dejarse llevar.
ResponderEliminarYa sea para bien o para mal.
EliminarY parece que se confirma que la esperanza es lo último que se pierde.
ResponderEliminarNo conocía tu espacio. Creía que no tenías blog, de hecho, y me alegra comprobar que sí.
Un abrazo
Hola. Toda una sorpresa verte por aquí, además de que la alegría es mutua. Así que bienvenida.:)
EliminarBueno, volvió a salir bien librado en este aparte de esta que será una ristra de aventuras de tensión y buen humor. Excelente escritura. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarSí, la suerte me acompaña en el último momento. Genial que te haya gustado y agradezco el cumplido.:)
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