Se acabaron las vacaciones, ya sabes, ese breve espejismo de libertad con fecha de caducidad. De nuevo vestir el uniforme de esclavo. De nuevo la obediencia, la sumisión y el sometimiento del corazón y el espíritu. Otra vez supeditar la vida a un horario y un calendario. Otra vez renunciar por falta de tiempo. Otra vez tener que aguantar a gilipollas y gilipolleces.
Gracias a todos: burguesía, política, capitalismo, religión, Gran Hermano... Gracias.
Gracias por servirnos una variada macedonia de mierda multicolor en alta definición y en pantalla panorámica con la que poder entretenernos. Gracias a los del alzacuellos por ofrecernos algo en lo que creer. Gracias por una policía que protege y sirve apalizando al manifestante y disparando al negro. Gracias por una prensa imparcial, plural y honesta, que me recuerda una y otra vez que cualquiera no afín al régimen votado es muy malo. Gracias por un cuarto poder amarillista que siempre me informa de lo que de verdad importa.
Gracias por el inmejorable funcionamiento de vuestra justicia: los de Alsasua son terroristas y tienen que estar encarcelados y Julian Assagne es una amenaza internacional. Gracias también por vuestra refinada cleptocracia. El emérito os lo agradece desde algún lujoso lugar donde morirá de viejo e improductividad, riéndose de puta España, de sus putos patriotas y de todo dios.
Su hija absuelta también os lo agradece desde Suiza, mientras se pajea con una sonrisa de oreja a oreja a la espera de que llegue su honrado marido loco de abstinencia y la cubra de deseo, que se ve que tiene que pasarse seis años en la cárcel. Sí, claro. Gracias.
Pero sobre todo enhorabuena.
Enhorabuena por una trampa secular tan bien elaborada y duradera en la que todos hemos caído. Enhorabuena por lograr que nos creamos que es imposible salir de ella y que os necesitamos. Enhorabuena por conseguir que creamos que nunca podremos darle la vuelta a todo vuestro gran chollo. Enhorabuena por conseguir que nos matemos a hostias siglo tras siglo mientras vosotros miráis desde lo alto de la pirámide. Enhorabuena por convertirnos en una masa adocenada, cobarde y acomodada en su propia mierda.
Gracias y enhorabuena, hijos de puta.