Rulo es un tipo un tanto odioso e irritante. Yo, que lo conozco de toda la vida, sé que también es una buena persona cuando el momento lo exige, y de las pocas que me hacen reír. El otro día me envió un audio de Whatsapp. Decía así:
Eh, qué pasa, Cabroni, aquí el Rulo, el tío que es más cabrón que tú sin entrenarse, jajajaja. Bueno, a ver si algún día compartes en tu muro de Facebook mis enseñanzas financieras de cómo ganar pasta sin currar ni robar. Sí, has oído bien, cabronazo.
También me gustaría que compartieras las experiencias que he vivido con todas esas mujeres que van de sobradas por la vida. Ya sabes, esas flipadas que se creen diosas cuando salen de la peluquería, y resulta que se visten con ropa del Wish y se rocían perfumes de tres euros, jajajaja. Se les olvida que son unas simples cajeras de supermercado, que chillan como verduleras y caminan como un pato mareado cuando llevan tacones, jajajaja.
Oye, el otro día te vi con el Mali en la terraza del bar del Óscar, y me acordé de cuando le vendió el Seat León a aquel moro que traficaba costo. ¿Te acuerdas? El verano aquel que estábamos en Castelldefels. Toda la pasta que sacó se la gastó en drogas y zorras, y ni siquiera se dignó a invitarnos a un mojito, el muy hijo de puta. Por cierto, seguro que no habrás votado a Vox en las elecciones, eh, cabrón, jajajaja.
Bueno, Cabroni, a ver si quedamos y nos vamos a comer algo a un chino, por ejemplo. Que me han dicho que te estás quedando "pillao" con tanto concierto. Ah, pero que no venga el Mali, eh, que me tiene hasta los cojones con sus putas historias de cuando era picoleto.
Pues nada, nene, ya me dirás algo. Venga, que te folle un pez rata y viva la derecha española, jajajaja.