27/3/25

433. Caídas y caídas

    Hay caídas y caídas. Las que hacen reír, por ejemplo, son como las del inspector Clouseau, que hace girar un globo terráqueo mientras explica a sus superiores, muy profesional y engolado, cómo atrapará a un astuto ladrón llamado Fantasma, se esconda donde esconda. Cuando acaba su disertación, se apoya en la bola del mundo que todavía gira, y sale despedido, dándose un tortazo descacharrante.

    Lo mejor del chiste es la fingida dignidad con la que se levanta el inspector, además de la rapidez y como si no hubiera pasado nada. Como es natural, sucede en una película y nadie se lastima, aparte de que es difícil romperse algo cuando te caes desde tu propia altura, deportistas y osamentas de la tercera edad al margen. Por eso da risa, y porque el personaje, ya sea interpretado por Peter Sellers o Steve Martin, se da al disimulo, alisándose la gabardina a fin de recuperar la compostura e ignorando lo sucedido.

    Las víctimas reales de una caída leve también hacen reír. De hecho, las he disfrutado en cuerpos ajenos, conocidos y desconocidos, y sufrido en el propio. Y también, como en el cine, algunos disimulan con más o menos azoramiento o dignidad. Pero hay otras caídas, como las anímicas, que no siendo físicas, son las más dolorosas. Aquellas que, por la razón que sea, nos hieren el corazón y nos abren una grieta en el alma, colocándonos al borde del precipicio o bien en un oscuro túnel sin final.

    Si te caes y te rompes algún hueso, no tienes más que acudir al hospital y hacer acopio de paciencia y resignación. Eso lo sabemos todos, aunque nunca nos hayamos roto uno. Pero si lo que ha caído hasta quebrarse ha sido tu espíritu y con él tus emociones, por mucha ayuda y bienintencionada que sea, ahí solo estás tú y nadie más.

    He conocido a quienes, transitando por el mismo camino en las mismas circunstancias, han logrado levantarse y salir de la oscuridad, y quienes han fracasado por mucho que lo intentaron hasta dar con un final trágico. Con todo lo que sabemos sobre la mente y naturaleza humanas, creo que nunca lograremos desentrañar ese misterio. Y tampoco creo que haya que darle muchas vueltas. 

    Por obvio que suene, no hay más que aceptar que hay daños y desajustes más allá de lo físico, innatos o provocados, del todo irreparables y con los que es imposible convivir.

 

 

32 comentarios:

  1. Escuché a una mujer decir que, de su marido prefería un golpe físico a uno emocional, que el golpe duele; y pasa; y el otro puede ser permanente.

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    1. Así es, Maia, así es. Ese hombre sabía de lo que decía.

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  2. En las caídas anímicas donde se sufre hay que pedir ayuda especializada y si es necesario tomar algo que lo haga soportable, por más que seamos reacios a ello.
    Espero que estés bien
    Besitosss

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    1. Sí, por supuesto. Aunque a veces ni con esas, siquiera. Pero estoy bien, lopillas. Esta entrada no es más que una reflexión que llegó a medianoche, entre el día que muere y el que nace. :)

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  3. escribí hace mucho que la vida era lo que pasaba entre un golpe y el siguiente, cada golpe nos va hundiendo un poquito más hasta que llega el definitivo, el que te hunde de verdad. No podemos juzgar las batallas ajenas, a cada persona le hunde una cosa diferente.

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    1. Desde luego que me intriga ese punto diferenciador entre los que consiguen salir del pozo y los que no, cuando están por lo mismo en el mismo pozo.

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    2. He reflexionado mucho sobre eso, algunas personas logran salir de la selva con algo valioso entre las manos (una historia, un aprendizaje) y otras, en cambio, se quedan atrapadas allí.. un poco de azar, un poco la experiencia previa. Asusta el papel del azar en nuestras vidas, ¿verdad?

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    3. Vaya que sí, Beauséant. Esos factores tan determinantes como imprevisibles, que marcan el triunfo o la derrota.

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  4. Te entiendo, Cabrónidas. El dolor físico es solo eso, se cura y se olvida, entre comillas, claro, depende del golpe no vuelves a subirte a un ‘’tobogán’’ ni de broma.
    Pero el de dentro, se solidifica como cemento, ese es el complicado, porque la brecha nunca se cierra del todo, siempre queda algún poro, épocas en las que estará más apaciguado, pero de repente regresa. Hay fracturas que el tiempo no sana, solo debemos aprender a convivir con ellas, y saber utilizar las herramientas adecuadas para no caer en ese agujero.
    Opino que, si uno necesita ayuda, debe pedirla, somos humanos, complejos y heridos, y no pasa nada, todos de algún modo convivimos con nuestros propios demonios.
    Abrazos.

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    1. Desde luego. Una vez leí en no sé dónde algo así como que a veces, la mayor fuerza reside en reconocer la necesidad de ayuda y buscarla.

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  5. Hola, pues sí, los golpes del alma son mucho más duros, por desgracia. De las heridas físicas te recuperas, pero de las morales también, pero pasa más tiempo.
    Un abrazo. :)

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    1. O, más que recuperarte de ellas, consigues convivir con ellas. otro para ti.:)

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  6. Hay daños permanentes del espíritu que se llevan por dentro, pero se puede intentar afrontarlos y encontrar al menos una reparación: el paso del tiempo que podría cicatrizarlo. Lo malo sería que el tiempo no tuviera efecto terapéutico. Entonces habría que recurrir a analizar el pasado y entender los porqués. Pueden intentarse soluciones, alguna habrá que no fracase del todo.
    Buena reflexión.

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    1. Buenas, Marcos. Sí, eso sería lo suyo, pero cuando estás ahí, en ese mundo asfixiante y oscuro... Quizá es que el instinto de supervivencia no es el mismo en unos o en otros. A saber...

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  7. Hola. Interesante reflexión. Desde luego, las heridas anímicas o emocionales son más difíciles de curar, sobre todo cuando son profundas. No creo mucho en eso de que "el tiempo lo cura todo". Cura lo superficial, lo leve, pero lo grave no se cura por sí solo, si quien lo sufre no toma cartas en el asunto y busca ayuda.

    Por otra parte, el motivo por el que hay personas que salen del pozo y otras no, aunque sea el mismo pozo. Pienso que puede ser, porque las personas no somos billetes de 5 euros, no somos todas iguales. No todas tenemos la misma capacidad intelectual, ni la misma resistencia emocional, ni la misma inteligencia, ni la misma capacidad de gestionar los golpes de la vida. En fin, somos seres complejos.

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    1. Sí, poseemos los mismos mecanismos mentales y orgánicos, pero no hay dos humanos completamente iguales en la forma de ser.

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  8. ¡Buenas, compañero!
    Tu texto me ha dejado pensando en algo que no siempre se dice: que no todas las caídas anímicas tienen forma de túnel o precipicio. Algunas son más traicioneras, más silenciosas. Se parecen a caminar por una llanura donde un día te das cuenta de que todo pesa más, pero no sabes cuándo empezó.

    Me gusta cómo contrastas la dignidad fingida del Inspector Clouseau con esa otra dignidad que algunos intentan salvar después de una caída del alma. Pero hay una diferencia brutal: en la comedia, levantarse rápido disimula; en la vida real, a veces ese gesto solo sirve para que nadie moleste… no para estar mejor.

    Y sí, hay quien logra salir y quien no, aunque el escenario sea el mismo. Es algo que cuesta aceptar, porque desmonta muchas frases de autoayuda y verdades de calendario.

    ¡Un abrazo!

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    1. Has dado en uno de los clavos, Tarkion. Esas frases tan floridas y los libros de autoayuda, por buena intención que tengan, no son tan útiles como se pueda pensar.

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  9. Hola Cabronidas por desgracias de las caídas anímicos es mucho más difícil salir, a veces no se sabe ni que camino es el adecuado, hay quien lo logra, aunque siempre quedan fisuras y hay quien no.
    Un abrazo.

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    1. Así es, Dakota, que será eso que determina, en esos casos, el que lo logra y el que no. :)

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  10. Lo de aceptar es más difícil en la práctica que en la teoría. Sabemos la solución pero la caída anímica nos impide ponerla en marcha. Luego la subjetividad que hace que para unos un tropezón físico sea un drama y para otros una gran caída con lesiones es perfectamente asumible y se crecen más. En lo anímico también, pero discrepo en que para un hueso roto vas al hospital y para una fractura anímica no haya solución. La depresión es una enfermedad y como tal se puede combatir y superar. Para mi el problema es que no tenemos ninguna asignatura en el cole de “superar adversidades” , de relativizar los problemas, de enfocarnos en la realidad y adecuadamente; de entender la vida y aceptar que vivir conlleva cosas buenas y malas, y hay que saber aceptar la mochila completa. La resiliencia es muy importante y la proactividad para resolver problemas también, aunque para caer en el pozo no haga falta ninguna causa externa concreta basta con que tu mente así lo crea. En fin, es difícil, pero se puede y si estas bien preparado mucho mejor. Un abrazo

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    1. No digo que no haya solución para ninguna fractura anímica. Ya dejé reflejado que algunas personas lo consiguen, y otras no. Y tampoco es que me refiera a una depresión, que no es más que una enfermedad más de la mente. Yo iba más, aunque de pasada, cuando un grupos de personas sufren un accidente de avión mueren, o se pierden en la selva, en la montaña, y de esos grupos no todos regresan. Hay cientos de casos. Pero que hay fracturas con las que es imposible convivir, es un hecho. Yo lo he visto, por desgracia, y qué raro, apenas se habla de ello. Otro para ti. :)

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    2. Tienes razón, esas son unas experiencias realmente traumáticas. Feliz fin de semana

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  11. Creo q la buena o mala gestión de las caídas , físicas y/o emocionales , como cualquier circunstancia adversa de la vida depende fundamentalmente de cómo las encare cada uno... Para empezar cómo te pilla ( física y emocionalmente), las habilidades emocionales y o características biológicas que se tengan, si se cuenta o no con colchón familiar, social y/o profesional, por último el factor suerte..q tb interviene. Un abrazo y q nadie se resbale este finde : )

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    1. Sí, la suerte, buena o mala, está ahí, esta ahí. Capitana sagrada de nuestros pasos, tan por encima nuestro que no podemos ni verla. :)

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  12. Y las peores son aquellas que no están provocadas por algo concreto como una tragedia o una pérdida. De esas, tarde o temprano, uno vuelve a levantarse. Pero a veces uno se levanta por la mañana y siente una tristeza de alma, te ves impotente, indefenso, débil, desmotivado... No encuentras razón para ello y hasta te echas la culpa por sentirte así pese a que objetivamente no tengas nada de lo que quejarte. Levantarse de esas caídas precisa no solo de tiempo, sino de una profunda comprensión de uno mismo. Saludos

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    1. Hola, David. Es muy interesante, y creo que esclarecedor, ese dato que apuntas al final de tu comentario. Creo que para lograrlo se necesita toda la vida para ello, e incluso así quizá nos faltaría tiempo.

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  13. Sé de un niño cuya caída fue tan fuerte que no pudo salir de ella más que poniendo una soga al cuello.

    ¿Qué cosa tan cruel puede hacer que un niño se suicide?

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    1. Hola, Malquerida. Los niños son el material humano más vulnerable. Aquí, en este país de cabreros (España), también tenemos tristes episodios de gente muy joven eligiendo ese final.

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  14. Caídas y recaídas. Mejor no tocar ese tema pues tengo una colección importante de ambos conceptos.

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  15. No sé por qué quedé como ''Anónimo'' en el anterior comentario. Sea como sea, lo saludo y espero no se caiga :)

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  16. Lo peor es cuando ves que una persona querida cae y vuelve a caer en un pozo y no sabes cómo ayudarla a salir de él...

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